TERRORISMO
“Evacúen, que esto no es un chiste”
Esta fue la frase que usó el terrorista que avisó del petardo que, cinco minutos después, estalló en una oficina del centro financiero de Bogotá.

Era un día normal en la oficina de la AFP Porvenir en la calle 72 con carrera 10, pleno centro financiero de Bogotá. Como de costumbre y pasadas las 3:00 p. m., los usuarios entraban y salían para realizar trámites y de esta manera resolver los asuntos propios de las pensiones, pero una llamada telefónica rompió la tranquilidad del lugar.
Una voz al otro lado de la línea le dijo al encargado de la sucursal que evacuara el local porque un explosivo estallaría allí en cinco minutos. Se trataba de una caja que estaba envuelta en papel regalo, puesta cerca al módulo de información.
Unos segundos después una segunda llamada hizo que el encargado de la oficina se tomara la declaración en serio. “Evacúen, que esto no es un chiste”, dijo un hombre al otro lado de la línea.
De inmediato, y sin generar zozobra, se lanzó la alerta. Todos los empleados y usuarios de la entidad salieron y caminaron más de cien metros para esperar y resguardarse de la explosión o regresar en caso de que se tratara de una falsa alarma.
Un vendedor ambulante que tenía su puesto en frente de la entrada del local vio cómo, de repente, la gente corría. “¡Hay una bomba!”, gritaron algunos. El comerciante se sumó a quienes buscaban un refugio. Tras la explosión le dijo a un vecino encargado de un local comercial: “Estoy vivo porque Dios es grande”.
En la calle dos policías miraban hacia adentro y arriba del edificio, ellos también tenían la información de que existía un paquete sospechoso y estaban en las primeras labores para determinar si en realidad era un explosivo.
Los que salieron, además de los transeúntes y los curiosos, vieron cómo desde adentro de la oficina una onda expulsó hacia todos lados algunos muebles, los vidrios y hasta el letrero de la entidad que terminó en el piso.
La detonación ensordeció y aturdió a las víctimas quienes luego vinieron el humo y el polvo invadían el lugar. Todo era caos, gritos de auxilio. Luego las sirenas de la ambulancias y los carros de bomberos aparecieron para confirmar que lo ocurrido era real.
Uno de los siete heridos, que se identificó como Andrés Casas, le contó a Semana.com que él caminaba por la acera cuando sintió el estruendo que lo tumbó al piso. “Eso fue en un instante”. El hombre, de 30 años, sufrió una cortadura en la cara y otra en un pie. Nada de gravedad.
Llamadas
Al lugar llegaron las autoridades para conocer del caso, y la secretaria de Gobierno, Gloría Flórez, confirmó que otro petardo había sido puesto en la calle 13 con carrera 46, en el sector de Puente Aranda. El hecho se presentó también en una oficina de Porvenir, allí sólo hubo un herido.
“Hay un modus operandi en estos dos atentados: llamaron y alertaron a las oficinas de Porvenir para no afectar a los ciudadanos”, dijo la secretaria de Gobierno. Incluso ante la alerta todas las sucursales de la AFP en Bogotá fueron evacuadas.
Mientras tanto, el comandante de la Policía Metropolitana, general Humberto Guatibonza, señaló que tras las explosiones “se iniciaron las investigaciones para identificar el tipo de explosivo y los autores”. Por ahora hay una sospecha de que fue el ELN.
Lo más grave es que quedó en el ambiente la sensación de que los atentados terroristas pueden regresar a la capital.