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La conspiración de la mafia desde la cárcel

Tres hombres, dos de ellos grandes capos, lideran una conspiración desde la cárcel para atacar y desacreditar a quienes los capturaron. Esta es la historia.

3 de mayo de 2019
Alias Platino (Izquierda) y alias Reseco (Derecha). | Foto: Fotomontaje / SEMANA

Todos fueron capturados el año pasado y están pedidos en extradición. Aunque están recluidos en diferentes cárceles eso no ha sido impedimento para que emprendan una conspiración criminal con el fin de vengarse y enlodar a los uniformados que los capturaron y los fiscales que los judicializaron y lograron enviarlos a prisión. Los protagonistas son poco familiares para la mayoría de los colombianos, pero sus alias son ampliamente conocidos en el mundo del narcotráfico y el crimen organizado: Platino, Reseco y el Mayor.

En las ultimas semanas agencias antinarcóticas extranjeras detectaron que estos tres personajes, por medio de supuestos abogados y sus lugartenientes, empezaron una macabra campaña que comprende el envío de anónimos a entidades y medios de comunicaciones relacionando a policías y fiscales con falsos actos de corrupción. Las agencias también han detectado que han llegado a pagar a funcionarios para que eventualmente sirvan de testigos para enlodar a quienes los pusieron tras las rejas.

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Estos tres hombres no son personajes menores en el crimen organizado. Platino ingresó a las antiguas AUC a comienzos de los años noventa. Desarrolló su carrera criminal en las filas paramilitares, pero logró trascender no por cuenta de su destreza con las armas, sino por su habilidad para comercializar cocaína. Capturado en 1999, a los pocos meses lo rescataron a sangre y fuego de la cárcel de Quibdó.

Entró a formar parte del Clan del Golfo bajo el mando de Dairo Úsuga, alias Otoniel, en un negocio rentable para todos. Platino se convirtió en el mayor comprador de cocaína dentro del país. Negociaba los cargamentos con todo tipo de narcos y grupos en todo el territorio. Los llevaba a las zonas de acopio bajo control del clan y allí alistaba los envíos en grandes cargamentos de varias toneladas. Otoniel cobraba una parte por usar sus rutas al tiempo que también enviaba alijos. Los demás narcos le pagaban a Platino por despachar la droga. En el bajo mundo es bien conocida la historia de cómo secuestró a otro capo, alias Nolasco, quien le debía 90 millones de dólares por un envío de droga que se negó a cancelar.

En los grandes decomisos de droga que se hicieron en los últimos años las autoridades descubrieron más de 50 marcas diferentes en esos cargamentos, lo que identifica a cada uno de sus dueños. El común denominador que tenían todos es que habían negociado y entregado su droga a Platino, lo que revela su importancia. Varios mafiosos no dudan en afirmar que entre el 50 y el 70 por ciento de la droga que se mueve en Colombia pasó por las manos de Platino, quien a su vez la vendía a sus socios, los carteles mexicanos. Su carrera criminal terminó en marzo del año pasado cuando fue capturado durante la operación Agamenón.

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Casi igual de importante es alias Reseco. Este personaje alcanzó cierta relevancia nacional a comienzo de 2019 cuando, después de ser capturado en cerca de Carepa, la fiscalía reveló que este capo llevaba ocho meses viviendo en el mismo conjunto residencial del alcalde de Medellín. El narco logró pasar desapercibido como vecino del mandatario local, al tiempo que era uno de los mayores coordinadores de envió de cocaína para el Clan del Golfo, organización a la que pertenecía desde hace años.

El último personaje de esta venganza mafiosa es un ex oficial de la policía que trabajaba para el Clan, en donde lo conocían con el alias del mayor, rango que alcanzó antes de ser capturado el  25 de noviembre de 2017. Este exuniformado traicionó a sus compañeros y era el hombre encargado de usar su cargo en la policía para movilizar a segundo comandante del Clan del Golfo, Luis Orlando Padierna, alias ‘Inglaterra‘, quien murió en enfrentamientos con tropas de la operación Agamenón.

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Fuera de prestarse para movilizar a los capos, el Mayor también era el enlace de esa estructura criminal para la adquisición de armas de corto y largo alcance. Estos elementos bélicos fueron utilizados para atentar contra integrantes de la Fuerza Pública en el marco del plan pistola ejecutado por el Clan del Golfo en contra de los uniformados en la zona el Urabá. En estas acciones fueron asesinados 25 policías. 

Estos son los tres personajes que tras las rejas hoy lideran esa campaña de venganza criminal. Lo que tal vez desconocen es que las agencias antinarcóticos y la propia fiscalía ya saben de sus planes y quiénes los están ayudando.

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