CONTROVERSIA
Cara a cara entre Enrique Gómez y Horacio Serpa
María Jimena Duzán entrevistó a Enrique Gómez Martínez y a Horacio Serpa Uribe sobre el tema del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. Estas son sus versiones.
Enrique Gómez Martínez
María Jiimena Duzán: Fernando Botero dijo que el asesinato de Álvaro Gómez es un crimen de Estado. ¿Cuáles son las pruebas que según usted convierten a Horacio Serpa y al expresidente Samper en instigadores del crimen?
Enrique Gómez Martínez: Ernesto Samper y Horacio Serpa tienen una amistad íntima con Ignacio Londoño. Hemos reunido evidencia judicializada en Colombia que acredita esa relación desde antes de la campaña. Eso ha sido ratificado por William Rodríguez en su libro y en su declaración en el proceso muestra el compromiso de Samper y Serpa de negociar la política criminal a favor de estos carteles. Rasguño afirma haber presenciado episodios en los que se planeó el homicidio. ¿Quién más ha ratificado eso? Figuras del Cartel del Norte del Valle, como Diego y Juan Carlos Montoya, detenidos en Estados Unidos; Gordolindo y Berna en las autodefensas y Mancuso. Danilo González confesó haber cometido el crimen. Y era el jefe militar del Cartel del Norte del Valle.
M. J. D.: ¿Y cuál habría sido el provecho para Samper y Serpa?
E. G. M.: Según Fernando Botero, él participó con Serpa y otros del gobierno en el diseño de una estrategia enfocada a distraer la opinión con un evento que traumatizara el país y enfriara la crisis. Según Rasguño, la razón era que Gómez podía liderar un movimiento que llevara a Samper a renunciar. Fue el primer periodista en pedirlo. Un tercer motivo, que condujo a la muerte de Lorena Henao, y me duele decirlo, fue culpa mía.
M. J .D.: ¿Por qué?
E . G.M.: Fui imprudente y permití que la información le fuera divulgada al fiscal general Montealegre y a su vicefiscal Perdomo. A través del clan Henao supimos el motivo táctico que condujo a algunos conservadores en la Cámara a negarse a aceptar la plata que les ofrecía Nacho. El representante Chavarría alcanzó a decir que si votaban por la absolución del presidente, Álvaro Gómez iba a destruirlos políticamente. En su desespero, ante la imposibilidad de reunir los votos para la primera absolución en la Cámara, se decidió eliminar a Gómez para obtener los votos que el 15 de diciembre, después de la muerte, absolvieron a Samper del proceso 8.000. Todas estas pruebas están en la Fiscalía pero el ente se niega a acusar y no quiere ir a juicio.
M. J. D.: Las relaciones entre Gómez y Samper eran más o menos buenas. Miguel Gómez, su hermano, era el vicecontralor y Daniel Mazuera ministro. También se dice que Miguel Gómez conocía a Ignacio Londoño. ¿Por qué asesinar a un aliado político?
E. G. M.: Es más profundo el recuento de Botero de cómo Samper busca dividir al conservatismo: le da una cuota de poder a Álvaro Gómez, nombra a Rodrigo Marín y a Daniel Mazuera y ordena que Botero monitoree a Gómez para mantenerlo bajo control. Y cuando se analizan los editoriales de Álvaro de mayo de 1994 hasta su muerte, es claro que tenía una actitud pasiva. Escribe que hay que esperar que se evalúen las pruebas contra el presidente. Pero cuando los narcocasetes se van decantando, Gómez cambia su postura. Llega al máximo de indignación cuando declara Santiago Medina. En ese momento pide su renuncia.
M. J. D: ¿Cree que la Justicia va a investigar las pruebas que ustedes han recabado?
E. G. M.: Creo que Nacho va seguir libre. Hemos preguntado a muchos fiscales por qué José Ignacio Londoño es un intocable en Colombia. Se lo volvimos a preguntar a Montealegre la semana pasada y nos llevamos una sorpresa: en esta entrevista María Victoria Parra, fiscal delegada, nos confesó que ella se atrevió a citar a Nacho jugándose su vida. Londoño debe estar preso porque ha sido acusado por muchísimas personas de gestor de corrupción y de ser la persona que trajo la razón de Samper y Serpa a Orlando Henao para que cometiera el homicidio de mi tío. A Londoño se le ha acusado formalmente de asesinar parientes de testigos, y creo que está involucrado en el homicidio de testigos. Su libertad es un riesgo a los testigos e imposibilita el avance de esta investigación.
M. J. D.: ¿Cómo salieron de la reunión con el fiscal?
E. G. M.: Estamos muy tristes porque nos confirmó que este caso está prescrito. Quiero agregar que el conocimiento que tuvo mi hermano en 1994 con Nacho en un almuerzo fue casual. De resto, todo lo que dice Nacho es falso.
M. J. D.: Enrique Santos Molano en un libro revive la hipótesis según la cual los autores del asesinato fueron los militares y dice que el conspirador no fue Álvaro Gómez, sino su hermano, Enrique.
E. G. M.: Debemos cargar esa iniquidad por la cual ahora los imputados buscan construir la tesis de que Gómez murió por culpa de su hermano. Mi padre ha buscado la justicia y la verdad incesantemente. Le recuerdo lo que dijo el tribunal que tumbó la tesis de los militares: que el tal complot no se pudo probar. Pero también me remito al artífice de la tesis del complot, Romel Hurtado, y oigamos sus declaraciones antes de ser asesinado: nunca hubo un golpe de Estado y nunca conoció de la existencia de una conspiración contra Samper. Esa fue una cortina de humo de Horacio Serpa.
Horacio Serpa Uribe
María Jimena Duzán: La familia Gómez lo señala de ser el instigador del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado junto con el presidente Samper. ¿Qué les responde?
Horacio Serpa: Que nada es cierto. Que eso es absurdo. Una familia que fue tan perseguida por los comentarios, ahora ha terminado acusándonos a nosotros, que somos inocentes. Ellos tienen la tesis encaminada por las declaraciones de Rasguño, en el sentido de que la persona que usaron para instrumentar el asesinato fue Ignacio Londoño. Dicen que él mandó la razón para que Orlando Henao asesinara a Gómez y que nosotros habríamos sido los instigadores.
M. J .D.: Usted ha aceptado conocer a Londoño. ¿Cuál es su relación con él?
H. S.: A Ignacio Londoño hijo lo conocí porque fui amigo del papá, un señor muy conocido en los ambientes políticos. También conozco a la mamá, a Jesusita, que fue alcaldesa de Cartago, miembro del Congreso. A Ignacio hijo lo conocí porque él participaba de la actividad política. Nosotros nos lo encontrábamos en algunas oportunidades durante la campaña de Samper. No tengo nada que ocultar sobre eso. Aunque algunos medios nos pintan como si fuéramos grandes amigos, debo decir que nunca intimé con él.
M. J. D: Hay una reunión, que señala María Isabel Rueda en una de sus columnas, realizada en Casa Medina durante la campaña de Samper, a la que habría asistido Londoño en compañía de Víctor Patiño Fómeque. ¿La recuerda?
H. S.: He oído esa versión muchas veces. Esa comida existió, se hizo, fue muy promocionada porque era para recaudar recursos. Fue gente importante, dicen que fue Patiño con otro nombre. Pero yo no fui.
M. J. D: Dicen que en esa comida Patiño Fómeque habría aportado a la campaña 100 millones de pesos.
H. S.: Pero es que no fui a esa comida y como no estuve, no le puedo decir qué pasó.
M. J. D.: No solo Rasguño asegura que usted y Samper fueron los instigadores. Esa tesis las confirman otros testimonios dichos por Berna, Mancuso y HH.
H. S.: Que yo sepa ninguno de los nombres que usted menciona me acusa a mí. Rasguño sí. Es un bandido, un narcotraficante, un tipo que a las autoridades les dijo que su profesión era delincuente. Él dice que escuchó a Carlos Castaño -muerto-, decirle a Henao, -otro muerto-, delante de Efraín Hernández, -tambien muerto-, que el Cartel del Norte del Valle era el responsable del asesinato de Álvaro Gómez y que una persona, el abogado Londoño, había sido el enlace entre nosotros y el cartel. Rasguño también dice que escuchó a Hernández y al Hombre del overol decirle a Castaño que como no pudieron sobornar al doctor Gómez resolvieron asesinarlo porque si tumbaba a Samper, quedaba de presidente y los podía extraditar. ¿No le parece curioso que Rasguño nos eche semejante agua sucia, pero en cambio diga que no sabe nada de ese asesinato a pesar de ser el delincuente que era? Mire, yo soy un hombre respetable, no soy un sinvergüenza. He controvertido en política y defendí con vehemencia el gobierno de Samper.
M. J .D.: Cosa que muchos ni le entienden ni le perdonan.
H. S.: De eso podemos hablar en otra ocasión, pero de ahí a aparecer como un criminal redomado mandando a matar gente es un despropósito inmenso.
M. J. D.: Pero no me puede negar que sí hay algo extraño alrededor de este asesinato. A los asesinatos que se dieron durante el proceso 8.000, -entre ellos el de su chofer-, están los del general Landazabal, el de Romel Hurtado…
H. S.: Darío, el conductor que usted menciona era muy buena persona. Yo lo vinculé al Ministerio del Interior. Él no fue chofer mío, sino del Ministerio. Alrededor de ese caso se han tejido una telaraña de mentiras.
M. J. D: Usted ha negado lo que ha dicho William Rodríguez quien asegura que en el gobierno de Samper la mafia pagaba a la mayoría de los congresistas y que incluso fue con usted a visitar a Fernando Botero cuando estaba preso en Usaquén.
H. S.: Fue cierto que entraron recursos ilícitos a la campaña presidencial. Eso fue vergonzoso, pero yo no tuve nada que ver y a mí me absolvieron las autoridades. Segundo, sí fui a visitar a Fernando muchas veces porque él había sido mi compañero, a pesar de que tuvimos dificultades. Muchas veces fui porque él quería dejarme mensajes. Tercero, el hijo de los Rodríguez dice que fui con él al batallón. Imagínese yo haber ido con los de la cúspide del escándalo a un registro oficial.
M. J. D: Usted tiene el poder de hacer los avales del Partido Liberal. ¿ Se lo daría a Ignacio Londoño que quiere ser alcalde de Cartago?
H.S.: Eso no lo sabía, pero no se lo daría. ¿Qué tal yo dándole el aval con todo este enredo tan tremendo?