REVELACIÓN

Cómo el Ejército se alió con el ELN en Arauca

SEMANA revela una serie de escandalosas conversaciones en las que un mayor del Ejército pacta con un comandante del ELN para atacar a las Farc y cometer los peores crímenes.

19 de enero de 2009
“No nos pisemos las mangueras”, dice el guerrillero y pide que muevan las tropas para entrar a Pueblo Nuevo y matar a varios milicianos de las farc. “No hay problema” responde el mayor

Arauca   fue   el  escenario de una macabra e indignante historia. Durante varios años altos oficiales del Ejército decidieron que la mejor y más efectiva forma de enfrentar la guerra en esa región del país era siguiendo el pie de la letra aquella frase que dice “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Sin dudarlo, algunos militares se aliaron con guerrilleros del ELN para enfrentarse y derrotar a las Farc.
Lo que en 2006 empezó como una operación de inteligencia militar, desembocó en una relación de mutua ayuda entre elenos y militares, donde salió beneficiado el ELN, pues en poco tiempo esta guerrilla ha logrado recuperar parte de su capacidad militar y política en Arauca.

SEMANA obtuvo decenas de las conversaciones que fueron interceptadas por la Fiscalía entre un mayor del Ejército en Arauca –quien se hace llamar ‘Jairo’– y ‘Ernesto’, un comandante de la columna Marta Elena Barón, del Frente Domingo Laín del ELN. Las conversaciones hacen parte de una investigación que adelantó la Fiscalía contra el oficial la cual, afirmaron miembros de esa institución, “no terminó en nada”. Las grabaciones son sencillamente escalofriantes y dejan en evidencia una faceta muy oscura sobre la forma como se libró la guerra en Arauca.           
En una de esas conversaciones, el primero de septiembre de 2006, el oficial le cuenta al guerrillero en qué sectores están ubicadas tropas del Ejército, con el fin de que el subversivo y sus hombres no tengan inconvenientes y eventuales enfrentamientos con los militares.Tras ponerse de acuerdo, el mayor se compromete a retirar la tropa de varios sectores para que los guerrilleros del ELN puedan realizar patrullajes tranquilamente por las zonas. “Sáquelos de ahí y nosotros le pegamos una zarandeadita a esa mierda”, le dice ‘Ernesto’ al oficial, al solicitarle que le retire soldados de un sector conocido como Barcelona. El militar accede sin mayor problema. “Si hay tropel con esos manes, nosotros les avisamos para que bajen y recojan eso”, le dice el guerrillero en otro aparte de la conversación en la que se refiere a la posibilidad de enfrentamientos entre miembros de las Farc y el ELN, caso en el cual el Ejército recogería las posibles bajas de las Farc (ver recuadro).

Una de las conversaciones más escalofriantes y escandalosas fue la que sostuvieron el 14 de septiembre de 2006. El comandante del ELN le cuenta al mayor del Ejército que sus hombres van a aprovechar las fiestas en el municipio de Pueblo Nuevo, Arauca, para ingresar a la población con el fin de asesinar a varios supuestos milicianos de las Farc. “Cómo hacemos para que no nos pisemos las mangueras”, dice el subversivo al oficial, para luego pedirle que retire a los integrantes del Ejército que puedan estar en el pueblo. “Esa vuelta yo se la organizo. No hay problema. ¿Para cuántos es la misión? Tampoco podemos que eso nos quede como una masacre porque eso sería un problema”, le responde el mayor, al tiempo que le pregunta cuántas personas van a ser asesinadas. “Le pongo unos tres malparidos, no más”, responde el guerrillero al oficial, quien le aconseja que realice los homicidios por fuera del casco urbano, para “evitar problemas”. (Ver recuadro).

En otra conversación, del 20 de septiembre, ‘Ernesto’ llama al mayor y le cuenta que sus hombres tienen ubicados a 10 milicianos de las Farc. Le entrega todos los detalles de cuántos hombres son, dónde están y cómo están armados. El subversivo le dice que los hombres bajo su mando pueden hacer la operación, pero que le entrega los datos y se la deja, ya que “sé que ustedes necesitan mostrar resultados porque los están presionando”. El uniformado contesta: “Claro, ayer o antier hubo cambio de cúpula. Movieron los generales y eso de pronto puede aliviar la presión”, y le agradece la información. La conversación finaliza cuando el subversivo le pide el favor al mayor de ayudarle a conseguir granadas de 40 y 60 milímetros que son requeridas por su grupo. El oficial se compromete a conseguirlas.

Para la época en la que se produjeron estas conversaciones la guerra entre el ELN y las Farc estaba en su peor momento. El enfrentamiento había comenzado en 2005, cuando el frente 10 de las Farc quiso disputarle al ELN su influencia política y militar en la región.  Si bien en la década pasada esa guerrilla había tenido control de muchos estamentos de la sociedad araucana, los primeros años de la Seguridad Democrática los golpearon bastante. Las capturas masivas y la presencia ofensiva y permanente de la Fuerza Pública los debilitaron bastante. Aprovechando esta situación, las Farc empezaron a disputarles territorio a los elenos, pues necesitaban controlar la frontera con Venezuela por razones de narcotráfico y también porque esa era la orden que el Secretariado les había dado.

A finales de ese año se hizo una reunión  entre jefes locales de ambas organizaciones, pero un guerrillero del ELN apodado ‘La Ñeca’ sacó su pistola y mató al representante de las Farc, conocido como el ‘Ché’, que tenía mucha tradición en las filas insurgentes. A partir de ese episodio la guerra fue a muerte y durante todo 2006 hubo masacres, asesinatos selectivos  y desplazamiento forzado, por cuenta de este enfrentamiento. En los últimos años, el conflicto entre las dos guerrillas ha dejado más de 300 muertos.
Lo cierto es que al final del día, y contra todo pronóstico, el ELN logró imponerse sobre las Farc. Con el agravante de que los elenos, que estaban realmente disminuidos en la región, volvieron a tomar bríos. Según el observatorio del conflicto de la Corporación Nuevo Arco Iris, el frente Domingo Laín del ELN realizó en 2006 tres acciones bélicas, en 2007 logró realizar 15 y sin finalizar 2008 ya había hecho 16. Incluso a principios de diciembre el ELN hizo la única acción militar contundente de los últimos años, cuando emboscó a una patrulla de la Policía cerca de Fortul, en Arauca, donde murieron ocho agentes.

Aunque las grabaciones han llamado poderosamente la atención de muchos investigadores, la Fiscalía no pudo comprobar si muchos de los actos que allí se mencionan se llegaron a consumar. Lo cierto es que el ELN ha vuelto a ganar terreno en la región y hoy cuenta con aproximadamente 400 hombres en armas en ese departamento.
Lo más grave de este episodio es que los militares involucrados parecen estar repitiendo la historia que tantas veces ha vivido Colombia y cuyos desenlaces siempre son desastrosos. Les ocurrió a oficiales de la Policía que se aliaron con los delincuentes para dar de baja a Pablo Escobar, y terminaron atrapados en el mundo de la mafia. Y a muchos militares y policías que creyeron que aliarse con los paramilitares para combatir a las Farc era apenas un mal menor. La historia les demostró que fue peor el remedio que la enfermedad.