JUSTICIA
La silla clave de la Corte Constitucional
Catalina Botero, Magdalena Correa y Alejandro Linares conforman la terna del presidente para la Corte Constitucional. ¿Por qué este cargo es vital para el gobierno y el proceso de paz?
El pasado miércoles Juan Manuel Santos lanzó sus tres mejores cartas. Al presidente le correspondía la terna para reemplazar al magistrado Mauricio González en la Corte Constitucional. Por cuenta de la crisis que generó el escándalo de Fidupetrol, el primer mandatario aceptó la propuesta de un grupo de la sociedad civil, Elección Visible, para hacer público el proceso. Se inscribieron 72 candidatos y esta semana hubo humo blanco alrededor de tres nombres de la lista: Catalina Botero, Magdalena Correa y Alejandro Linares.
Los tres candidatos tienen una hoja de vida intachable (ver artículo). Botero fue la relatora especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Linares es un prestigioso abogado del derecho privado y ha sido vicepresidente jurídico de Ecopetrol. Y Correa dirige el departamento constitucional de la Universidad Externado.
Independientemente de cuál de los tres gane hay dos cosas claras. La primera es que el nuevo magistrado cambiará el equilibrio de la corte. En este momento las decisiones que tienen que ver con libertades, por ejemplo, quedan siempre 4 a 4. Mauricio González era el llamado ‘swing vote’ que inclinaba a veces la balanza. Por eso, un conjuez tuvo que decidir el tema de la adopción de niños por parejas del mismo sexo, en el que él estaba impedido.
La llegada de cualquiera de estos tres juristas, todos de talante liberal, disolverá ese empate. Al nuevo magistrado le tocará la decisión sobre el matrimonio y una nueva sobre la adopción de parejas del mismo sexo, y también una nulidad sobre el aborto. Con la terna de Santos, se da por descontado que este puede ser el año en el que se tomen esas decisiones.
En segundo lugar, la terna también representa la llegada del primer magistrado postulado por el gobierno actual. Y esto no es poca cosa de cara a varias demandas sobre temas estructurales como el equilibrio de poderes y el Plan de Desarrollo. Aunque la Presidencia postula a tres de los nueve miembros de la corte, en este momento los tres magistrados que tienen ese origen fueron ternados por Álvaro Uribe: Mauricio González, Jorge Pretelt y María Victoria Calle. Los dos primeros representan ideológicamente al uribismo, tanto que fueron los únicos que votaron a favor de la reelección.
Pero el principal papel que tendrá el ganador tiene que ver con la revisión que hará la corte a las normas del proceso de paz con las FARC. Y allí también se presenta una situación muy particular. Cuando se debatió el tratamiento de la justicia transicional del Marco Jurídico para la Paz, que permite las penas alternativas a los guerrilleros, los únicos que no estuvieron de acuerdo fueron Mauricio González y Nilson Pinilla, quienes ya terminaron su periodo. Lo que viene es muy importante. La corte tendrá que revisar el paquete que produzca la Comisión Legislativa Especial, que incluirá seguramente la ley estatutaria de justicia y la participación política para las FARC.
Los tres candidatos tienen grandes ventajas y representan diferentes visiones del derecho. Linares es un abogado reputado con más de 20 años de experiencia y es reconocido como un conciliador y un hombre ponderado, una cualidad nada despreciable frente a una corte fragmentada por dentro. Catalina Botero y Magdalena Correa son expertas en derecho constitucional y conocen la corte pues ambas fueron magistradas auxiliares. Botero tiene una hoja de vida excepcional, tiene carácter y su trabajo por la libertad de expresión es reconocido internacionalmente. Correa es una académica que no tiene filiaciones políticas y es experta en libertades económicas.
Se dice que Linares podría tener gran chance en el Senado pues es cercano a Santos, lo apoya la casa Gaviria y contaría con el apoyo de la Unidad Nacional. Botero también es cercana al presidente, tanto que este le ofreció ser su ministra de Justicia, es la candidata de los independientes y tendría juego en la oposición. Y Magdalena Correa, aunque no tiene mucha llegada propia al Congreso, podría tener el guiño del Externado. En manos del Senado queda la misión de elegir al ganador muy pronto.