ENTREVISTA

“Creemos que, después de 50 años de guerra, Colombia merece una paz”

Kevin Whitaker, el nuevo embajador de Estados Unidos en Colombia, habla de las relaciones de su país con América Latina y de la Justicia norteamericana frente a los paramilitares y los guerrilleros, entre otros temas.

María Jimena Duzán
9 de agosto de 2014
| Foto: Fotografía: León Darío Pelaez

María Jimena Duzán: Quiero comenzar por esa respuesta que le dio a un congresista de su país, durante una audiencia en el Congreso, hace ya algún tiempo. Le preguntaron su opinión sobre la destitución del alcalde Gustavo Petro. “Mi único temor es que eso pueda erosionar el proceso de paz”, fue su respuesta. Es la primera vez que un embajador norteamericano hace una declaración tan franca y tan poco diplomática.

Kevin Whitaker:
En efecto, esa pregunta sucedió durante una audiencia en el Congreso. Y sí, mi respuesta fue en relación a esa pregunta. No más. Simplemente planteé la posibilidad de que este hecho pudiera tener un impacto en las negociaciones de paz que este gobierno adelanta con las FARC en La Habana. Obviamente no tenía la razón porque no la tuvo.  

M. J. D.: Usted es un experto en asuntos cubanos y trabajó en la Embajada venezolana. ¿Cómo ve el hecho de que estos dos países, que no son precisamente los aliados de Estados Unidos en la región, estén acompañando el proceso de paz en Colombia?

K. W.:
Le diría lo que me ha indicado el mismo gobierno colombiano: que estos países han contribuido al proceso y a las discusiones. Nosotros como gobierno respaldamos los esfuerzos de paz del presidente Santos.

M. J. D.: ¿Y usted cree que Cuba está haciendo este esfuerzo para posicionar su imagen en la región y poder romper el hielo con los Estados Unidos?

K. W.:
Cuba siempre está intentando hacer cosas en la diplomacia internacional para darse más credibilidad y eso tiene la ventaja de que distrae de su situación interna. En ese país no ha habido elecciones libres desde hace 60 años. En el caso de los venezolanos, la situación tiene que ver con el hecho de que muchos colombianos aseguran que su gobierno tiene una relación con las FARC.

M. J. D.: ¿Y cuáles son las razones fundamentales por las cuales su gobierno apoya este proceso de paz?

K. W.:
Yo diría que son varias. La primera es porque somos aliados y amigos del gobierno de Colombia y creemos que después de 50 años de guerra, Colombia merece una paz. Ahora, los pormenores de esta paz, el cuándo, el cómo, es un asunto que solo les compete a los colombianos. Ahora, estoy convencido que si esta paz llega a cristalizarse, este país es imparable. Y para nosotros, que somos sus aliados y sus amigos, ese cambio representaría una ventaja.

M. J. D.: Este continente ha ido cambiando en materia de alianzas estratégicas. De un lado está La Alianza del Pacífico y del otro Unasur. ¿Cómo se mueve su país en esos escenarios tan contradictorios?

K. W.:
No soy muy partidario de dividir la región entre el norte y el sur. Creo que en esta región hay países que tienen asentadas sus democracias y están intentando expandirse, como sucede con las naciones que integran La Alianza del Pacifico, con las cuales nosotros tenemos una fuerte relación. Pero también somos diplomáticos y a pesar de las diferencias en ciertos temas, hemos conseguido mantener buenas relaciones con países como el Brasil. En cuanto a Unasur, le diría que nosotros le damos la bienvenida a cualquier organización regional que sea eficaz. Obviamente hay un valor en Unasur y representa un foro para los países de América del sur. Ahora bien, nosotros valoramos mucho el papel de la OEA. Tiene muchas ventajas, sobre todo su unidad sobre la democracia y la que tiene que ver con el trabajo que ha desempeñado a través de la Comisión de los derechos humanos. Creemos que eso ha dado muy buenos resultados en la región.   

M. J. D.: La semana pasada salió una noticia según la cual, varios de los exjefes paras que podrían salir eventualmente de justicia y paz por pena cumplida, podrían ser llamados en extradición por la Justicia norteamericana. Si las FARC se desmovilizan mañana, reparan a sus víctimas y pagan la pena impuesta por la justicia transicional y resultan pedidas en extradición por la Justicia norteamericana, ¿para qué habrá servido este proceso?

K. W.:
La pregunta es hipotética, pero le diría dos cosas. Si eso sucede eso tiene que ver con la forma como funciona la justicia en Los Estados Unidos. Si esos señores violaron la ley norteamericana, van a ser buscados hasta ser encontrados. Así funciona la Justicia en los estados Unidos. Y de hecho nosotros estamos muy contentos con la forma como ha ido funcionando este instrumento. Hace unos días se ha condenado a alias Diego Rastrojo a 30 años, lo cual es una muy buena noticia para sus víctimas. Ahora, si el gobierno colombiano o cualquier otro decide no extraditarlos es una decisión que nosotros respetaremos. Es importante decir esto: nosotros respaldamos este proceso y no queremos ser un obstáculo. Pero además es de suma importancia dejar este tipo de temas tan espinosos para el final de este proceso. Es decir, como decimos en inglés, cruzaremos ese puente cuando lleguemos.

M. J. D.: A propósito, ¿qué opina de la petición de las FARC de pedir la presencia de Simón Trinidad extraditado a los Estados Unidos?

K. W.:
Diría lo siguiente. Alias Simón Trinidad está en una cárcel luego de haber sido condenado por delitos muy serios. Él participó en la conspiración que llevó al secuestro de tres norteamericanos. Y ese delito en mi país se considera como un acto de terrorismo. Más grave que ese delito no hay otro en mi país. Repito: es importante dejar para el final las cosas que deben discutirse luego de haber cruzado muchos puentes.     

M. J. D.: ¿Y cómo le pareció el punto tres acordado en La Habana sobre el narcotráfico?

K. W.:
Fue muy importante que por primera vez en la historia, las FARC hubieran reconocido su papel en el narcotráfico. Eso es un logro por parte del gobierno. Obviamente en el tema de aspersión tenemos opiniones distintas. Desde nuestro punto de vista esta herramienta ha sido muy exitosa en la erradicación durante los 14 años que lleva de implementada. Las FARC dicen que no y el gobierno colombiano ha dicho que deja la aspersión como una opción. Esa posición del gobierno colombiano es perfectamente entendible.

M. J. D.: Pero embajador, con todo respeto hay un estudio académico hecho por un profesor de la Universidad de los Andes que dice que la erradicación por aspersión ha sido un fracaso…

K. W.:
Mire, hace 14 años había como 140.000 hectáreas de coca y ahora hay la mitad. La producción ha bajado. Y en donde no se puede hacer la aspersión -la frontera con el Ecuador, los parques nacionales-, la coca crece. Los hechos hablan por sí mismos.

M. J. D.: ¿Cuál es su posición frente a la discusión con las farmacéuticas norteamericanas sobre la producción en Colombia de drogas bio-tecnológicas que ha impulsado el ministro de Salud Alejandro Gaviria?

K. W.:
Es un tema complicado y muy técnico. He hablado con las compañías norteamericanas y lo que voy a decir es la posición de mi gobierno. Se trata de drogas bio-tecnológicas, que no son químicas. Son moléculas que se hacen en el laboratorio, hechas a través de procesos ya patentados. La discusión se centra en los biosimilares que se producen. Si bien son similares son muy distintos, así tengan un efecto muy parecido. Y este proceso de producción debe ser vigilado. El problema es que hay una ruta abreviada a través de la cual se están produciendo estos medicamentos sin que hayan pasado por los filtros de la Organización Mundial de La Salud ni de la FDA. Esa es nuestra preocupación y así se lo hemos comunicado al ministerio de Salud en Colombia.

M. J. D.: ¿Y no hay intereses de las farmacéuticas que producen esas drogas metidas en esta discusión?

K. W.:
Puede que haya, pero el principal interés es el bienestar de la población. No más.

M. J. D.: Volviendo a Cuba, ¿hasta cuándo seguirá el bloqueo?

K. W.:
Entre las personas, la conexión que hay entre Cuba y los Estados Unidos es muy fuerte. Pero nosotros aspiramos a que en la Isla haya una vida más democrática y más consistente con lo que ocurre en el hemisferio. Eso se lo merecen los cubanos. Hay un obstáculo muy grande por ahora que es el caso de Alan Gross (contratista de Usaid, acusado de montar en internet una primavera cubana). Él está injustamente encarcelado.  Lo que hizo fue ayudar a gente de Cuba a tener acceso a internet. Eso no es un crimen.

M. J. D.: ¿Cómo entiende el viaje de Putin a América Latina?

K. W.:
Los países de América Latina tienen el derecho de tener relaciones diplomáticas con los países que ellos quieran. Eso lo respetamos. Pero como bien lo ha dicho recientemente el presidente Obama, Rusia es un poder regional y cuando el presidente Putin hace un viaje a un lugar fuera de su región, claro que se nota.  

M. J. D.: Ustedes son aliados de Israel. ¿Alguna reflexión luego de ver esas miles de víctimas palestinas muriendo en Gaza?

K. W.:
Nuestra posición es que lo que está sucediendo en Gaza es una tragedia para todos. Pero también es obvio que Israel tiene derecho a defenderse y hemos ayudado a ese país en ese proceso desde hace tiempo. Lo más indicado ahora es una negociación y un cese del fuego y eso es lo que está tratando de buscar nuestro secretario de estado John kerry.

M. J. D.: Para terminar, tengo entendido que usted es un gran aficionado al béisbol. Aquí le va a tocar ir a la costa para practicar ese deporte.

K. W.:
El béisbol es como la vida. En ese deporte hay redención. Hay incluso un pitcher en Los Bravos, que se llama Julio Teherán. Es uno de los mejores seis pitchers que hay en las grandes ligas y es colombiano, pero casi nadie lo sabe.