De banquero a secuestrador

Un niño bien de Valledupar, que llegó a ser un prestigioso ejecutivo, sera hoy el cerebro detrás de la más cruel ola de secuestros que recuerden los vallenatos.

6 de septiembre de 1993

SE LLAMA RICARDO OVIDIO PALMERA PINEDA pero hoy se le conoce mejor como "Simón Trinidad", el jefS de finanzas de 141 frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y quién se ha convertido hoy en el más temido y hasta odiado personaje del Cesar, el hombre que hace unos cuantos años era un próspero ejecutivo y hoy es considerado como el cerebro de la ola de secuestros que asuela a ese departamento y ha sumido en el drama a decenas de familias vallenatas.
Palmera sigue hoy manejando miles de millones. Pero no desde su cargo al frente del Banco del Comercio de Valledupar, sino desde la Sierra Nevada, donde opera el frente guerrillero. Un oficial de la Segunda Brigada del Ejército no se aventuró a precisar con exactitud el dinero que mueve dicho frente: "Son miles de millones de pesos producto no sólo del secuestro sino del boleteo, el cultivo de amapola y marihuana, la extorsión y el tráfico de armas provenientes de Venezuela", dijo.
El que en un departamento como el Cesar un bachiller pobre y desempleado decida meterse al monte a echar bala no resulta extraño. Pero que un miembro de la crema y nata de Valledupar deje todo y se interne en la Sierra Nevada con un fusil al hombro para combatir el sistema y la clase social donde se crió, parece más una fábula de los años 60 que una historia real de los 90. Quizá en esos años esa acción temeraria habría despertado más de un gesto solidario, pero cuando ya se empiezan a sentir los primeros vientos del siglo XXI la acción es calificada, en el mejor de los casos, como un acto suicida, cuando no como una aventura criminal de hombre sin respeto por su tierra y por la gente con la cual vivió.
Para quienes eran sus amigos,Palmera no disparaba balas, sino ideas.Mientras lo trataron no lo vieron nunca armado. Por ello, cuando decidió meterse a la Sierra Nevada en diciembre de 1987, todos los que lo conocían se prepararon para saber de su muerte en muy poco tiempo. En ese momento se desempeñaba como gerente del Banco de Comercio de la ciudad, su esposa también gerenciaba una entidad bancaria y sus dos hijos estudiaban primaria en el Loperena, el mejor colegio de Valledupar. Tenía un salario de 180 mil pesos de entonces, acceso directo al Club Valledupar, apartamento propio y carro. Tenía además dos ofertas de trabajo sobre su escritorio: una para dirigir cl lnstituto de Bienestar Familiar de Valledupar y otra para gerenciar el Instituto de los Seguros Sociales del Cesar. En esas condiciones bien podría inscribirse en el renglón de los secuestrables del Cesar. "Si el asunto era hacer plata, Ricardo habría seguido con sus actividades y hoy tendría todo el dinero del mundo", le dijo a SEMANA uno de sus mejores amigos de la época.
LA PAZ DE BELISARIO
Pero así como disfrutaba de todas esas garantias,Palmera tenía tamhién muchos amigos muertos y exiliados. Amigos que durante el proceso de paz llevado a cabo por Belisario Betancur en 1984 habían mostrado sus simpatías por los grupos de izquierda. Ello fue suficiente para que sus nombres aparecieran en las listas negras de auxiliadores de la guerrilla. En ellas llegó a figurar inclusive Consuelo Araujo Noguera, la famosa Cacica, cuyo hijo, Ro Rodolfo Molina Araújo, fue precisamente secuestrado por la guerrilla que opera en la Sierra Nevada presumiblemente el mismo frente de Palmera-, cuando visitaba hace pocos días su finca El Diluvio, ubicada a unos 20 minutos de Valledupar. (Ver recuadro).
En momentos en que la Cacica se la jugaba toda por la paz de Belisario, conoció a Palmera. En las múltiples conversaciones con los jefes guerrilleros, conoció de las inquietudes políticas de Palmera, quien entonces militaba en un grupo denominado Causa Común, junto con otros intelectuales vallenatos.
¿Qué sucedió entonces para que esta especie de Dandy elegante y bien plantado dejara todo y de ser querido por sus amigos, admirado por las mujeres, respetado por sus colegas y apreciado por su familia, pasara a ser odiado por sus paisanos, temido por los agricultores y perseguido por las autoridades, hasta el punto de que hoy se ofrezcan 40 millones de pesos por su cabeza'? ¿Cómo se convirtió de una especie de ángel en algo así como un demonio?
"El único lunar en mi vida es el de pertenecera la oligarquia de Valledupar", dijo en una de las pocas declaraciones que ha concedido. Quienes lo conocen dicen que al momento de tomar la decisión de meterse al monte, Palmera no tenía otra salida distinta a la de caer en la ciudad a manos de las autoridades o sobrevivir en la Sierra Nevada, pues ya a mediados de la década de los 80, para las autoridades había dejado de ser un simpatizante de la guerrilla para convertirse en uno de sus militantes.
Hay otra explicación, ésta de las autoridades, según la cual Palmera se internó en el monte por una razón económica y delictiva:un enorme desfalco en el banco que gerenciaba lo había llevado a tomar esa decisión. No obstante, la familia y Ios amigos niegan dicha versión.
La decisión de internarse en la montaña parece que sólo la entendieron sus familiares: su padre, el abogado Ovidio Palmera, liberal de avanzada, uno de los juristas más destacados del departamento -"La conciencia jurídica del Cesar" le dicen- su madre, Alix Pineda, santandereana, su hermano el arquitecto Jaime Palmera y sus hermanas, Leonor, antropóloga, y Elsa, diseñadora textil, ambas egresadas de la Universidad de los Andes.

CADETE DE LA ARMADA
El hoy comandante "Simón Trinidad" estudió buena parte de su bachillerato en el colegio Helvetia, uno de los más tradicionales de Bogotá, y cursó cuarto y quinto de bachillerato en la Escuela Naval de Cartagena. Pero a la hora de escoger una profesión se decidió por la economía en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, donde terminó en 1976. En esos años, dicha universidad mostró una intensa actividad política, donde los límites entre la militancia meramente política y la guerrilla se desdibujaban con frecuencia. No ocurrió lo mismo con otros estudiantes, entre ellos Palmera, quien una vez terminó su carrera universitaria se vinculó a la Caja Agraria del Cesar, como asesor y consultor, recomendado por el senador Alvaro Araujo. De ahí pasó a ser jefe administrativo y catedrático de la Universidad Popular del Cesar como profesor de Historia Económica de Colombia en la facultad de Ciencias Administrativas. A la vez ocupaba la gerencia del Banco del Comercio y se desempeñaba como consultor de la alcaldia de Valledupar en el llamado Plan de Desarrollo Urbano.
Quienes lo conocieron en los años del movimiento Causa Común, lo definen como el más conservador de todos los miembros de esa colectividad.
Ellos fueron los más sorprendidos con la decisión:"En alguna oportunidad se opuso a Ia presentación de una obra montada por el Teatro Libre de Bogotá en Valledupar porque le parecía muy revolucionaria", recuerda un amigo de entonces.
Es por ello que resulta curioso que el hombre que descalificó una obra del Teatro Libre por revolucionaria sea el mismo que figura como autor intelectual de los secuestros en el Cesar. Al parecer, durante su gestión como gerente de una entidad bancaria conoció muy bien las transacciones realizadas por los millonarios de la ciudad. Aunque en realidad, para conocer el movimiento económico de las personas en una ciudad tan pequeña como Valledupar no se requiere haber trabajado en un banco, sino seguir con atención la chismografía de terraza y mecedora en horas de la tarde, o las historias contadas en el bar del Club Valledupar.
En todo caso, para las autoridades y un buen número de agricultores y comerciantes de la ciudad, Palmera es la persona que esta detrás de la ola de secuestros que sacude al Cesar y que en la en la última semana ha implicado el reporte a las autoridades de 10 nuevos casos, cifra que se considera inferior a la real, pues son muchos los secuestros que nunca se denuncian.
De acuerdo con oficiales del Batallón La Popa de Valledupar, el comandante "Simón Trinidad" es la persona que, asociada con el frente 6 de Diciembre del ELN, el 19 de las Farc y la delincuencia común, se encarga de hacer el llamado "levante" de la victima para después entregarlo a la guerrilla, y responde por el manejo de los recursos de la subversión en la Serranía del Perijá y la Sierra Nevada.
Dada la extensión del territorio, que alcanza a cubrir cuatro departamentos y más de 20 municipios, habría que considerar dicha hipótesis con el beneficio de la duda. Ella podría cosiderarse mas bien como un elemento que ayudaría a erigir una figura legendaria.

EN TIERRA DE NADIE
Y no faltan elementos para ello. Hay quienes dicen que "lo vieron en la gobernación del Cesar haciendo lobby al gobernador para buscar un acuerdo de paz, que lo vieron en una parranda, que pasó por San Diego como con 20 hombres que lo custodian, que se reunió con sus familiares en Valledupar, que se reunió con los Castro y los Cote en la Sierra para arreglar una liberación". Historias que, de no ser por el drama y la violencia que esconde, darían para componer un alegre vallenato.
Las autoridades lo buscan, muchas familias vallenatas lo odian, su propia familia lo extraña y algunos amigos lo recuerdan. Mientras tanto Ricardo Palmera Pineda sigue en el monte vestido de camuflaje y armado hasta los dientes. Quizá pretende revivir el mito del cura Camilo Torres, y de otros niños bien de la época.Sólo que ellos se le midieron al monte en los años 60, cuando la re volución era todavia una ilusión, un sueño.Años aquellos en los cuales a los guerrilleros los llamaban, en el peor de los casos, locos y no dinosaurios, como ahora, y en los que el secuestro estaba lejos de convertirse, como hoy, en la principal y casi única actividad de frentes como el que al parecer dirige Palmera y está a punto de convertir al Cesar en tierra de nadie. -
"La Cacica" acusa
EL SECUESTRO DE RODOLFO Molina Araujo, hijo de Hernando Molina y Consuelo Araujonoguera " La Cacica", terminó por sorprender a Valledupar, una ciudad que parece resignada a convivir con ese delito. Ya habían sido retenidas y posteriormente liberadas otras personalidades del Cesar, entre ellas, el ex alcalde Armando Maestre Pavajeau y Maria Cleofe Martinez, La Coco, hija del ex contralor de la Republica, Anibal Martinez Zuleta, secuestros que conmovieron la ciudad.
"La Cacica" en medio de la angustia que le produce el secuestro de su hijo ha sacado fuerzas para hablar claro: "Estoy esperando en estas dos semanas del secuestro de Rodolfo, en estos días de angustia, en medio de toda la solidaridad del pueblo vallenato, el artículo de mi amigo Alfredo Vázquez Carrizosa con quien fundé el Comité de Derechos Humanos, condenando la violación de todos los derechos de los secuestrados en Colombia. No sólo los Derechos Humanos de mi hijo. Sigo esperando que Amnistía Internacional y Pax Cristi y todas las organizaciones que hacen tanta alharaca por la violación de los Derechos Humanos en Colombia también se pronuncien y condenen el secuestro de personas que nada tienen que ver con esta guerra. ¿Por qué no averiguan que está pasando con la población civil que no está involucrada en la confrontación en lugar de darle credito tan sólo a una de las partes?".
" Lo que pasa en el Cesar es grave. Grave que el Estado siga ausente del departamento y dejando en manos de los particulares las obras, como escuelas y puestos de salud. No pensé que a mi familia le pasara esto. Hasta escuela y puesto de salud construimos en la finca. Sinceramente pensé que sería la última persona a la que le pasara algo así.

LA LEY DEL CESAR
Mucho antes de que el procurador general, Carlos Gustavo Arrieta, pidiera a la Corte Constitucional que declarara inexequible el armazón jurídico de la Ley Antisecuestro la realidad le había demostrado a los ganadores y agricultores del Cesar que dicha Ley tenía menos virtudes de las que se pregonaron en un principio.
Parecía concebida para una sociedad uniforme en la que no hibía cabida para la informalidad económica, la solidaridad familiar y el compadrazgo social. Y en el Cesar existen todos estos elementos . Allí es fácil negociar un secuestro en menos de tres horas, conseguir con los compadres los millones suficientes para pagar un rescate o, inclusive, comprometerse con los secuestradores a cancelar el dinero en tres o cuatro cuotas.
Según una fuente de la Segunda Brigada consultada por SEMANA, el secuestro en el Cesar es una industria que muestra un crecimiento sostenido en los tres últimos tres años. En el municipio de Aguachica, por ejemplo, hay semanas en las que secuestran a unas 10 o 12 personas. A cada una le exigen entre 100 y 400 millones de pesos. Al mes, en caso de que todas las personas cancelen sus rescates, dicha industria estaría miviendo entre cuatro y ocho mil millones de pesos.
En la actualidad el departamento está dejando de ganar 60 mil millones de pesos a causa del abandono de los cultivos de algodón y sorgo. De 78 mil hectáreas de algodón cultivadas hace siete años ha pasado a cultivar sólo cuatro mil hectáreas.