HISTORIA

De película: los campesinos que con machetes pasaron por encima del Ejército y el CTI

Esta es la historia de los funcionarios del CTI a los que retuvo la comunidad.

4 de octubre de 2014
Está tan lejos la vereda El Reposo, del municipio de Campamento, en Antioquia, que las primeras noticias sobre un supuesto secuestro de soldados y funcionarios de la Fiscalía llegaron tergiversadas. | Foto: EFE

Una hecho macondiano tuvo lugar en la vereda El Reposo de Campamento, en Antioquia. Esta es la historia de los funcionarios del CTI a los que retuvo la comunidad.

Está tan lejos y tan encumbrada La vereda El Reposo, del municipio de Campamento, en Antioquia, que las primeras noticias sobre un supuesto secuestro masivo de soldados y funcionarios de la Fiscalía llegaron tergiversadas.

A eso de las 11 de la mañana del jueves le avisaron a Héctor Alfonso Gómez, alcalde de Campamento, que varios campesinos habían secuestrado a veintidós personas, entre agentes del CTI y soldados que patrullaban la zona. La historia era de no creer.

Gómez, que entre otras cosas es el alcalde más joven de Colombia, entró en pánico y comenzó a llamar desesperado a líderes de la comunidad.

Pero luego de varias horas de espera comenzó a saberse la verdad. Traspasando un terreno abrupto, lejano, que requiere de una hora en carro más una hora en mula, funcionarios del CTI habían ido hasta un laboratorio de coca para proceder con tres capturas, tal como lo había ordenado un Fiscal.

Con el discurrir de los minutos, campesinos de veredas vecinas llegaron dotados con machetes y armas blancas, oponiéndose a un procedimiento que ya había llegado al momento de la lectura de los derechos de los capturados. Las tres personas estaban acusadas de trabajar en el procesamiento de hoja de coca. Y fue en ese momento que la situación se salió de las manos.

Los campesinos, en medio de un barullo de gritos y afrentas, tomaron a los capturados y decidieron no permitir que los agentes del CTI salieran de la zona hasta tanto no llegase personal de Derechos Humanos.

Si es por las armas y el número de hombres, el Ejército doblaba en capacidad a la comunidad. Sin embargo, la orden para los soldados fue la prestar acompañamiento, mientras hacía presencia la Gobernación de Antioquia, la Defensoría del Pueblo y la Personería, y no proceder por la fuerza para evitar una tragedia.

Pero fue entonces cuando los campesinos fueron más allá. A las tres personas que horas antes habían sido capturadas, les fue dado tiempo para ir a sus casas, cambiarse, comer y hasta regresar al sitio del procedimiento. Y en ese vaivén se pasó toda la noche.

El general Néstor Robinson Vallejo, comandante de la IV Brigada del Ejército, dice que lo ocurrido no es para calificarlo de secuestro. “Hubo una aglomeración de personas con machetes. Y las tropas optan por esperar y por convocar a toda la institucionalidad, en el marco de los Derechos Humanos. Ahora, es lamentable que la comunidad desconozca a la autoridad legítima y esto tendrá consecuencias por parte de la Justicia”, dice.

Mientras la noticia del secuestro masivo inundaba los medios de comunicación, el alcalde de Campamento intentaba llegar a la zona, solicitando un helicóptero. Pero según él, nunca le fue suministrado y entonces intentó manejar la situación a través del celular.

“Al parecer el CTI, en el marco de un mandato legítimo, adelantó un operativo para capturar a gente que trabaja en estos cultivos ilícitos, gente que considera que esta es una de las formas de subsistir debido a la escasez de empleo. Pero a ellas hay que decirles que lo ilegal es lo ilegal. Y que lo que hicieron se llama obstrucción a la Justicia”, dice el Alcalde.

Pero la pregunta es, ¿qué pasó finalmente con los capturados?

—Ya están libres. Se los llevó la comunidad—continúa el primer mandatario.

—¿Y los seis funcionarios del CTI?

—También está libres, ya salieron de la zona. Pero yo sí quiero decir que quienes incurrieron en este acto ilegal fueron dos o tres, asesorados no sé por quién, pero no todos los campesinos—prosigue.

La zona rural de Campamento es compleja. Según el general Robinson Vallejo este es un enclave histórico del Frente 36 de las Farc y de un frente del ELN comandado por alias “Yesenia”. “Ellos influencian a mucha gente para que se resistan a la erradicación y a la sustitución de cultivos ilícitos”, dice.

En cualquier caso, se trata de un territorio en el que al menos hoy hay tres personas requeridas por la Justicia, que deambulan libres por entre las breñas veredales. Un territorio tan sui generis, tan surreal, en el que puede ocurrir que seis agentes del CTI vayan tras una captura, y terminen, en medio tanta confusión, “capturados”.