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La sede del Cdeh, en Estrasburgo. A la izquierda, el momento en el que la Corte Suprema de Rusia decretaba en Moscú la extradición de Yair Klein, quien esperaba en una celda, comunicado por circuito cerrado de televisión

Justicia

Decisión paradójica

Yair Klein logró detener su extradición con el cínico argumento de que su seguridad corre peligro en Colombia. Pero no todo está perdido.

31 de mayo de 2008

Una silla, una mesa y una pantalla. Nada más encontró Yair Klein en el cubículo subterráneo en el que, a pocos metros de su celda, presenció por circuito cerrado lo que el 23 de junio un juez de la Corte Suprema de Rusia dijo sobre su extradición a Colombia. Probablemente se rió de los delegados colombianos que celebraban que su deportación había sido confirmada. Porque, como pudo comprobar SEMANA, Klein ya sabía que el golpe de astucia que tenía preparado les iba aguar a todos la fiesta.

Y así fue. Cinco días después, su abogado, Dmitri Yampolsky, informó a la opinión que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Cedh, por su sigla en francés) había ordenado a Rusia suspender la extradición. Hábilmente, los abogados habían logrado ejecutar el 'Plan B' perfecto. Una notificación enviada el día anterior a la Fiscalía rusa -a la cual tuvo acceso SEMANA- informa que por una solicitud enviada por fax el pasado lunes, la Gran Cámara del Cedh aplica al caso su regla 39, referente a las "medidas provisionales". El escrito afirma que "en interés de las partes y del proceder apropiado de la Corte para el estudio del caso", se prohíbe a Rusia su extradición "hasta que haya una decisión de la Cámara".

El Cedh, establecido en 1998, es el máximo órgano europeo para las libertades individuales y los derechos fundamentales de los 44 países miembros. Según el artículo 34 del Convenio, Rusia no podrá poner trabas al "ejercicio eficaz del derecho de cada individuo de presentar demandas ante el Tribunal".

Según dijo un portavoz del Cedh a SEMANA, Klein, condenado en 2001 a 10 años de prisión por el Tribunal Superior de Manizales por entrenar organizaciones terroristas y concierto para delinquir, "se quejó por los procedimientos de la justicia colombiana". "El solicitante alega que fue condenado 'in absentia' y dice que su extradición pondría su vida en riesgo", añadió. La defensa va más allá. Yampolsky afirmó a SEMANA que el Estado colombiano no está en la capacidad de garantizar la vida de su cliente. Añade que detrás del caso del israelí se esconden razones políticas.

Aunque la demora del Tribunal es conocida, varios factores podrían agilizar la gestión. Tendrán valor clave la rápida respuesta de Rusia, la prominencia criminal de Klein y la presión del gobierno colombiano. Sin embargo, no hay garantías de que la extradición se pueda hacer antes de julio, como esperaban en Colombia.

Una fuente diplomática informó a SEMANA que la queja interpuesta en 1999 por los terroristas uzbekos Rustam Mamatkulov y Abdurasulvic Askarov, capturados en Turquía y pedidos por Uzbekistán, será la base del estudio del caso de Klein en la Gran Cámara. Con argumentos idénticos, en ese entonces el Tribunal pidió a Turquía suspender la extradición de Mamatkulov y Askarov. En esa ocasión, el Cedh contrató ONG para que informaran sobre las cárceles en Uzbekistán para resolver los alegatos. Aunque el proceso duró cinco años, el Cedh emitió al final un juicio que desvirtuó las quejas de los terroristas.

De esa forma, que la Fiscalía rusa haya acatado con prontitud la orden del Cedh es positivo. Según Diego Tobón, embajador en Rusia, quien con su colega en Bruselas, Carlos Holmes Trujillo, el Ministerio de Justicia, la Cancillería y el Tribunal de Manizales ya diseñan una estrategia, "Colombia espera que prestigiosas ONG se solidaricen y apoyen nuestra solicitud".

Que uno de los responsables de que por más de una década se hubieran violado los derechos humanos de miles de colombianos alegue que en Colombia no se respetan, es una paradoja cínica. Y la gran perdedora, una vez más, será la justicia.