Unos 170 arqueólogos y trabajadores excavan desde hace cerca de un año el yacimiento más grande de Colombia, de la cultura herrera, datado del 900 a de C. y situado en la zona rural del municipio de Soacha, al sur de Bogotá.
Se trata de una excavación de 7,8 hectáreas que John González, uno de los coordinadores de trabajos de rescate arqueológico, definió como "único en Colombia" por las posibilidades de documentar una forma de vida aldeana de esta envergadura, "algo no muy recurrente en la arqueología colombiana".
González es coordinador arqueológico de uno de los predios del yacimiento, el que corresponde a Empresas Públicas de Medellín (EPM); el otro es propiedad de Codensa, del grupo Endesa, compañías que tienen previsto levantar dos subcentrales eléctricas en el terreno cuando terminen los trabajos que han impedido construirlas hasta el momento.
Pese a que estas dos empresas son las responsables del yacimiento, es el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) el organismo oficial que supervisa los trabajos que se extenderán, previsiblemente, hasta finales del 2014.
"El sitio es el resultado del proyecto eléctrico Nueva Esperanza, aquí llegamos básicamente por la necesidad de un estudio de impacto ambiental para un proyecto eléctrico, de prospección arqueológica", explicó González sobre la forma como llegaron al yacimiento.
El arqueólogo detalló los hallazgos que se han hecho hasta el momento: "Hemos encontrado un contexto arqueológico que nos da cuenta de una probable forma de vida aldeana, con algunos rastros de viviendas familiares, también encontramos estructuras de tipo ceremonial de carácter público y estructuras funerarias".
Pese a la acidez del suelo, que ha contribuido a la desintegración de los restos humanos, los arqueólogos han logrado extraer algunos huesos largos y sobre todo dentaduras, que es lo que mejor ha soportado el paso del tiempo cerca de 3.000 años.
También se han encontrado unos 30 objetos cerámicos completos y cerca de 30.000 fragmentos de vajilla, cuya pasta ha permitido a los arqueólogos determinar que se trata de la cultura herrera, que habitó el altiplano cundiboyacense, la región del centro de Colombia, entre el 900 antes de Cristo y el 900 después de Cristo.
"Es una ocupación que se remonta a 900 años antes de Cristo, en un período que se llama herrera, que son las sociedades que existieron en la sabana antes del desarrollo social y económico que conocemos como muisca", agregó González.
Una de las particularidades de este yacimiento es que se han encontrado estructuras rectangulares de grandes dimensiones, probablemente utilizadas como espacios de culto, que no se habían reportado hasta el momento en la región de la sabana de Bogotá.
"Estamos ante la posibilidad de documentar estructuras diferentes", explicó el coordinador arqueológico.
Cerca de esta excavación, situada en las proximidades del Salto de Tequendama, hay otros yacimientos de este pueblo prehispánico como el de Galindo o la Laguna de la Herrera, que precisamente da el nombre a la cultura, explicó Tatiana Santa, la otra coordinadora del hallazgo.
En las inmediaciones también hay otros yacimientos anteriores de sociedades cazadoras-recolectoras, como el de Aguazuque o los abrigos rocosos del Tequendama, donde se han encontrado los restos humanos más antiguos de Colombia.
Sobre el valor arqueológico del hallazgo, González destacó que permitirá "registrar cambios en las formas de vida de la cultura y en la forma de urbanizar el sitio. Es único porque permite dar cuenta de cambios en una comunidad a través del tiempo".