DENUNCIA
El atentado a Germán Vargas
Uno de los registros de contrainteligencia dice que en 2005 un agente del DAS le habría dado los explosivos a un civil para asesinar al hoy ministro del Interior.
El 10 de octubre en la noche, cuando el entonces senador Germán Vargas Lleras se dirigía a su casa luego de participar en el programa Hora 20, un carro bomba estalló en la carrera 9 con calle 71, en pleno centro financiero de Bogotá, en el momento en que pasaba su caravana. El vehículo de los escoltas llevó la peor parte. El conductor del carro blindado en el que iba el senador "reaccionó con pericia", como contó luego Vargas Lleras, y con las llantas destruidas y algunas latas dañadas llegó hasta la Escuela de Caballería para darle refugio a su protegido.
No había pasado media hora de lo ocurrido cuando el entonces director del DAS, Jorge Noguera, ya tenía una hipótesis. Todo apunta a las Farc, le dijo a Germán Vargas cuando lo visitó en la guarnición militar esa misma noche. Al día siguiente, el ministro del Interior, Sabas Pretelt, también señalaba a la guerrilla como la posible responsable.
El senador, que hasta ese momento era parte de la coalición del gobierno del presidente Álvaro Uribe, nunca creyó en esa hipótesis. Y así lo manifestó desde un principio: aseguró que había recibido informes sobre la posible participación en su atentado de agentes de un organismo de seguridad del Estado.
Ahora, entre los archivos confidenciales del DAS a los que tuvo acceso SEMANA aparece un registro muy comprometedor. En una investigación de contrainteligencia, con fecha de 2005 y bajo el acápite de "asunto", dice: "Posiblemente los atentados realizados al doctor Germán Vargas Lleras los realiza un civil que tiene un familiar en el DAS, quien le suministra los explosivos". Y en el mismo registro se evidencia que el detective que tenía a su cargo la investigación decidió interceptar el correo del sospechoso y pidió "establecer cuándo salió del esquema del senador", es decir, era un miembro del equipo de escoltas de Vargas Lleras.
Sin embargo, en pocas semanas, y a pesar de la importancia del atentado, el investigador del DAS que llevaba el caso lo dejó y se lo asignaron a otro, y este, a su vez, sin mediar mayor explicación, lo archivó. En el registro escribió en la casilla de "estado" que la investigación estaba "resuelta" y en la casilla de "resultado" puso "archivo".
¿Es posible que en este caso se haya repetido el modus operandi de la conocida como la Mata Hari de la Corte, la civil a la que un agente del DAS le pagaba para espiar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia? ¿Es decir, un agente del DAS que contrata a un particular para que haga el trabajo que le encargaron sus superiores? ¿O por qué se cerró la investigación tan abruptamente?
Este registro de los archivos secretos del DAS hoy se convierte en una ficha clave del rompecabezas del atentado. Hace seis años, minutos después de que hizo explosión el carro bomba, Germán Vargas recibió unas llamadas que lo hicieron dudar de la hipótesis de que fueran las Farc.
Y el hoy ministro, consultado por SEMANA, ratifica las dudas que tuvo en ese entonces. "El conductor que se me asignó por el DAS, ese día no fue a trabajar. Y las versiones que dio sobre su ausencia fueron contradictorias. Además, luego supe que no era un funcionario de planta, que era de Santa Marta y que estaba por contrato desde hacía tres meses", cuenta. Primero le dijeron que el conductor estaba recibiendo un curso ese día. Curso que no hubo en el DAS. Después, que había mandado a arreglar el carro y que por eso no se había aparecido. Sin embargo, nadie le había advertido sobre su ausencia al senador.
Como si eso fuera poco, otros dos episodios también despertaron fuertes suspicacias por esos días. El primero, un retrato hablado que hizo el DAS del supuesto hombre que compró el carro para el atentado resultó ser falso. ¿Con qué intenciones el DAS entregó ese retrato? Consultado sobre el tema, el organismo de inteligencia respondió en ese entonces que el propósito era despistar al verdadero comprador del carro al que ya tenían ubicado. No obstante, ese hombre nunca apareció. El segundo fue una información que dio el DAS siete días después del atentado, según la cual había pedido ayuda del FBI para seguir la pesquisa. La Policía salió a desmentir esa supuesta participación y, unos días después, la Embajada de Estados Unidos lo negó también.
Al presidente Uribe se le vio particularmente alterado. Al día siguiente del atentado, en un acto entre populista y desesperado, se fue a despachar desde el lugar en donde había explotado la bomba. "A gritos, llamadas por celular y con la ayuda de un megáfono, Uribe armó todo un operativo -se leyó en una crónica de El Tiempo-. (…) Durante las tres horas y media que estuvo en el lugar, daba órdenes a sus ministros, repartía declaraciones a los periodistas, arengaba a los bandidos, consentía a los damnificados y pedía ayuda a todo el que veía pasar a su lado".
Y al otro día, se le vio molesto sobre todo porque a él no lo habían enterado sobre la posible participación de agentes de la fuerza pública en el atentado, como lo había insinuado Vargas Lleras en sus declaraciones. "Me extraña que les hayan dicho eso a los medios de comunicación y que no me lo hayan dicho a mí… Pediría que si hay una filtración de la fuerza pública en ese sentido, a mí me toma por sorpresa, me parece deslealtad, porque ellos han conocido la manera transparente, resuelta, imparcial como he procedido". De manera automática salieron otros dos comunicados, uno de la Policía, distribuido desde la Casa de Nariño, y otro desde el Ministerio de Defensa asegurando que ninguno de ellos había dado una versión sobre la posible participación de la fuerza pública en el ataque.
Apenas dos semanas después del atentado y una luego del anuncio del apoyo del FBI, renunció el director del DAS, Jorge Noguera, a quien el presidente Uribe había sostenido contra viento y marea. Si bien en ese momento se interpretó que su salida se debía a las fricciones entre él y el subdirector, José Miguel Narváez, visto hoy a la luz de estos nuevos hechos, no deja de llamar la atención cuál sería la verdadera razón del retiro de Noguera.
La investigación de lo ocurrido no quedó en nada. Ni la estrategia del retrato falso dio resultados ni el FBI llegó. "La investigación nunca ha avanzado a ninguna parte -dice el ministro Vargas Lleras-. En una oportunidad capturaron a dos estudiantes, y mi abogado de entonces, Jaime Lombana, que estuvo presente en la audiencia, me dijo que tenía la certeza de que esos dos muchachos no tenían nada que ver".
Eso fue en 2009, cuando un informante señaló en la Fiscalía a un hombre y a una mujer como autores del atentado contra Germán Vargas y otros ataques de las milicias de las Farc. Nunca hubo pruebas sólidas contra ellos y la pareja quedó en libertad por vencimiento de términos.
En 2010 apareció otra pieza del rompecabezas. El entonces candidato a la Presidencia por el Polo Democrático, Gustavo Petro, hizo un debate en el Congreso sobre las 'chuzadas' ilegales del DAS. En particular se refirió a la carpeta denominada "Guerra política", encontrada por la Fiscalía en un allanamiento a esa entidad, y cómo en ella, según Petro, se explicaba el uso de explosivos, armas incendiarias y guerra tecnológica en contra de líderes de la oposición. "En esos archivos, donde precisamente se explicaba el tema de los explosivos, aparece entonces un sobre cerrado con innumerables fotos del atentado a Germán Vargas Lleras", ratifica hoy Petro.
Desde ese momento se reabrió en el DAS la investigación por el atentado de Germán Vargas Lleras. Hasta el sol de hoy.