ORDEN PÚBLICO
Estos son los soldados de exportación
El Batallón Colombia en el Sinaí se convirtió en la punta de lanza para el plan de enviar, en los próximos años, 5.000 militares colombianos a misiones en el exterior.
Desde hace más de 30 años, Colombia tiene presencia permanente en una de las regiones más convulsionadas del mundo: la península del Sinaí. Durante más de tres décadas el Ejército ha enviado contingentes de soldados, suboficiales y oficiales para formar parte de lo que se conoce como la Fuerza Multinacional de Paz y Observadores (FMO). Su misión junto a los integrantes de los Ejércitos de otros 12 países es garantizar la estabilidad en la región, como parte de los acuerdos de paz entre Israel y Egipto.
Al Sinaí son enviados los mejores y más galardonados militares colombianos. Esa experiencia es reconocimiento a su trabajo en combate en las selvas del país. Durante años, dicha península no sufrió mayores alteraciones y la labor de los colombianos y sus colegas de la FMO no era muy estresante. Sin embargo, esa situación ha cambiado dramáticamente, especialmente en el último año, por cuenta de la ofensiva que ha desplegado el llamado Estado Islámico (EI).
“Lo más complicado ha sido ver la transformación del Batallón Colombia: en el año 1994, en 2000, en 2010, y verla ahora en 2016. Las condiciones son totalmente diferentes. Había más libertad en todo el país (Egipto), se podían visitar todos los sitios sin ninguna restricción, nos movíamos sin ningún inconveniente, la situación era más tranquila. Había paz, no vivíamos en medio del conflicto que padece en estos momentos por las fuerzas de Estado Islámico. En las anteriores oportunidades que vine no teníamos ninguna restricción”, dijo a SEMANA desde el Sinaí el teniente coronel José Luis Agudelo, quien lleva 26 años en el Ejército, ha sido herido en combate varias veces, y está por tercera vez en la península arábiga. “Hemos sentido disparos, explosiones y han sido constantes los enfrentamientos de las Fuerzas Militares egipcias con EI. Se han presentado combates al norte, al oriente, al occidente de nuestras posiciones”, contó el oficial.
La ofensiva de EI en la región se extendió hasta Egipto y las inmediaciones en donde está acantonada la FMO. Si bien los Ejércitos que hacen parte de esa fuerza, incluido el colombiano, no entran en combate directo con EI, sí se encuentran en medio de la confrontación. “Aquí a diario se oyen explosiones y disparos. Si fuera en Colombia y nosotros respondiéramos, pues allá uno está en una selva, patrullando, entonces la reacción sería diferente. Acá, en cambio, gracias a dios, contamos con toda la protección en tecnología. No es para nosotros algo que nos alarme, ni de desesperarnos”, explica el sargento primero Delcy Perdomo, quien también hace parte de l Batallón Colombia.
“Realmente para nosotros, el Ejército colombiano, por lo que vivimos en nuestro país esto viene siendo algo común. Escuchar explosiones, bombardeos, ráfagas de ametralladora es normal. Lo único acá que hacemos diferente es que lógicamente no estamos dentro del conflicto. Simplemente somos observadores”, afirmó el teniente Daniel Arango, quien hace parte de la fuerza en el Sinaí.
El área en donde está la FMO está dividida en dos zonas llamadas campo norte y campo sur (ver mapa). Frente a la intensificación de los ataques de EI en Egipto hace pocas semanas, los comandantes de la misión optaron por trasladar hacia el sur de la península a la mayoría de los militares y civiles que se encontraban en la parte más convulsionada. Sin embargo, como no podían dejar esa zona estratégica sin vigilancia militar y dada la experiencia en combate y profesionalismo de los militares colombianos, se optó por dejarlos en la primera línea junto con algunos militares de los Ejércitos de Estados Unidos y Fiyi. Uniformados de Italia, Canadá, Noruega Australia, entre otros, fueron enviados a zonas más seguras.
Ese reconocimiento a la capacidad de los militares colombianos surge de la experiencia acumulada que tienen en más de medio siglo de conflicto permanente en el país. Justamente, esa experiencia que hoy viven en el Sinaí ha sido fundamental para que las Naciones Unidas y otros países estén solicitando apoyo del Ejército colombiano, para participar en misiones militares en otros lugares del mundo. En el pasado los uniformados nacionales ya habían cumplido ese rol como parte de fuerzas multinacionales en el canal de Suez, en la guerra de Corea, y también como observadores en la antigua Yugoslavia, en El Salvador y otros países de Centroamérica
La ONU ha solicitado apoyo para que militares colombianos acompañen misiones en Sahara Oriental (África), Altos del Golán y en Malí, a donde en pocas semanas serán enviados algunos oficiales. Estos son unos de los sitios iniciales que contarán en poco tiempo con uniformados nacionales. Sin embargo, según anunciaron el presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, el objetivo es que en un futuro próximo cerca de 5.000 militares viajarán a otras regiones para hacer parte de fuerzas multinacionales y de apoyo a otros países.
El envío de estos soldados hace parte de la reingeniería que viven los militares y que han denominado el ‘Ejército del Futuro’. Frente a la realidad del proceso de paz en Colombia, que implicará el cambio de algunos roles, el objetivo es aprovechar ese pie de fuerza y la experiencia que tienen los soldados colombianos para ofrecer ‘servicios’ en el exterior. “Cumplir con ese tipo de misiones de apoyo hace parte del amplio portafolio de servicios que puede ofrecer el Ejército. Tenemos la capacidad de actuar conjuntamente con cualquier Ejército del mundo, y es algo plenamente reconocido. De allí la posibilidad de cumplir con labores por fuera de las fronteras como parte de lo que se ha denominado Ejército multimisión, que implica ser una fuerza capaz de amoldarse y tener un papel protagónico en la realidad internacional”, afirma el comandante del Ejército, general Alberto José Mejía.
Muchos de los 5.000 militares que harán parte de esas labores ya están siendo entrenados en diferentes lugares del país en idiomas y otro tipo de herramientas, que les permitirán cumplir mejor sus misiones. Los lugares a los que se destinarían serán acordados con la ONU, que determinará en dónde podrá ser más útil la experiencia de lo que bien podría denominarse como soldados de exportación.