CRÓNICA

Las cenizas que quedaron de Villa Cindy

38 casas incineradas y más de 150 damnificados es el saldo de un incendio en una comunidad de Suba.

24 de junio de 2014, 12:00 a. m.
Flor Mirian Merchán busca sus pertenencias dentro de las cenizas. | Foto: SEMANA.

Algunas llamas aún permanecían encendidas luego de 12 horas del incendio. Las humaredas pintaban un paisaje ennegrecido por las cenizas de 38 ranchos de madera en la que el fuego consumió todo: ya no está la ropa, ni los juguetes, o los enseres de la casas. Tampoco los electrodomésticos alimentados con luz de contrabando. En el suelo solo brotaban mangueras que conducen el agua que también llega de manera ilegal y humedecía una tierra aún caliente.

La Unión Villa Cindy era un conjunto de ranchos hechos en madera y latas en las que vivían en precarias condiciones cerca de 130 personas, 50 adultos y 80 niños se quedaron sin hogar luego de que un incendio los consumiera todo. Esas casas estaban ubicadas al extremo noroccidental de la ciudad en la localidad de Suba, al lado del río Bogotá. A partir de allí la ciudad se acaba.

Dentro de la tierra mezclada con ceniza de lo que era el piso de su casa, Flor Miriam Merchán escarba para ver si encuentra algo de valor. Es afortunada, consigue un registro civil de su hijo y unas fotos viejas en las que aparece, irónicamente, montada sobre una llama de pelaje claro.

El resto del paisaje son cosas de casas calcinadas y que hacen una montaña en el piso. “Yo estaba mirando televisión, gritaron que saliéramos de la casa… la candela no me dejó sacar nada”, cuenta esta mujer que no oculta sus lágrimas y que entre sus silencios intenta darle una explicación a lo ocurrido.

Diana Ricaute está en la misma posición. Ella es una joven de 24 años y madre de tres niños de (siete, cinco y dos años). Con la resignación que da vivir en medio de la pobreza, contó que su casa fue la primera en incendiarse. Según ella, vio las llamas cuando estas traspasaron la pared de madera. “La pieza estaba incendiaba, no había nada qué hacer”.

Diana y su familia pasaron la noche dentro de la camioneta que les entregó hace unos meses la Alcaldía para que hagan su trabajo en el reciclaje. Esta mujer muestra que su sudadera color verde manzana es lo único que le quedó tras el incendio. Mirando a sus hijos piensa en qué va a hacer ahora, como bañarlos y cambiarlos de ropa. Los niños deambulan por lo que era su casa.

Los sueños de estas personas de escasos recursos se esfumaron en segundos. Erika Gómez una madre soltera quien contó que perdió hasta la ropa de su hija de dos años y que para que pudiera ir a estudiar, las profesoras del jardín le regalaron algunas prendas. En adelante no sabe qué hará, pues esta sola ya que su compañero está en la cárcel en Honda (Tolima). Ella lo llamó a contarle, “él solo lloró y no dijo nada…".


Así quedó el lugar del incendio.

Los vecinos cuentan que el incendio se produjo a las 7:00 p. m. Algunos responsabilizan a un hombre que vivía solo y que era consumidor de estupefacientes. Él desapareció del lugar. Los cilindros de gas explotaban como bombas, mientras los habitantes de ese caserío salían de sus ranchos. Hoy tras el humo y las llamas encontraron que los milagros existen ya que por fortuna no hubo heridos ni muertos.

En la mañana las familias se levantaron a recoger las latas retorcidas de los techos y lo que eran sus electrodomésticos para las cargarlos en camiones e intentar así recoger algún dinero para sobrevivir. Pan y chocolate regalados por vecinos  acompañaron las primeras horas bajo la lluvia.

El reporte del Cuerpo Oficial de Bomberos señaló que el incendio “se ocasionó por la acumulación de desechos y material reciclable”. Los vecinos reclamaron porque presuntamente la primera máquina llegó una hora después de la primera llamada. Lo cierto es que es lo estrecho de las calles imposibilitó el transito libre de la máquina de bomberos a lo que se sumó que en la zona no hay hidrantes. Eso ayudó para el incendio alcanzara esas proporciones. 

¿Qué van a hacer? Esa es la pregunta que se hacen muchos. Con las manos en los bolsillos de una vieja sudadera verde Viviana Pérez una líder comunitaria y que encabeza un grupo que gestiona una vivienda al Distrito, dice que solo esperan la solidaridad de las personas. "Nosotros estábamos haciendo papeles para legalizar, no nos queremos ir de acá".

Pero la idea de Viviana es imposible de cumplir. Los ranchos estaban construidos en una zona ilegal y de reserva. A unos cuantos metros cruza el río, cuyo cauce está protegido por un farallón que evita posibles inundaciones. Eso impide que se piense en quedarse en este lugar.

La alcaldesa de local de Suba, Marisol Perilla, dijo que tuvo una primera conversación con la Administración Distrital para que se analice la entrega viviendas dignas y que ya se analizaba el tema con Metrovivienda. “Estas son personas que han sido atendidas con otros programas como Basura Cero”, reconoció.

La Alcaldía Mayor estuvo al tanto del tema y los residentes esperan que el propio alcalde Gustavo Petro los visite y así se lo hicieron saber a la alcaldesa local. Por ahora el Secretario Distrital de Gobierno (e), Milton Rengifo, aseguró que estas personas tienen todo el respaldo de la Administración además de que ya se puso en marcha el plan de ayuda humanitaria para próximamente empezar con el proceso de reubicación según el censo realizado. Una de esas soluciones es la entrega de bonos por 140.000 pesos para hacer mercados.

Mientras muchos celebran el triunfo de la selección Colombia, esta noche los habitantes de esta zona tendrán que dormir en casas de familiares o dentro de sus camionetas, mientras la ayuda llega.