RECUENTO

Los siete asesinos en serie que aterrorizaron al país

Violencia, familias disfuncionales, maltratos y abusos han hecho que Colombia tenga a varios de los peores homicidas de la historia.

4 de diciembre de 2015
siete de los asesinos en serie en Colombia. | Foto: SEMANA

El hallazgo de nuevos cuerpos en el cerro de Monserrate en Bogotá revivió en el país los episodios de asesinos en serie que pasaron a la historia. En Colombia el común denominador de los asesinos seriales es el de personas pobres, maltratadas, víctimas de abusos, golpeados por familiares y humillados, que descargan sus frustraciones en los más débiles.

Así los describe el antropólogo y profesor de la Universidad del Rosario Esteban Cruz Niño, quien escribió el libro ‘Los monstruos en Colombia sí existen’ (Penguin Random House). En este relato no sólo muestra los perfiles de estos hombres, sino que también describe sus vidas y cuenta cómo llegaron a convertirse en asesinos en serie.

“Son psicópatas, sociópatas, gente que manipula a sus víctimas, personas que hablan bien, estafadores que tienen propensión a la delincuencia, que vivieron en familias disfuncionales”, señaló el profesor.

El libro presenta, entre otros, los casos el de Pedro Alonso López, el ‘Monstruo de los Andes’ quien asesinó a 300 niñas. También el de Daniel Camargo Barbosa, el ‘Sádico del Charquito’ a quien se le adjudican las muertes de 157 mujeres y el de Luis Alfredo Garavito Cubillos, quien purga una condena por el homicidio de 197 niños.

Los perfiles

Fredy Armando Valencia, ‘Monstruo de Monserrate’: Este hombre, que montó un ‘cambuche’ en los cerros orientales de Bogotá, es señalado de asesinar a nueve mujeres, todas habitantes de la calle.
De Valencia se sabe poco, salvo que llegó al mundo de las drogas tras la muerte de su madre y de una decepción amorosa. A pesar de que vivió en una familia de clase media y realizó estudios universitarios, este sujeto, de 34 años, terminó en la calle como reciclador.

A las autoridades judiciales les dijo que, mediante ofrecimientos de comida y droga, invitaba a las mujeres a su ‘cambuche’ para solicitarles favores sexuales. Luego las asesinaba asfixiándolas. Aun cuando las autoridades han confirmado la muerte de nueve, se cree que son 19 las mujeres asesinadas.

Pedro Alonso López, el ‘Monstruo de los Andes’:
Para muchos criminólogos y especialistas en los perfiles de asesinos en serie, este hombre es considerado el peor homicida de la historia Colombia. Y no es para menos. En un recorrido que hizo por Colombia, Ecuador y Perú, violó y asesinó a más de 300 niñas. Parte de su vida trabajó como vendedor ambulante y perteneció a una organización dedicada al hurto de vehículos. Por la década de los 80 se vivía un ambiente de temor en Perú y Ecuador porque se creía que una banda criminal estaba secuestrando a las menores. Pero pronto se descubrió que era López a quien llamaron ‘el Monstruo de los Andes’.

Fue capturado luego de que una trabajadora de una plaza de mercado detectó cómo él miraba a su hija. La mujer alertó a sus compañeras, quienes lo rodearon con el ánimo de lincharlo. Tras unas horas en la cárcel confesó que había matado a las niñas. Purgó condena de 14 años en Perú y en Colombia le sumaron 4 años más. En 1997 lo declararon inimputable (es decir, que no era consciente de sus actos), salió de la cárcel y no se conoce de su paradero.  

Luis Alfredo Garavito Cubillos: Cometió los crímenes en la década de 1990. Garavito, actualmente preso en la cárcel de Valledupar (Cesar), violó y asesinó cerca de 197 niños en varias regiones del país. Su captura se produjo cuando intentó abusar de un niño en zona rural de Villavicencio. Ese día, un indigente que pasaba por el lugar oyó los gritos y fue a ver lo que ocurría. Tras un breve enfrentamiento, Garavito salió corriendo. Horas más tarde la Policía lo capturó cuando salió de los matorrales y caminaba al lado de la carretera.  

Los artículos de prensa que coleccionó y guardó en un pequeño maletín que cargaba se constituyeron en una prueba contundente de la responsabilidad de Garavito en torturas, violaciones y crímenes. Luis Alfredo Garavito nació en Génova (Quindío) en enero de 1957. Vivió en una familia en la que su padre los humillaba y maltrataba constantemente. Eso lo hizo un niño retraído con una actitud solitaria que tuvo como consecuencia el maltrato de sus compañeros y profesores.

Daniel Camargo Barbosa, el ‘Sádico del Charquito’: La historia de este hombre tiene un capítulo especial. Tenía un coeficiente intelectual de 116 y hablaba perfectamente inglés y portugués. Pero a pesar de su inteligencia, detrás se escondía un verdadero monstruo. Se estima que violó, torturó y asesinó a más de 157 mujeres en un período de 20 años. Para cometer sus crímenes se movió por Colombia, Brasil y Ecuador. Tuvo varias relaciones sentimentales, pero descubrió que una de ellas le fue infiel, lo que le despertó un odio irracional a las mujeres, o misoginia.

Cometió sus crímenes en la década del 1980 y tras varios años de impunidad, fue capturado en Quito (Ecuador). Semanas antes, el hombre había sido retenido por una patrulla a la que le pareció sospechosa su actitud al verlo caminar solo por la carretera.

En el bolso le encontraron ropa femenina, papeles de una mujer y una agenda en la que tenía recortes de periódicos con noticias de mujeres muertas. A pesar de ello, quedó libre. Horas después un alto oficial de la Policía encontró que la mujer que aparecía en el recorte del periódico era la misma de uno de los documento de identidad que Barbosa guardaba en su bolso. Entonces inició la búsqueda.  

Nepomuceno Matallana, el ‘Doctor Mata’: Seguramente este sea el asesino en serie más recordados ya que parte de su historia apareció recientemente en una serie de televisión. Pero el perfil de este hombre no se parece en nada a los de otros criminales. Sus víctimas fueron hombres de recursos económicos a quienes estafó. Se calcula que asesinó a más de 20. El hombre se hizo pasar como un reconocido abogado y logró codearse con la aristocracia bogotana.

“Nepomuceno Matallana representa la desviación del sueño capitalista, la pesadilla del amor a la materia y el prestigio”, se lee en el libro del profesor Niño. Hijo de dos campesinos de Chiquinquirá (Boyacá) siempre negó su origen humilde. Su ansia de riqueza lo llevó a pertenecer a una pandilla de asaltantes con la que efectuó varios robos, incluido uno a la salida de una iglesia en plena Semana Santa. A la par que realizaba sus crímenes devoraba los libros de derecho. De este hombre se supo que se casó con una mujer acomodada a la que, con engaños, intentó despojar de sus tierras. El ‘Doctor Mata’ murió en una cárcel.

Manuel Octavio Bermúdez, el ‘Monstruo de los cañaduzales’: Camuflado como vendedor de paletas, Manuel Octavio Bermúdez aprovechó su trabajo para contactar niños en varias regiones de Valle del Cauca. Tras una investigación, la Policía lo capturó en junio del 2003. En su prontuario aparecen violaciones y muertes de 20 niños.

Su vida, al igual que las de otros asesinos en serie, transcurrió entre la pobreza y el desprecio y la falta de atención de sus padres alcohólicos que lo dejaban solo en una pieza de inquilinato. Tras la muerte de sus progenitores el niño fue adoptado y por su bajo rendimiento escolar fue golpeado y castigado constantemente. En la juventud dio muestras de homosexualidad, pero a pesar de ello, convivió con varias mujeres.

Sus relaciones terminaron porque sus parejas descubrieron que violaba a menores. En la investigación se encontró que el hombre coleccionaba la ropa interior de los niños y sus carnés. Actualmente purga su pena en la cárcel de Valledupar, junto con Garavito.   

Luis Alberto Malagón Suárez, el ‘Sádico del Rincón’:
En los reportes de prensa se encuentra que, al parecer, violó y dio muerte a seis niñas en el barrio Rincón, en la localidad de Suba, en Bogotá. Al parecer, buscaba y llevaba hasta su casa a las menores para violarlas, luego las descuartizaba y las sacaba a la calle en bolsas.

Malagón fue capturado en el año 2002 por el asesinato de su esposa, quien al parecer descubrió lo que hacía. Tras una primera investigación, el hombre fue vinculado por la desaparición de cinco menores.
Una de las evidencias claves en el proceso es el testimonio de su propia hija, quien dijo que en varias oportunidades oyó en el cuarto de su padre ruidos extraños. Malagón decía que eran gatos y le subía el volumen al televisor. En la actualidad está a la espera de recibir su condena.