BOGOTÁ

“¿Usted qué quiere que yo haga?”

Así le contestó el jefe de seguridad del empresario Luis Carlos Sarmiento al secretario de Seguridad de Bogotá, Daniel Mejía, cuando este le reclamó por la violación de las normas de tránsito por parte de la escolta.

3 de abril de 2016
Daniel mejía, secretario de Seguridad del Distrito. | Foto: SEMANA / Pixabay

El viernes primero de abril, el secretario de Seguridad de Bogotá, Daniel Mejía, reconocido por su seriedad y profesionalismo, lanzó un trino que sorprendió a muchos. En el mensaje de su cuenta de Twitter señaló que el grupo encargado de la protección del reconocido empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo había trasgredido el Código de Tránsito: “Esquema de seguridad (del empresario) debe entender que NO puede detener el tránsito, y menos intimidar a otros vehículos”, escribió.

A pesar de que el mensaje tenía un destinatario directo, muchos no entendieron qué había pasado. Semana.com se dio a la tarea de indagar sobre este asunto y encontró las razones del reclamo.

Mejía y algunos de sus colaboradores conversaron con este portal y le contaron cómo el viernes anterior, la caravana del empresario supuestamente se abrió paso entre los carros de forma abusiva.

Desde la calle 73 hasta la calle 45 con carrera séptima, el grupo de escoltas, compuesto por al menos cinco camionetas azules y dos motociclistas, vestidos de negro, detuvieron en al menos siete oportunidades el tránsito vehicular, es decir, ponían las motos en un carril o intersección de la vía para cerrar el paso de los particulares.

Además, el conductor y los escoltas del secretario de seguridad presenciaron cómo, varias veces, el esquema de seguridad del empresario “cerró” a otros vehículos para impedirles el paso.

El tema no quedó ahí. Indignado, el secretario de Seguridad llamó de inmediato a la oficina del empresario y pidió que lo comunicaran con el jefe del esquema de seguridad. La respuesta lo dejó atónito.

Mejía cuenta que la conversación fue lacónica. El jefe de seguridad del empresario pasó al teléfono y se identificó como teniente (r) de la Policía. “Soy Daniel Mejía y lo llamo para pedirle que por favor respete las normas de tránsito”, le dijo el secretario indignado.

“¿Usted qué quiere que yo haga?”, le respondió el jefe de seguridad en un tono que dejó ver su disgusto. Inmediatamente cerró la conversación con un “¿Eso es todo…?” y colgó.

No es la primera vez que pasa una situación como esta. Mejía dice que un año atrás vio ese mismo esquema realizando las mismas maniobras saltándose las reglas del Código de Tránsito.

Respetar la regla

No cabe duda del reconocimiento que tiene Sarmiento Angulo –uno de los principales banqueros y empresarios del país– y de que su seguridad debe ser una prioridad. Pero también es cierto que los encargados de su protección no pueden saltarse la ley.

El cierre de una vía por esquemas de seguridad sólo está autorizado cuando quien lo hace es una agente de tránsito, los esquemas privados no pueden hacerlo.

Así lo contempla el artículo 3 del Código de Tránsito, que determina quiénes son autoridades de tránsito. Allí dice que van desde gobernadores y alcaldes hasta “la Policía Nacional en sus cuerpos especializados de Policía de tránsito urbano y Policía de carreteras”. En otro aparte señala a “los agentes de Tránsito y Transporte”.

El jefe de la sección de Tránsito de Bogotá, coronel Germán Jaramillo, le confirmó a Semana.com que ningún esquema de seguridad privado puede hacer “maniobras para agilizar el paso en la vía. “Los motociclistas están para acompañar al protegido y vigilar que nadie se acerque (…) Eso es una contravención al Código de Tránsito”.

De tiempo atrás alcaldes y altos funcionarios han mostrado su descontento por la arbitrariedad de caravanas de escoltas de empresarios o incluso altos funcionarios del Estado que consideran que su seguridad les da derechos para trasgredir la norma.

En esta oportunidad el propio secretario de Seguridad de Bogotá advirtió la irregularidad, lo que pone en relieve la situación y hace mayor el eco de la seria denuncia.