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El secreto de Marta Lucía

Pocos saben que la persona que tuvo que oponerse a Fernando Londoño, hace cinco años, en sus pretensiones laborales en Invercolsa, fue ni más ni menos su hoy colega de gabinete Marta Lucía Ramírez.

7 de julio de 2003

La pieza clave del caso Invercolsa, que surgió cuando Fernando Londoño Hoyos se hizo a un paquete accionario de esta empresa en condiciones privilegiadas, fue la pretensión del hoy ministro del Interior y Justicia de que él había sido trabajador de la compañía. En la venta de las acciones había unas ventajas para los ex empleados, y Londoño reclamó ese estatus al momento de comprar el 21 por ciento de la empresa.

Para sustentar su posición de ex trabajador Londoño demandó en marzo de 1998 a Invercolsa ante el juzgado noveno laboral, reclamando las prestaciones no pagadas. Estos hechos son bien conocidos por la opinión pública, como lo es que el año pasado la justicia, en segunda instancia, no le dio la razón a Londoño.

Lo que no todo el mundo tiene claro es quién estaba en la presidencia de Invercolsa cuando la empresa tuvo que oponerse a las pretensiones de Londoño. Es decir, quién fue la persona que trabajó en llave con Ecopetrol para iniciar un proceso con el fin de convencer a un juez laboral de que el hoy Ministro del Interior y de Justicia no tenía derecho a hacerse pasar por trabajador para adquirir de forma privilegiada acciones de Invercolsa.

Pues se trata ni más ni menos que de Marta Lucía Ramírez, la hoy ministra de Defensa y colega de Londoño en el gabinete. ¿Por qué prácticamente no ha salido a flote el papel de ella en el debate de Invercolsa? ¿Por qué su silencio, sobre todo teniendo en cuenta que sale muy bien librada de todo este enredo?

Lo primero que hay que decir es que la Ministra, a pesar de su exceso de locuacidad, ha sido muy discreta sobre este tema. Como se trata de hechos ocurridos hace más de cinco años que nada tienen que ver con la situación actual, casi nadie la ha asociado con Invercolsa. Ella, por su parte, ha preferido pasar agachada pues si habla del papel que desempeñó estaría yendo en contra de su actual compañero de gabinete. Los pocos que le han preguntado sobre el tema han obtenido una simple respuesta, según la cual ella no considera haber hecho nada extraordinario fuera de contratar un abogado para que defendiera los intereses de Invercolsa.

Pero ¿cómo fue que la hoy Ministra terminó siendo parte de esta interminable telenovela? Los hechos son los siguientes:

Fernando Londoño, a través de su firma de abogados, tenía un contrato de prestación de servicios profesionales con Invercolsa, vínculo que no era de dedicación exclusiva y por el cual llegaron a pagarle hasta 741.000 pesos mensuales durante el último año. En otras palabras, Invercolsa era uno de los muchos clientes que tenía su prestigiosa firma. Durante los cinco años que tuvo esta responsabilidad Londoño nunca cobró prestaciones, vacaciones o cesantías.

Después de la salida de Londoño se decidió que Invercolsa requería en realidad una persona de tiempo completo y se nombró como presidente de la misma al ex ministro Enrique Vargas Ramírez. Este sí tenía un contrato laboral en forma de dedicación exclusiva y su condición de trabajador nunca ha sido puesta en tela de juicio. Bajo la administración de Vargas, Fernando Londoño decidió que si él reclamaba una condición de trabajador comparable a la de su sucesor podría participar en la compra de acciones en forma privilegiada como parte del sector solidario. Le solicitó entonces a Enrique Vargas un documento que certificara su condición de empleado de Invercolsa. Vargas expidió un documento esencialmente descriptivo en el que no se comprometía con ninguna conclusión sobre la condición de trabajador o no de Londoño.

Con este documento Londoño se presentó a la firma de corredores de bolsa Corredor Alban, la cual aceptó esa constancia como un certificado laboral, permitiéndole comprar las acciones. Con esa operación Ecopetrol perdió el control de la empresa, por lo cual no pudo llevar a cabo la venta de la misma que tenía planeada. Las participaciones de los socios mayoritarios quedaron de la siguiente forma: Ecopetrol 31,75 por ciento, el industrial José Urbina Amorocho 34,81 por ciento y Fernando Londoño compró 20,11 por ciento. A partir de ese momento se armó el revuelo por el gol de Londoño y Ecopetrol instauró acciones jurídicas para tratar de reversar la operación.

Se creó entonces un conflicto en la junta directiva, en el cual cada una de las partes desconfiaba de la otra y no era fácil tomar decisiones. En ese momento renunció Enrique Vargas y se buscó una tregua entre las partes para hacer que la empresa funcionara mientras fallaba la justicia. Se requería como primer paso encontrar una persona neutral que les diera garantías a todos. Londoño sugirió el nombre de Marta Lucía Ramírez, quien no sólo era cercana a él sino también a Antonio Urdinola, quien en ese momento era presidente de Ecopetrol. A finales de 1997 Marta Lucía se posesionó.

Pocas semanas después Londoño decidió hacer una jugada de tahúr para neutralizar las acciones jurídicas de Ecopetrol contra él. Jugándose el todo por el todo demandó a Invercolsa para que le reconociera sus derechos laborales, utilizando entre otras 'pruebas' la certificación que le había dado Enrique Vargas. La encargada de responder la demanda fue la entonces presidenta de Invercolsa, Marta Lucía Ramírez. Ella contrató para que la representara a José Enrique Arboleda Valencia, uno de los más prestigiosos abogados laboralistas del país.

Este conceptuó que era absurdo que Londoño pretendiera haber tenido una relación laboral con Invercolsa ya que lo único que existió era una relación comercial. Marta Lucía lo respaldó y el proceso se inició. Ella posteriormente renunció para ser Ministra de Comercio Exterior del presidente Andrés Pastrana. Arboleda siguió con el caso hasta la segunda instancia, y lo ganó.

A pesar de que la Ministra dice que su papel fue rutinario en realidad fue más allá de esto. Ante el juzgado, las declaraciones de los ex directivos de Invercolsa terminaron respaldando las pretensiones de Londoño frente de la empresa. Al contrario, la actuación de Marta Lucía a través de su apoderado sostuvo que Londoño nunca fue trabajador de Invercolsa. Este era probablemente uno de los secretos mejor guardados de Colombia en el último año.