EL SECUESTRO DEL AÑO
Conmoción nacional por el secuestro de Jaime Betancur Cuartas, el hermano del Presidente
Fuera de fugaces llamadas a los medios de comunicación, el jueves en la noche no se conocían todavía oficialmente las exigencias del ELN para la liberación de Jaime Betancur Cuartas.
En la Fría madrugada del viernes un periodista de Caracol fue abordado en la puerta de la cadena por un hombre y una mujer que vestían como estudiantes, quienes le hicieron entrega de una carta que resultó ser el comunicado número uno del ELN, reivindicando de manera oficial el secuestro del jurista y hermano del Presidente, Jaime Betancur Cuartas.
El comunicado tenía burdamente pintada a mano la bandera de este grupo subversivo, con dos franjas, una roja y otra negra, así como el logo del ELN.
Minutos después el Presidente de la República se enteraba en el Palacio de Nariño de las condiciones que los captores de su hermano ponían para liberarlo. La noche anterior Belisario había estado hablando en un congreso de abogados, donde afirmó que "por encima de los aSectos personales está el cumplimiento del deber". Y aunque ciñéndose a esta filosofía no perdió la serenidad, el Jefe del Estado se mostró visiblemente afectado con la lectura de la misiva.
SEMANA se enteró de que la posición oficial del gobierno es la de no ceder en ningún marco constitucional, aunque sobre la mayoría de las exigencias, fuentes del gobierno manifestaron extraoficialmente que existían algunos puntos viables, no exactamente por el hecho de ser exigidos por el grupo subversivo, sino porque se encuentran en proceso de implementación por iniciativa del propio Presidente de la República, como es el caso del salario mínimo, que si bien no va a llegar a los 15 mil pesos, sí estaría ubicado en una cifra cercana. Otro tanto ocurre con el aspecto de las tarifas de los servicios públicos, cuya revisión no solo ordenó públicamente BB., sino que además amenazó con destituir a los gerentes de las empresas públicas que vayan encontravía tanto de las instrucciones presidenciales como de los intereses de la comunidad.
EL SECUESTRO
El país recibió la noticia con estupor. Nadie esperaba que en un momento crucial de las conversaciones de paz con los alzados en armas, se tendiera ante las buenas intenciones del gobierno una zancadilla tan contundente como la del secuestro del hermano del Presidente Betancur, que desde hace años se había retirado de la política y que en la actualidad, además de labores didácticas, se desempeñaba como un discreto pero eficaz consejero de Estado.
Los hechos ocurrieron en la noche del día martes 22, a eso de las ocho y media, ante la mirada desprevenida de su conductor. Manuel José Cantor, no sospechó, en un comienzo, que estuviera ocurriendo algo anormal.Relataque fue testigo de la forma como dos mdividuos abordaron al doctor Jaime Betancur Cuartas en la puerta de la Universidad Católica, y que luego los tres entraron en un automóvil de marca japonesa--al parecer Honda o Mazda--, de color hueso, de placas JA-8999, donde esperaban otro hombre y una mujer bastante jóvenes, que ya Cantor había observado aguardando largo rato en el vehículo. "Pensé que eran estudiantes", confiesa. El auto se detuvo a su lado, y la mujer le dijo que no se preocupara por su patrón, que estaría de regreso en media hora, después de que hicieran una diligencia. "Entonces la mujer se sentó al lado del conductor, y el carro volvió a arrancar hacia el norte, por la carrera 16"
Eso fue todo lo que Cantor pudo relatar. Ante la demora de Betancur Cuartas, el conductor se puso en contacto con la señora del jurista, doña Efigenia Velez, quien le dio instrucciones para que aguardara otro rato.
Habiendo transcurrido dos horas desde la desaparición de Betancur su esposa decidió dar aviso a las autoridades, y poco tiempo después los medios de comunicación recibieron llamadas que indicaban que el jurista estaba en poder del autodenominado Ejército de Liberación Nacional, ELN.
PRIMERAS INVESTIGACIONES
Las últimas personas que, además del conductor, estuvieron con Jaime Betancur antes de su secuestro fueron el secretario general de la Universidad Católica, Gilberto Giraldo Herrera, y sus dos secretarias, Dora Barreto y Gloria Chaux. El primero relató a SEMANA que, coincidencialmente, el doctor Betancur le había mencionado ese mismo día al ELN en dos oportunidades. La primera de ellas recordando que ese grupo guerrillero se había atribuido semanas antes el incendio de los archivos de la Universidad de Antioquia, y la segunda cuando había afirmado: "¡Cómo tiene de acabado a mi pueblo el ELN!".
Sus secretarias lo vieron tomar después su maletín, como todas las noches, aunque esta vez un poco más tarde de lo normal, por haberse demorado en el proceso de escuchar la sustentación de tésis de cinco estudiantes, y luego salir tranquilamente del centro universitario, sin que nada extraño sucediera. "Lo único que me pareció raro ", comenta Gloria Chaux, "fue que el doctor Betancur se despidiera dándome la mano, mientras me decía: Hasta mañana Gloria, que le vaya bien. El nunca se despedía formalmente. Supongo que estaba nervioso", afirma.
Alguna confusión pareció surgir en el momento de establecer la descripción del automóvil utilizado para el secuestro. Cantor había asegurado inicialmente que se trataba de un "Mazda" de color claro, pero después reflexionó sobre la posibilidad de que fuera más bien un "Honda" color hueso. Sobre lo que sí hubo concenso fue en torno al número de la placa, JA-8999; posteriores averiguaciones llevadas a cabo en Tunja revelaron que ese número no figuraba en los archivos de la circulación, y que por consiguiente la placa había sido falsificada.
Otras versiones indicaron la presencia de un campero "Suzuki" (aunque algunos mencionaron un "Dahiatsu") en el lugar de los hechos, que en todo momento tuvo el motor encendido. Según parece, además de los tres hombres y la mujer que viajaban en el primer automóvil, participaron otros seis individuos que posiblemente se desplazaban en el campero, cubriendo la retirada para evitar posibles complicaciones.
Varios miembros de la familia del secuestrado coincidieron en afirmar que Betancur Cuartas había sido amenazado con anterioridad, y que incluso había comentado la posibilidad de ser secuestrado, aunque el hecho de "no temer nada por no deber nada" lo había llevado, hace unos meses, a rechazar la escolta que por solicitud de la presidencia de la República lo venia acompañando permanentemente.
Al parecer, integrantes del ELN ya habían intentado contactarlo en su finca de Copacabana, en la que Gustavo Puerta, el mayordomo, había recibido hace alrededor de 2 meses la visita de tres jóvenes que afanadamente preguntaban por su patrón. Puerta cuenta haberles indicado la posibilidad de contactar a Betancur en Bogotá, ante lo cual los visitantes se despidieron identificándose como militares del ELN.
Una vez reivindicado el secuestro por este grupo guerrillero, y ante la evidencia de que en varias oportunidades se había pronunciado oficialmente en contra de la amnistia otorgada por el gobierno (ver recuadro), muchos quisieron creer que el doctor Betancur Cuartas habia sido secuestrado para ser utilizado como "correo" con su hermano el Presidente.
Por desgracia, el dia viernes se dio publicidad a un comunicado oficial del grupo guerrillero, en el que se informaba que Betancur Cuartas estaba siendo "retenido en calidad de preso político por nuestra organización ". Y es que aunque el jurista podia tener la seguridad de "no deber nada", los guerrilleros no pensaban lo mismo del Presidente Betancur, al que acusaban en el comunicado de estarle debiendo al país cumplimiento de "las promesas formuladas", mientras que "el pueblo colombiano sigue debatiéndose en el desempleo, la miseria, el analfabetismo y la desesperación".
EL PANORAMA POLITICO
Independientemente del lógico repudio que causó el secuestro de Betancur Cuartas como ciudadano, el hecho de que el delito se hubiese perpetrado en cabeza del hermano del Presidente fue interpretado además como un claro intento de sabotear el proceso de paz, lo que despertó el doble rechazo de todos los que reconocen como admirable el esfuerzo de Belisario en la búsqueda de una solución pacífica para los alzados en armas.
El secuestro se produjo en un momento político crucial. Hacía pocas semanas que se había realizado el diálogo en Madrid entre el Presidente Belisario Betancur y dos altos dirigentes del M-19, el 19 de noviembre se había efectuado en Yondó, Antioquia, el encuentro de la Comisión de Paz y algunos integrantes del cuarto fente de las FARC. Por otro lado, en los últimos días el Presidente había sostenido conversaciones privadas con algunos ex presidentes colombianos, y aunque el contenido de esas pláticas no ha sido revelado hasta el momento, se rumora que en ellas el primer mandatario estuvo analizando con sus antecesores la posibilidad de dar nuevos pasos hacia un arreglo político con las fuerzas guerrilleras.
Particularmente importante había sido esa reunión de Yondó. Según declaraciones de los altos comisionados, de la Comisión de Paz,ese diálogo con el cuarto frente de las FARC fue el primer contacto entre el gobierno y la guerrilla del Magdalena Medio y fue "cordial y fructífero". La medida en que lo fue quedaría registrada seis días después, cuando John Agudelo Ríos declaró que "la paz está más cercana de lo que algunos creen".
Cuatro horas duró ese primer contacto con el cuarto frente de las FARC, e iba a ser continuado con otro semejante con el sexto frente, que opera en las cercanías de Maceo, La Susana, Caracolí y San José del Nus, un poco más al sur, a 40 kilómetros de Puerto Berrío.
En ese ambiente de expectativas de paz a corto plazo por vía del diálogo se produjo el secuestro del Magistrado Jaime Betancur Cuartas, y para algunos analistas sólo podía sacarse una conclusión. A pesar de las exigencias formuladas en la madrugada del viernes 25 al Presidente de la República en el comunicado enviado por el ELN a los medios de comunicación, ese secuestro no estaría apuntando a la consecución de tales exigencias sino a atravezarse entre el jefe del Ejecutivo y las agrupaciones guerrilleras mayores, el M-19 y las FARC, para evitar que se cristalizara un acuerdo sobre cese de fuego temporal y una posible extensión de los beneficios de la amnistía a partir del mes de noviembre del año pasado. Obviamente un arreglo político con estos dos grupos guerrilleros aislaría aún más a los integrantes del ELN, lo que podría explicar la acción desesperada en la que se embarcaron. Al cierre de esta edición el móvil económico tampoco se había descartado.
Quiérase o no, el secuestro de Jaime Betancur Cuartas constituye un tremendo timonazo en el proceso de implementación de la paz. Sólo queda esperar que tal proceso no termine convertido en pequeños pedacitos de historia, por culpa de la negligencia de un grupo guerrillero dispuesto a demostrar que, en realidad, la paz podía estar más lejos de lo que muchos pensaban. -
QUIEN ES JAIME BETANCUR CUARTAS
El 11 de noviembre pasado, 40 condiscípulos del Colegio de la Bolivariana de Antíoquia se reunían en Medellín para celebrar los 35 años de grado. Ese día, el anciano padre León, el párroco del colegio, celebraba una misa en memoria de los compañeros muertos desde 1948; en la cual cada uno de los antiguos alumnos elevabá una plegaria: uno de ellos, con voz pausada y fuerte, rogaba por la paz. Era Jaime Betancur Cuartas, el hermano menor del presidente Belisario, quien el martes 21, en las horas de la noche fue secuestrado por el ELN. Siendo el último de 22 hermanos, es un antioqueño fiel a su tierra, que a sus 53 años todavía añora el poncho, el sombrero aguadeño y el carriel, y rinde culto al ritmo de su tierra. Acompañado siempre de su fiel maletín marrón, se levanta casi al alba para cumplir sus funciones de decano en la Universidad Católica y luego meterse en su oficina del Consejo de Estado, atestada de libros de derecho público. Cordial y amable, no perdona, en las fiestas, su consabido aguardientico con pasante, una mezcla de mango biche y uchuas, propia de su tierra.
En el colegio sus amigos le decían "La Chana". Desde esa época mostraba sus inclinaciones por la literatura, el derecho y la historia. Con la "Negra", como llamaban a Efigenia Velez, su esposa mantuvo el tradicional noviazgo paisa que dura más que el matrimonio. 12 años estuvieron de novios, hasta que se casaron, en 1968, y hoy tienen 1 hijo llamado Jaime. Siendo muy joven, ingresó a la facultad de Jurisprudencia de la Universidad Pontificia Bolivariana, donde se especializó en derecho público. Años más tarde se inició en la carrera política y fue concejal de Medellín, diputado de la asamblea de Antioquía y representante a la Cámara. De filiación conservadora, se retiró de la política activa cuando fue elegido en 1973 consejero de Estado y desde su fundación es decano de la Universidad Católica. En los círculos judiciales se le conoce con el cariñoso apodo "peregrino de la justicia .
Cordial, amable y locuaz, Jaime Betancur no puede vivir sin su música.
Es costumbre verlo en el "Bar de los Recuerdos", situado en la avenida Colombia de Medellín, oyendo "Antioqueñita", o en su defecto "A mi que me sirvan un aguardiente de caña". Todo esto, cuando no se embarca en una ronda de tangos interminables y variada, que según sus propias palabras, son sus "Beethovens".
Jaime Betancur Cuartas es el hermano de Belisario, el Presidente de Colombia, pero jamás ha hecho ostentación de serlo.
Siempre vestido de gris claro, su color favorito, es mejor conocido en Colombia como el consejero de Estado Betancur Cuartas.
LA TEMIBLE REAPARICION DEL ELN
Hacia años que los colombianos no habían vuelto a oir del Ejército de Liberación Nacional. Lejos estaban los tiempos en que sus fundadores, tos hermanos Vásquez Castaño, se hacían populares entre los estudiantes y algunos sectores obreros, mientras que el resto del país escuchaba horrorizado las historias sobre las órdenes de asesinato contra los mismos miembros de su organización, que estos sombrios hermanos impartían a sangre fría. Lejos estaba también el año de 1967, cuando el cura Camilo Torres, quien habla ingresado meses antes al ELN, cada muerto en la montaña, a donde no había logrado arrastrar a multitudes que lo segulan antes de su adhesión a la guerrilla. Atrás habla quedado también aquella emboscada masiva montada por el ejército que se denominó "Operación Anorí", donde fue barrida la última columna de los llamados "elenos", quienes desde entonces habían pasado tristemente al olvido.
Durante más de un decenio entre 1973 y 1982, sólo se hablaba de ellos de vez en cuando, cada vez que surgia un nuevo rumor sobre la huida de Fabio Vásquez con millones de pesos de la organización, o cuando se desenterraban viejas historias sobre la pugna a muerte entre los Vásquez y el cura Camilo.
La trayectoria de esta organización, que por algún extraño motivo siempre había tenido sacerdotes entre sus dirigentes, parecía definitivamente historia del pasado. Sin embargo, este año los colombianos volvieron a ser testigos de sus andanzas. Fue el único grupo guerrillero que desde el principio se negó terminantemente a aceptar la amnistía, y durante los primeros días de la promulgación de ésta, cuando el país vivía el breve destello de esperanza sobre la posibilidad de paz, los "elenos" como los chulos del diluvio, ya habían empezado a tildar de traidores a quienes se amnistiaran y a jurarle la guerra a un gobierno que catalogaban como represivo y enemigo del pueblo.
El 30 de junio de este año el ELN hizo estallar una serie de bombas en Bucaramanga. El 4 de julio hizo otro tanto en Medellín, mientras que en Bogotá se tomaba el Banco Cafetero y el ICA, matando a dos policías y llevándose 15 millónes de pesos; ese mismo día, se tomó las emisoras de Todelar en Popayán para difundir proclamas de su organización y denunciar "la farsa del gobierno de Betancur". El 5 de julio, colocaron explosivos en las instalaciones de Paz del Río; el 7 de julio se tomaron la agencia France Press en Bogotá, y transmitieron a todo el mundo un texto rechazando la amnistía; el 17 de julio, en Medellín, mataron tres miembros de la policía motorizada, y en el municipio de Amalfi asaltaron dos corregimientos; el 18 del mismo mes ocuparon otro caserío en El Bagre, Antioquia.
El sábado 17 de septiembre, a las 9:30 hora colombiana, 10:30 hora Venezolana, llevaron a cabo la más espectacular de sus acciones en el año: la toma de un puesto de la Guardia Nacional venezolana en Cutufi, un pequeño pueblo limítrofe del vecino país.
Tras su sonada reaparición, la gente empezó a especular sobre la reorganización de un grupo poderoso. Sin embargo, conocedores del mundo guerrillero aseguraban que se trataba simplemente de un pequeño grupo, afincado en Medellín y nuevamente dirigido por un cura, esta vez llamado Manuel Pérez. Los miembros del ELN, a pesar de ser escasos, tendrían una excepcional capacidad de movilización que les permitía dar golpes en distintos puntos del país y contarían con un diestro publicista, Wilder Silva un uruguayo formado en las filas de Los Tupamaros.
Sin embargo, los límites de su audacia no se conocieron sino hasta el martes pasado, cuando los colombianos se enteraro horrorizados de que el ELN había secuestrado al magistrado Jaime Betancur Cuartas, hermano de Presidente de la República.
La acción no tenía antecedente conocidos, y sólo se podía pensar en un remoto símil con el secuestro de la hermana del dictador guatemalteco Ríos Montt cuando éste todavía estaba en poder. Las diferencias, sin embargo, eran evidentes. Aunque su hermana era una maestra desvinculada de la actividad política Ríos Montt era un fanático desprestigiado. Los guerrilleros colombianos, en cambio, le tocaban la fibra más sensible a la opinión pública secuestrando a un hombre respetado, hermano de uno de los presidentes más populares del país. -