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El difícil camino de las Farc para tener su equipo profesional de fútbol

La idea de tener su propio equipo de fútbol profesional no sólo es un jugada en el proceso de reincorporación, sino también un guiño para dejar de liderar la tabla del descenso de popularidad y conquistar una afición propia.

11 de agosto de 2017
| Foto: León Darío Peláez

Las Farc pidieron este viernes a Maradona como refuerzo para lanzamiento de su partido político. Faltan veinte días para el nacimiento oficial, y los exjefes guerrilleros alistan con bombos y platillos su alunizaje del 1 de septiembre en la Plaza de Bolívar. La invitación que le lanzó Ricardo Tellez al astro argentino, se cruzó con la idea de tener su equipo de fútbol propio para dejar de liderar la tabla del descenso de popularidad y conquistar una afición propia.

Aunque en marzo del 2013 salió a flote la pasión del grupo insurgente por el balompié, después una invitación de ‘El Pibe‘ Valderrama, su vocación se ratificó con la misiva que le hicieron llegar al presidente de la Dimayor, Jorge Perdomo hace tres semanas. "Hasta hace unos días eso no pasaba de ser un rumor de medios. Pero hace tres semanas recibí una nota formal de la oficialidad de las Farc pidiéndome una entrevista para hablar de sus aspiraciones en el fútbol profesional", contó.

La Paz Fútbol Club es el nombre provisional con el que quieren saltar a la cancha. En principio, lo que se ha propuesto es que los excombatientes tengan un equipo en la segunda división y otro en la liga femenina. El tema no es ajeno a las Farc. Con el proceso de paz que se comenzó a distencionar el ambiente, los hombres rompieron las filas y recordaron el goce de disfrutar del deporte rey.

No hay indumentaria. De botas pantaneras y camuflado los once jugadores corren tras el balón en una chancha delineada por los espectadores que se ubican en los alrededores de la explanada en las profundidades de los Llanos del Yarí. El arco, son tres guaduas finamente amarradas, mientras que el corrillo que se afinca alrededor hacen las veces de juez.

En tiempos de guerra, un `picadito´era más que un lujo. Al menos, eso fue lo que relataron algunos de los guerrilleros que participaron de la Décima Conferencia. Muchas razones pesan para que nadie saliera a la cancha. Primero porque siempre estaban en alerta de que alguien los atacara y, en segundo lugar, porque jugar implica ubicar una gran explanada donde serían un blanco fácil y en caso de llegar a ser atacados, serían muchas bajas.

Desde que empezó a cocinar la firma del acuerdo la iconografía de las Farc se empezó a transformar. Los dos fusiles cruzados en el escudo le dieron paso a un par de manos apretadas, en tonos claros. Se sabe que están montando una orquesta de salsa y además quieren tener su propio equipo de fútbol profesional.

Pero el pase no está asegurado. Aunque las directivas de la Dimayor ya tienen conocimiento de la intención de las Farc, el camino para que se haga realidad sigue estando en fuera de lugar. "Hasta ahora me he reusado a hablar con ellos porque estoy esperando unas conversaciones con el alto Gobierno (...) ya me reuní con el ministro del interior. Estoy pendiente de hablar con Rafael Pardo y después de ello nos sentaremos con las Farc para conocer sus pretensiones".

De hecho, hace unas horas el ministro del interior, Guillermo Rivera, manifestó que apenas desaparezca la figura de las zonas veredales y se certifique el desarme definitivo podrán armar su equipo de fútbol. Claro, en la medida que cumplan los requisitos.

"Esa es una decisión que corresponde a la Dimayor, lo que sí es importante es que los colombianos nos vayamos acostumbrando a que las personas que portaron las armas y estuvieron contra el régimen constitucional y legal, ahora comenzarán su condición de ciudadanos desarmados en la vida civil”, dijo.

El camino para ver a un equipo de excombatientes de las Farc en la liga del fútbol profesional es largo. ¿La razón? Porque a diferencia de los demás procesos que vienen adelantando los excombatientes para abonar a la reincorporación social, este caso involucra negociación con una organización privada.

Actualmente la Dimayor tiene 36 fichas: 20 para la A y 16 para la B. En ese sentido, para poder acceder a alguno de esos pases no sólo es necesario que el interesado pague un elevado monto económico sino que también consiga la aprobación de la Asamblea después de que haga la solicitud de ingreso.

Muchos interrogantes se ciernen sobre la puerta que tocó la guerrilla. Tratándose de una actividad soportada en gran medida por empresas, será importante conocer la opinión de Aguila, Avianca, Coldeportes, Win, RCN Televisión y Golty, y los demás aliados.

Hay otro detalle que tendrán que dejar claras las Farc una vez pasen su propuesta. Cada club tiene el apoyo de una autoridad local que les abra las puertas para ser sede. Por ahora, la idea va en un sueño. Las Farc vienen haciendo todo lo posible por incursionar en todos los escenarios de la vida pública, y no solo quieren ser un partido, sino poder jugarlo en el fútbol profesional.

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