DIÁLOGOS

La indignante carta de las FARC contra las víctimas

Dicen que Clara Rojas no tiene derecho a declararse víctima y se burlan de Íngrid Betancourt y el general Mendieta.

3 de septiembre de 2014
| Foto: AP

Casi el mismo día en el que las FARC hablaron de sus 10 propuestas mínimas para tratar el tema de víctimas, publicaron un mensaje humillante al hablar del secuestro de Íngrid Betancourt y Clara Rojas.

Lo primero que se advierte en la carta es que antes de secuestrarlas, avisaron a los políticos en campaña que no fueran a la zona de despeje, pero Betancur “decidió desafiar a las FARC” mientras que Clara Rojas “insistió tanto (en acompañar a Íngrid), que terminó quedándose”, dice el texto que culpa a estas dos mujeres de su secuestro. 

Además, dice que Rojas, actual representante a la Cámara que secuestraron durante seis años, no tiene derecho a presentarse como una víctima de la guerrilla.

Sin que esto sea suficiente, en la carta se burlan del general Luis Mendieta, a quien retuvieron durante 12 años. “Llora como mujer lo que no fue capaz de hacer como hombre”, dicen del policía por declararse incapaz de marchar en la selva.

De Íngrid Betancourt también se mofan por la huelga de hambre que hizo debido a la comida que le daban. “A medida que el operativo militar se incrementaba, el abastecimiento se hacía más difícil (…) Eso resultaría comprensible para cualquiera, menos para ella” y se añade que Rojas y Betancourt aguantaron dos días, “pero porque comían a escondidas de lo que guardaban de reserva”.

“Me parece totalmente desafortunado que ellos lo que pretendan sea desconocer a las víctimas sin justificar una acción tan dramática como es la del secuestro”, expresó Rojas, quien a pesar de haber sido víctima de la guerrilla, ha apoyado el proceso de paz en La Habana.

Por su parte, Humberto de la Calle, jefe de negociaciones del Gobierno en los diálogos de paz, afirmó que esas palabras son “una muestra de desprecio a una víctima que sufrió durante varios años el secuestro”, y además son “incompatibles con un deseo expresado en los acuerdos de reconocer a las víctimas y asumir las responsabilidades consecuentes”.


Según la guerrillera 'Diana', a quien se le atribuye la autoría de la carta y compañera sentimental de Alberto Martínez (el jefe guerrillero de la compañía que tenía secuestrados a Íngrid, a Rojas, al general Mendienta, a los estadounidenses, entre otros), las FARC cuidaron al hijo de Clara Rojas después de que ella lo hirió en repetidas ocasiones.

En el texto, que indignó a diferentes sectores políticos y de víctimas, se habla del secuestro como en hecho ocurrido en situaciones medianamente cómodas. Se asegura que tenían suministro de carne de res, de cerdo, de gallina y de pato.

“Contábamos con una panadería (…) y se hacía pan integral para los enfermos. Se les prestaba servicio de odontología, enfermería y peluquería. Había una biblioteca con buena literatura y documentos nuestros, televisión con DVD para presentarles películas”, describe.

En el texto se señala que los secuestrados, a quienes ellos llaman “prisioneros de guerra”, no tienen en cuenta los sacrificios de los guerrilleros y que no comprenden lo dura que es la guerra. “En medio de tantas dificultades no puede haber hoteles de cinco estrellas”.

Además, se ponen como los salvadores del hijo de ella pues lograron que Rojas diera a luz a pesar de las difíciles condiciones que atravesaban. También se ufanan de cargar a los secuestrados en hamacas cuando no podían caminar entre la selva.

“Si ahora escriben libros, cuentan historias dramáticas o reclaman indemnizaciones, lo hacen olvidando que siguen con vida gracias a que los guerrilleros de las FARC decidimos enfrentar todas las dificultades con ellos encima, antes que abandonarlos en medio de la manigua donde no habrían sobrevivido ni un par de días”, expresa la misiva.

Este texto se produce pocos días antes del viaje del segundo grupo de víctimas a La Habana, lo que resulta paradójico, pues mientras en Cuba se preparan para oír relatos de personas que han padecido el conflicto, algunas a manos de la guerrilla; por el otro lado se burlan de algunos secuestrados y hablan de las comodidades del cautiverio.