CLIMA

¿Está Colombia preparada para El Niño?

La sequía en Santa Marta y Casanare son solo una muestra de lo que puede venir si este fenómeno climático vuelve a presentarse, pronostica el Ideam.

1 de mayo de 2014
| Foto: archivo SEMANA

En Colombia, la sabiduría popular había convertido en una verdad climática la frase de “Abril: lluvias mil”. Por eso ha llamado la atención que en muchos municipios, especialmente en el caribe, no caiga una gota de agua desde hace meses. Es tan grave la falta del líquido que ciudades como Santa Marta y Riohacha sufren duros racionamientos que han obligado al Gobierno a llevarles el agua en carrotanques. Además, en muchos pueblos los habitantes han salido a bloquear las vías para protestar por la falta de ese servicio.

Pero esa sequía podría ser apenas una sed pasajera si como alertó esta semana el Ideam, el fenómeno de El Niño se presenta en el segundo semestre del año. Y lo peor es que pocos están preparados para resistir sus efectos.

El regreso de El Niño no es una buena noticia. Por eso el director del Ideam, Omar Franco, lanzó esta semana una alerta al país para que active los planes de contingencia ante la sequía que puede venir.

Franco aseguró que la probabilidad de que esto se presente en los meses de julio, agosto y septiembre es del 70 %. El Niño es un fenómeno que, en términos técnicos, se entiende como de variabilidad climática. Se caracteriza por la disminución de las lluvias y el aumento de la temperatura. En la primera fase se espera que en algunas regiones del país, como la zona andina y Caribe que serán las más afectadas, las precipitaciones puedan disminuir hasta en un 40 %.

“Aunque ningún modelo a nivel mundial señala ni su duración ni su intensidad, hay que prepararnos”, sostiene Franco.

El problema es que Colombia no parece estar lista para ese fenómeno. Sin El Niño, el país acaba de ser testigo de los graves efectos de la falta de lluvias. En Casanare, miles de animales murieron de sed y Santa Marta tiene problemas con el suministro de agua desde hace tres meses. La tragedia que vive esa ciudad demuestra que el problema no solo es del clima, sino del hombre. El alcalde, Carlos Caicedo, reconoce que la principal dificultad para enfrentar este problema es la falta de planeación histórica.

Santa Marta no tendría por qué no tener agua, pues está rodeada de la Sierra Nevada que lleva su nombre que, con 35 ríos, es una de las principales estrellas hidrográficas del país. Sin embargo, por cuenta de la deforestación, el abuso de sus afluentes por parte de los cultivadores, el hecho de que la ciudad duplicara su población y el cambio climático, los ríos Piedras, Gaira y Manzanares -de donde se surtía el acueducto- están secos.

El tema de la escasez de agua ha generado preocupación en muchos otros municipios del Caribe. En Clemencia (Bolívar), Bosconia (Cesar), San Jacinto (Bolívar), Toluviejo, Ovejas y San Onofre (Sucre) los habitantes han salido a bloquear las principales carreteras porque les falta el agua. En Riohacha, el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, tuvo que hacer presencia para que, con ayuda del Banco Mundial, por fin se pudiera construir un acueducto, a pesar de que con las regalías del carbón siempre existieron los recursos. Y hasta en el Festival Vallenato, los concejales de Valledupar, liderados por Hernán Araujo, propusieron que se alertara al país por la sequía del Guatapurí, el río que ha inspirado tantas canciones y que ha perdido más del 50 % de su caudal.

El ministro de Vivienda asegura que el Gobierno adelanta las obras que se requieren para finalizar los acueductos de esas ciudades, pero el desafío del abastecimiento de agua que tiene el país llama la atención. “Se cree que el agua es un tema de redes y de infraestructura, cuando lo que es fundamental es cuidar los páramos y los acuíferos de donde esta se toma”, explica.

En Colombia, la idea de que el país es muy rico en agua y que por eso no hay que preocuparse por el abastecimiento ha hecho carrera. Lo primero es verdad y lo segundo no. Colombia es uno de los diez países con más agua en el mundo, pero el líquido no está donde viven las personas, sino en la Amazonía, el Pacífico y gran parte de la Orinoquia. Los Andes y el Caribe no tienen ese mismo tesoro. Tanto que el Ideam ya alertó que esas dos regiones de Colombia, donde vive la mayoría de su población, serán las que más sufrirán si la sequía viene.

Todos los colombianos recuerdan que por cuenta de un Fenómeno del Niño, en 1992, se vivieron los peores racionamientos de energía de la historia reciente. Hace dos años, La Niña produjo la muerte de 150 personas y dejó a 1,5 millones sin hogar. Asimismo, la ONU ha señalado que Colombia es el tercer país más vulnerable al cambio climático.

Aunque El Niño y la Niña no entran propiamente en esa categoría, pues su duración no es prolongada en el tiempo, uno de los principales efectos del calentamiento global es que hace que las lluvias sean más intensas y las sequías más fuertes. Si esta realidad le llega al país con la preparación que tenía Santa Marta para este verano, los efectos serán muy fuertes y prolongados.