NACIÓN

Imputarán a dos oficiales de la fuerza pública por la masacre de Tumaco

El ente investigador los procesará por el asesinato de siete personas. Uno es el comandante del Núcleo Delta de la Policía y el otro es el comandante del Pelotón Dinamarca I del Ejército Nacional.

22 de diciembre de 2017
| Foto: Archivo Particular

Empieza a tomar forma la investigación que busca a los responsables de la masacre de Tumaco. Este viernes, la Fiscalía anunció que imputará cargos contra dos oficiales por la muerte de siete campesinos que se oponían a la erradicación forzada de cultivos ilícitos. Los funcionarios investigados son el comandante del Núcleo Delta de la Policía y el del Pelotón Dinamarca I del Ejército Nacional.

La decisión que tomó el ente investigador, a dos meses del asesinato, se da con base en los elementos materiales probatorios, las evidencias físicas y la información legalmente recolectada. Es decir, informes periciales de necropsia, dictámenes médico-legales, informes de trayectorias de proyectiles, informes de explosivos, declaraciones juradas y entrevistas.

"Las audiencias se llevarán a cabo en la ciudad de Pasto", informó la vicefiscal María Paulina Riveros, después de leer el comunicado.

A los indiciados se les imputarán los delitos de homicidio agravado y
homicidio agravado tentado, en calidad de autores, por posición de garantes. Las
audiencias correspondientes se realizarán en la ciudad de Pasto en la fecha que
para el efecto programe la Judicatura.

El pasado 5 de octubre ocurrió la masacre sobre la que, desde entonces, se manejaron dos versiones encontradas. En lo que ambas coinciden es que ese día un grupo de la Policía antinarcóticos estaba erradicando forzadamente los cultivos de coca de la vereda El Tandil, y que los campesinos se manifestaron para oponerse, pues aunque muchos quieren dejar esa siembra, esperan que sea a través de la sustitución por otros productos, y no a las malas.

En adelante, las versiones toman rumbos contrarios. Entre los campesinos siempre se ha dicho que fue la Policía la que abrió fuego. Ellos habían rodeado con una cadena humana las matas para evitar que las cortaran, y en medio de la tensión, intentaban charlar con los uniformados para calmar los ánimos. Fue entonces, en medio de un diálogo entre las partes, dicen, cuando uno de los policías hizo una señal con el brazo y empezó el tiroteo.

Los civiles se arrastraron por el rastrojo, por los barrancos. Intentaban evadir el fuego. Pero las balas los alcanzaron. El saldo: 6 muertos ese día (uno más falleció por las secuelas una semana después) y alrededor de 20 heridos. Los convalecientes fueron evacuados en helicópteros del Ejército, pues al lado de la Policía había una base de los militares, quienes les prestaron los primeros auxilios.

La versión de la Policía, en contraste, indica que durante la manifestación, apareció un grupo disidente de las Farc, comandado por alias Guacho, y atacó a los uniformados y a los civiles con tatucos y metralla. Aseguraron en su momento que como los policías tienen entrenamiento, supieron guarecerse del fuego, mientras que los civiles quedaron expuestos a las balas.  

Al día siguiente de la masacre comenzó la investigación. Agentes del CTI hicieron presencia en esa remota zona rural, recogieron pruebas y analizaron la escena. Durante la semana siguiente hubo misiones humanitarias de verificación en el área (una de estas fue atacada a bala por la Policía) y suspendieron a cuatro de los policías que estuvieron durante el ataque. Toda la tropa del área, que superaba los cien efectivos, tanto de la Policía como del Ejército, fue reemplazada y sus armas quedaron a disposición de la Fiscalía.

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