D O C U M E N T O

Gaitán y la CIA: la evidencia

El historiador Douglas Sofer analiza las pruebas que existen en Estados Unidos sobre el asesinato del líder liberal. Su magnicidio continúa siendo un misterio y las pruebas todavía están clasificadas. ¿Qué papel jugó la CIA?

7 de mayo de 2001

Tres días después del asesinato a sangre fría de Jorge Eliécer Gaitán, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos produjo un documento secreto titulado ‘Supuesta identidad del asesino de Gaitán’.

¿A quién implicó la CIA en ese documento? ¿Fue un asesino solitario, resentido, a título personal con Gaitán? ¿Un fanático a sueldo de las élites de los partidos Liberal o Conservador interesadas en mantener fuera de la política a los electores de clases populares que seguían a Gaitán? ¿Habrá sido contratado el asesino por la propia CIA para eliminar a Gaitán debido a los temores que pudiera abrigar la Agencia de que el caudillo pudiera desestabilizar el país haciéndolo vulnerable ante un golpe comunista? Aún no lo sabemos.

El contenido del documento de la CIA no está disponible para el público. De hecho, la CIA ha mantenido en secreto la mayor parte de sus archivos, no solamente aquellos referentes a Colombia sino también los que conciernen al resto del mundo.

Lo importante, sin embargo, es que ahora sabemos de la existencia y el contenido general de éste y de centenares de otros documentos de la CIA. Ello se debe a que el servicio de inteligencia militar de Estados Unidos (el G2) compiló un amplio catálogo en fichas de los documentos de inteligencia disponibles que su personal puede utilizar como información de referencia y contextualización. Dicho índice, identificado con las siglas BID (Basic Intelligence Directive Index - Indice básico de directivas de inteligencia) está disponible en el Archivo Nacional de Estados Unidos, situado en College Park, Maryland, y no contiene solamente los títulos de documentos confidenciales, sino que también los clasifica mediante un elaborado sistema de códigos temáticos. Por consiguiente, aunque el público no tiene acceso a los documentos mismos de la CIA, podemos no obstante hacernos una idea de su contenido.

La CIA sobre Gaitan

La existencia de un documento que trata de la ‘Presunta identidad del asesino de Gaitán’ sugiere que la CIA realizó un estudio del acontecimiento. Otros títulos contenidos en el índice BID también indican que la CIA realizó una prolongada investigación con el fin de establecer quién fue el responsable. Un paquete de dichos documentos se titula ‘Retiros bancarios que precedieron a los disturbios en Bogotá’ y data de julio 2 de 1948 y otro está rotulado como ‘Retiros de fondos en Bogotá antes del 9 de abril de 1948’ y fue producido el 19 de agosto de 1948. Parece ser que la CIA investigó los retiros de sumas importantes que se produjeron con el fin de determinar si alguien tuvo conocimiento previo del asesinato. Muchos otros títulos indican que, como era típico, la CIA investigó el papel de los comunistas en todos los aspectos de los disturbios.

¿Tuvo conocimiento la CIA?

Si la CIA tuvo cualquier conocimiento del asesinato en fecha anterior al 9 de abril de 1948, los títulos que aparecen en el índice BID no contienen ninguna referencia que lo indique. Existía, sin embargo, preocupación por parte de algunos oficiales de inteligencia norteamericanos de que Gaitán hubiera comenzado a inclinarse hacia una alianza —cuando menos estratégica— con comunistas colombianos, entre quienes se hallaba el sindicalista petrolero Diego Montaña Cuéllar. La CIA parece haber tomado parte también en algunas de estas especulaciones. Por ejemplo, existe un documento titulado escuetamente ‘Colaboración entre el Partido Comunista y el Partido Liberal’, fechado en marzo 31 de 1948.

También produjeron un documento titulado ‘Diego Montaña Cuéllar’ el 24 de febrero de 1948. La entidad predecesora de la CIA, el CIG, también produjo cuando menos un documento de título intrigante: ‘Rev. Moral requerida para salvar el Partido Comunista de Colombia’, de fecha octubre 29 de 1947. Si ello se refiere a la “restauración moral” preconizada por Gaitán y que era un tema recurrente en sus discursos acerca de la reforma de la sociedad colombiana, entonces la CIA habría estado asociando fuertemente aquí a Gaitán con el comunismo.

Otros títulos llamativos incluyen: ‘Propuesta de división en el Partido Liberal’, fechado en marzo 26 de 1948, y otros documentos con títulos tan lacónicos como ‘PCC’ o ‘Comunista- Liberal’.

Documentos calientes

Uno podría argumentar que la existencia de estos documentos refuta las acusaciones de que la CIA jugó un papel activo en el asesinato de Gaitán. Es decir, que el hecho de que el asesinato del líder hubiese sido seguido por una investigación exhaustiva por parte de la CIA parecería indicar que los funcionarios de la institución no conocían la identidad del asesino de Gaitán antes del 9 de abril. Este tipo de argumento estaría apoyado por informes de otros funcionarios de alto rango pertenecientes a agencias de inteligencia norteamericanas que también parecieron reaccionar con sorpresa ante la muerte de Gaitán. Como lo señalo en mi capítulo de Grandes potencias, el 9 de abril y la violencia, el G2, la Inteligencia Naval y el Departamento de Estado parecieron reaccionar todos con sorpresa frente a los eventos del 9 de abril.

No obstante, es extremadamente prematuro concluir a partir de esa información que las actividades de la CIA en Colombia eran inocuas. El simple conocimiento de estos títulos prueba muy poca cosa por una serie de razones. Por ejemplo, puede haber muchos documentos que no fueron incluidos en este índice. Muchos pueden no haberle sido transferidos siquiera al G2. Más aún, algunos de los títulos de estos documentos podrían no reflejar bien su contenido.

Pero el punto más importante es que el contenido de estos documentos sigue siendo secreto. Simplemente no existe suficiente evidencia como para determinar con certeza cuál era el verdadero nivel de conocimiento de la CIA acerca de la política colombiana a mediados del siglo XX.

Las teorias

El asunto aquí es que hay muchas más cosas desconocidas que conocidas sobre el papel de Estados Unidos en el 9 de abril. En realidad, durante las cinco décadas que han transcurrido desde el asesinato de Gaitán, los eventos que rodearon este nefasto hecho han adquirido una connotación mítica. Cada año que transcurre trae consigo nuevos giros, nuevas teorías, nuevos rumores y nuevas verdades a medias.

Uno de los recuentos más fascinantes, por ejemplo, fue publicado en Internet por el Instituto Colombiano de la Participación ‘Jorge Eliécer Gaitán’, presidido por la hija del jefe liberal, Gloria Gaitán. Se trata de la transcripción de un documental cubano en el cual un supuesto ex agente de la CIA, llamado John Mepples Espirito, confiesa que la CIA orquestó el asesinato de Gaitán cuando quedó claro que éste no cooperaría con la CIA:“ un jefe de grupo llamado Tomás Elliot trataba de arreglar, hacer como una… tratar una especie de… de… componenda, pudo decir, con este individuo, o sea Eliécer Gaitán. “Al fracasar tales negociaciones, este individuo se veía un poquito, digamos, difícil de poderlo trabajar dentro de lo que nosotros habíamos hablado anteriormente de otra administración y entrenamiento, que era el medio de la política… o sea el tratar de llegar al individuo por medio del soborno y el chantaje. Es decir, había que trabajarlo entonces en otra forma… “…pues llegamos a un acuerdo de que Eliécer Gaitán, el líder, independentista, liberal, muy popular, pues era necesario llevarlo a una eliminación física”.

Aunque es ciertamente inquietante, esta información no ha sido corroborada por otras fuentes. Más aún, la fuente de la información —los medios de comunicación censurados por el gobierno cubano— está naturalmente predispuesta contra el gobierno de Estados Unidos y en particular contra la CIA. (El sentimiento de parte de los cubanos se debe, por supuesto, al papel que ha jugado la CIA en acciones como el apoyo a la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. El papel de la CIA en esta y otras operaciones sí está bien documentado.) Aunque estas informaciones no pueden de ningún modo ser desechadas con base en la identidad de las fuentes sí deben ser examinadas con un saludable grado de escepticismo hasta que se sepa mucho más acerca de sus orígenes.

Contribuye a la confusión existente acerca del papel de la CIA en Colombia el elevado número de agencias y dependencias del gobierno norteamericano y la tremenda cantidad de materiales que producen. El sólo hecho de comprender cuáles documentos son confidenciales y cuáles han sido reclasificados como no confidenciales puede resultar una tarea agobiante. El 3 de marzo, tanto El Tiempo como El Espectador afirmaron que una nueva serie de documentos de la CIA acababan de ser reclasificados: “Estados Unidos ha hecho públicos documentos, hasta hoy clasificados bajo extrema reserva, que podrían aportar nuevas pistas sobre el caso que partió en dos la historia colombiana”. (El Tiempo, marzo 6 de 2001). De hecho, los documentos en cuestión son registros públicos del Congreso de Estados Unidos y nunca estuvieron bajo reserva. El activista norteamericano Paul Wolf encontró dichos documentos en la biblioteca de la Universidad de Carolina del Norte: eran la versión microfilmada de un documento del Archivo Nacional que ya estaba disponible para el escrutinio público. Aunque Wolf está solicitando activamente la publicación de los documentos reservados de la CIA relacionados con el asesinato de Gaitán, la Agencia aún no ha respondido afirmativamente a su solicitud.

Sin embargo, en última instancia, la dificultad esencial que hay para comprender el papel de Estados Unidos en el 9 de abril es culpa de la misma CIA, o por lo menos de la legislación norteamericana relacionada con la publicación de documentos de la CIA. La insistencia de dicha agencia norteamericana en mantener bajo reserva la gran mayoría de sus documentos invita a un alto grado de suspicacia. Después de todo, ¿cómo podemos fundamentar nuestros debates en evidencia documental si la mayoría de los documentos siguen en secreto después de 53 años de la caída de Gaitán? Es fácil precipitarse en las conclusiones cuando escasea la documentación más rigurosa.

Lo que ha publicado la CIA

Todo esto nos devuelve a nuestra pregunta original: ¿Existe ‘algún’ elemento de inteligencia a disposición del público relacionado con el asesinato de Gaitán? ¿Es siquiera remotamente posible documentar el papel de Estados Unidos en los eventos que rodearon ese trágico día? Al tratar de responder esas preguntas es importante recordar que tan sólo durante los primeros meses de 1948 la CIA comenzó a coordinar las operaciones de inteligencia del gobierno de Estados Unidos a nivel mundial. Inclusive luego de haber adoptado completamente su papel la CIA no fue la única organización gubernamental encargada de la obtención encubierta de inteligencia por fuera de Norteamérica.

Por el contrario: otras agencias de inteligencia norteamericanas, como el Departamento de Estado, el G2, la Oficina de Inteligencia Naval (ONI) y otras, todas ellas producían voluminosos informes acerca de una amplia gama de temas, la cual incluía comercio, política, niveles de vida, asuntos culturales, fortaleza de las organizaciones militares extranjeras, relaciones internacionales entre terceros países, y una lista prácticamente infinita de otros temas. Aunque antaño estuvieron bajo reserva, una gran cantidad de dichos documentos han sido puestos a disposición del público y pueden ser consultados en el Archivo Nacional de Estados Unidos (ver Grandes potencias).

A pesar de todos los obstáculos hay en realidad unos cuantos documentos relacionados, siquiera tangencialmente, con Gaitán y su asesinato. Fueron hallados en el Archivo Nacional de Estados Unidos en College Park, Maryland. La CIA les suministra a los investigadores del Archivo una base de datos electrónica de documentos reclasificados disponibles, identificada con las siglas Cadre (CIA Automatic Declassification Records Environment - Ambiente Automático de Registros Reclasificados de la CIA).

¿Cuántos documentos contiene el Cadre en los cuales se menciona a Jorge Eliécer Gaitán?

Hay cuatro, y todos ellos son posteriores a su sentido fallecimiento.

Uno de ellos, escrito en junio de 1966, constituye una rápida sinopsis de la historia y de la política colombianas, en el cual simplemente se indica que Gaitán fue asesinado en abril de 1948. No es precisamente una labor de inteligencia de alto nivel. El documento más cercano por fecha a la muerte de Gaitán, fechado en diciembre 29 de 1948, es un informe acerca del XII Plenum del Partido Comunista de Colombia (PCC). El documento menciona a Gaitán únicamente en relación con los esfuerzos que estaba realizando el PCC para atraer a los gaitanistas. Basado aparentemente en el testimonio de un informante de la CIA que se hallaba presente en dicha reunión, realza la dificultad que seguía encontrando el secretario general del PCC, Gilberto Vieira White, para convencer a su gente que había que captar los remanentes del ala gaitanista del Partido Liberal, ya que muchos miembros del PCC temían que su partido se convirtiera en “un apéndice del movimiento liberal gaitanista…”.

Otro documento, escrito el 2 de febrero de 1949, comenta acerca de la conformación del llamado ‘Comando Nacional de Izquierda Liberal’ por parte de algunos liberales gaitanistas dirigidos por Jorge Uribe Márquez. El análisis efectuado por la CIA acerca de esa división del liberalismo se limita a lo siguiente: “La división del Partido Liberal y el descontento generalizado en sus filas con el Directorio se ha hecho cada vez más evidente. También es obvio que cualquier líder liberal que desee el apoyo de las clases trabajadoras debe tener tendencias izquierdistas extremadamente marcadas y debe apoyar los programas de Gaitán…”.

El cuarto y último documento, fechado en octubre 17 de 1950, resume el contenido de un panfleto del Partido Apra del Perú, que en ese entonces era clandestino, que se refería a los asesinatos del peruano Francisco Grana Garland y del colombiano Gaitán. El panfleto supuestamente afirmaba que los dos líderes habían sido asesinados por agentes soviéticos con el propósito de causar el caos en ambos países. El panfleto suena particularmente absurdo porque afirma que Laureano Gómez se encontraba trabajando en ese entonces con fuerzas procomunistas en Colombia: “En Colombia el asunto era trastornar el desarrollo de la Conferencia Interamericana. El doctor Laureano Gómez hizo asesinar a Gaitán para eliminar aquel poderoso líder democrático y detener su campaña anticomunista”.

El hecho de que este último documento parezca denotar una crasa ignorancia de la historia política colombiana más elemental, debería ser una lección para todos quienes se interesan por el papel de la CIA en Colombia. La CIA no fue, y probablemente no es aún, una organización omnisciente y omnipotente. Es fácil imaginar que lo es, ya que el excesivo secretismo de la agencia invita a mentes, por lo demás críticas, a suponer que la CIA ha jugado un papel en todas las principales crisis que ocurren alrededor del mundo. Aunque agentes de la CIA han desempeñado papeles pesados y desestabilizadores en muchos

países, sus actuaciones con frecuencia no resultaron tan exitosas como se esperaba en los planes iniciales. La restauración del shah de Irán en 1953 condujo a un resentimiento nacional antinorteamericano tan intenso en dicho país que finalmente condujo a la revolución iraní de finales de los 70. La invasión de Bahía de Cochinos en Cuba fue un fracaso sobrecogedor y fortaleció el gobierno de Castro contra futuras incursiones. Antes y durante la guerra de Vietnam la CIA subestimó tanto el carisma de Ho Chi Minh como la firmeza de sus seguidores.

¿Representó la intervención de la CIA en la Colombia de mediados del siglo XX un error de cálculo semejante? ¿Identificó exitosamente la red de inteligencia de la agencia al asesino, o inclusive lo contrató? ¿Sorprendió realmente el ‘bogotazo’ a la CIA? Aún no lo sabemos. Tenemos que esperar todavía y trabajar para lograr la publicación de ‘Supuesta identidad del asesino de Gaitán’ y de muchos otros documentos antes de poder llegar a una conclusión bien fundamentada acerca de esta pregunta que ha sido planteada desde ya hace más de medio siglo.