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Galardonan a Enrique Peñalosa con el Premio Gotemburgo del Desarrollo Sostenible

Generar alternativas sostenibles en zonas de páramo y alta montaña es el propósito de Boyacá BIO. Un ambicioso proyecto que le está cambiando la cara al departamento y le retribuye a la naturaleza por el impacto causado por la minería.

26 de agosto de 2010
Enrique Peñalosa, Lucy Nieto de Samper y la embajadora de Suecia Lena Nordström.

El departamento de Boyacá cuenta con una diversidad geográfica que se destaca por el valle del río Magdalena, la cordillera Oriental, el altiplano cundiboyacense y el piedemonte de los Llanos Orientales. Una particularidad que permite la existencia de casi todos los climas, desde el calor asfixiante de Puerto Boyacá (35 ºC), hasta las temperaturas bajo 0 en las nieves perpetuas de la Sierra Nevada del Güicán y el nevado del Cocuy.

Las abundantes zonas de páramo y alta montaña lo han convertido en un departamento rico en agua, surcado por numerosos ríos, lagos y lagunas. Sabiendo que el 70 por ciento de la población colombiana toma agua que proviene de los páramos y que estos territorios se encuentran en peligro, la Gobernación de Boyacá se puso como meta proteger estos ecosistemas. “El debate de los páramos es un debate del futuro”, afirma Herman Amaya, director del Departamento Administrativo de Planeación de la Gobernación. “Si Colombia pierde los páramos pierde vida”.

Justamente para evitar esta pérdida se diseñó Boyacá BIO, un programa de desarrollo verde soportado en la generación de conocimiento a partir de la constitución de alianzas estratégicas que permitan la sostenibilidad ambiental y mejoren la competitividad del departamento.

Para Amaya, esta es la apuesta más importante de la Gobernación porque “garantiza desarrollo verde, crecimiento económico sostenible, respeto hacia el medioambiente y, sobre todo, protege un recurso vital, el agua, y por tanto el futuro de los boyacenses”.

Boyacá BIO trabaja con la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y otras universidades de la región, empresas privadas, la sociedad civil y recursos del Estado (a través de la Gobernación). Es, sostiene Amaya, una alianza que reconoce “a todos los actores sociales y ambientalistas como actores fundamentales del desarrollo”.

El programa contempla siete estrategias, entre las que se encuentra Expediciones Bio, para recorrer el departamento documentando sus hallazgos y entender la biodiversidad, cómo hacer bioprospección y de qué manera proteger los recursos naturales. Para su ejecución cuenta con 5.000 millones de pesos.

Así mismo, se proyecta realizar dos convocatorias públicas. Una para promover investigación y desarrollo en biodiversidad, Convocatoria I+D, y otra, la Convocatoria Innovación, para producir innovación y desarrollo de productos a escala comercial que permitan encontrar la sostenibilidad económica de los ecosistemas. Cada una recibirá 5.000 millones de pesos procedentes del Fondo CTel de Colciencias.

Con la convocatoria I+D el objetivo es impulsar la generación de conocimiento, desarrollo tecnológico y productivo, así como fortalecer capacidades de investigación científica en temas como biodiversidad y gestión sostenible.

Si se tiene en cuenta que la Sentencia C-035 de 2016 de la Corte Constitucional prohibió las actividades mineras y agropecuarias en zonas de páramo, pero no tuvo en cuenta a los campesinos que obtenían su sustento de los cultivos o del ganado que se encuentran en ellas, la Convocatoria Innovación genera alternativas de crecimiento verde. Boyacá BIO busca brindar soluciones para hacer restauración y planear qué actividades económicas serían viables en las zonas de páramo. Las convocatorias para estos tres programas están abiertas desde agosto.

Con 24.033 millones de pesos se contempla la construcción de un espacio para la apropiación social del conocimiento, la educación y la cultura ambiental, la investigación, el encuentro de comunidades científicas de diferentes universidades e institutos, y la valoración de colecciones biológicas. Entre otros espacios, contará con áreas de exposiciones adicionales al Museo de Historia Natural y un orquideorama.

“Queremos que cuando la gente diga ‘yo quiero conocer un páramo’, vaya a Boyacá. Que nuestro departamento se convierta en un referente nacional de biodiversidad de alta montaña”, manifiesta Amaya.

La Gobernación destinará 62.680 millones de pesos provenientes de recursos de regalías para la financiación de estos proyectos. El 90 por ciento del programa Boyacá BIO se enfoca en zonas de páramos y alta montaña, entre los 2.700 y 4.800 metros sobre el nivel del mar, la misma altura a la que opera la minería. De modo que el uso de estos recursos es una forma de retribuirle a la naturaleza, por medio de investigación y desarrollo verde, el deterioro ambiental que sufrió a causa de las actividades extractivas.

Boyacá BIO ha contado con el permanente apoyo de actores como Colciencias, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Corporaciones Autónomas Regionales (Corpoboyacá, Corpochivor, Corporinoquia y CAR Cundinamarca) y la cofinanciación del gobierno británico, por medio del Fondo Newton, en un proceso de cooperación internacional por 4 millones de libras esterlinas (más de 5 millones de dólares) en especie, durante cuatro años, para fortalecer las capacidades científicas del departamento.