ENTREVISTA

“Anhelamos la paz, pero digna y basada en una victoria militar”

El nuevo comandante del Ejército habló acerca de los escándalos de inteligencia y corrupción.

Julieth Zapata Gallo
24 de febrero de 2014
General Jaime Lasprilla, nuevo comandante del Ejército. | Foto: Guillermo Torres

El general Jaime Alfonso Lasprilla Villamizar, comandante del Ejército, aseguró que aunque se desconocen los motivos directos del atentado contra la candidata presidencia de la Unión Patriótica (UP), Aida Abella, los primeros indicios apuntarían a un ataque del ELN. Dijo que serán las investigaciones las que entreguen claridad sobre lo que sucedió.

El uniformado, además, rechazó enérgicamente las ‘chuzadas’ de las que fue objeto el propio presidente Juan Manuel Santos. Dijo que el tema ya es objeto de averiguaciones, al igual que lo son los hechos de corrupción denunciados en los últimos días.

También aseguró que están preparados para el posconflicto y que el apoyo del Ejército frente al proceso de paz sigue tan fuerte como el primer día. Negó que sus hombres estén divididos respecto del tema.

Semana.com: ¿Quién está detrás del atentado de Aida Abella?


Gral. Jaime Alfonso Lasprilla:
Parece que el atentado contra la candidata Aida Abella fue por parte del ELN y no de las FARC. Yo en los medios de comunicación expresé la hipótesis que se tenía inicial que era el frente décimo de las FARC. Pero ya estamos trabajando con base en unas pruebas que nos indican que pudo ser el ELN, el que cometió este atentado contra la candidata de la UP (Unión Patriótica) y no las FARC.

Semana.com: ¿Qué los llevó a sacar esa conclusión?

J. A. L.: Los indicios que se han recogido en el área, los hallazgos de inteligencia técnica e inteligencia humana. Estamos en ese proceso para tratar de confirmar. Hay que esperar los resultados de la investigación.

Semana.com: ¿Cómo ve usted el tema de las interceptaciones ilegales al presidente Santos?

J. A. L.: Nosotros rechazamos categóricamente que se llegue a presentar este tipo de situaciones. No se nos pasa por la mente que esto suceda. Es inaceptable entrar en la intimidad de cualquier persona y más tratándose del presidente de la República, que es nuestro comandante en jefe y merece todo nuestro respeto. Si se llegara a presentar algún caso, nosotros actuaríamos con toda la celeridad. Tenemos conocimiento que el director del CTI inició una investigación y nosotros internamente también estamos desarrollando otra y seguramente lo van a hacer las otras fuerzas. Si se llega a comprobar que hay alguien comprometido, vamos a actuar de la manera más justa.

Semana.com: ¿Qué decir de las labores de inteligencia que se realizan desde el Ejército?

J. A. L.:
Las unidades de recolección de información, las llamadas fachadas, es un tema que ha sido debatido ampliamente. Ha sido mencionado por el ministro de Defensa, el presidente de la República, el mismo inspector del Ejército se pronunció al respecto. Tenemos que entender que no hay inteligencia ilegal. La inteligencia es una sola legal, lo otro puede ser un mal empleo de la inteligencia. Dentro del marco de la Constitución, hay una ley que la autoriza y a la vez es obligatoria. Ha habido un pronunciamiento del inspector de la Fuerzas Militares y lo que se ha tenido en consentimiento se le ha pasado a la Fiscalía y esperamos los resultados de esa investigación.

Semana.com: ¿Qué pasará con los miembros del Ejército relevados de su cargo por el caso ‘Andrómeda’?

J. A. L.:
El señor general (Mauricio Ricardo) Zúñiga, que era jefe de inteligencia del Ejército, y el señor general (Jorge) Zuluaga, jefe de la central de inteligencia técnica, fueron reubicados en unos cargos, manejando dentro de su experiencia otro tipo de actividades y lo mismo el resto de personas fueron reasignadas en algunos cargos para garantizar la transparencia de la investigación.

Semana.com: Usted recibió la institución en un momento difícil ¿Qué decir de los recientes hechos de corrupción que se han venido conociendo dentro del Ejército?

J. A. L.:
Esta es una institución que por su naturaleza no puede tener hechos de corrupción, no puede estar señalada. Está por encima de cualquier cosa el honor, la legitimidad de la institución, preservar la imagen de la institución. Los hechos que se investigan son individuales. Si se llegara a comprobar, las sanciones tienen que ser individuales. La institución como tal se ha forjado en glorias, en dificultades y es un deber nuestro velar por la legitimidad y el honor de los hombres.

Semana.com: ¿Qué va pasar con el llamado ‘carrusel de los contratos’ dentro del Ejército?

J. A. L.:
Respetuosos del Estado de Derecho, del poder judicial y siempre abiertos a los organismos de control del Estado. Hemos facilitado lo que ha manifestado el señor presidente y el señor ministro, internamente dentro de la institución estamos haciendo los procesos para facilitarle el trabajo a la Fiscalía y estamos adelantando investigaciones paralelas. Un aspecto importante es que el Ministerio de Defensa estructura en este momento una unidad interinstitucional de ética y de trasparencia al mando de uno de los generales más antiguos, el general Maldonado, quien se desempeñaba como inspector del Ejército.

Semana.com: ¿Cuál será el futuro de los investigados?

J. A. L.: Hasta el más vulgar de los delincuentes y los que hayan cometido los delitos más atroces tienen un juicio justo. Entonces nosotros esperamos de la manera más respetuosa que se cumpla el debido proceso. El derecho a la defensa y todo lo que tenga que ver con la verificación de la inocencia o culpabilidad de los hombres investigados, de tal manera que se haga una verdadera justicia.

Semana.com: ¿El Ejército sigue apoyando el proceso de paz?

J. A. L.:
La paz es un deseo de todos los colombianos, es uno de los propósitos privilegiados del gobierno nacional y por esto está allá (Cuba) con una comisión seria. Para el caso nuestro la paz es un anhelo que está permanentemente en el corazón de cada uno de nuestros soldados, porque son ellos los que sufren las heridas y cicatrices de la guerra. Pero nosotros reclamamos una paz digna y basada en una victoria militar.

Semana.com: ¿El apoyo es conjunto o hay divisiones en este tema?

J. A. L.: No hay divisiones, hay una cohesión interna y se refleja en los resultados que diariamente está dando el Ejército contra todas las organizaciones al margen de la ley, la protección que le brindan a la población civil, a la infraestructura económica, a la movilidad. La participación del Ejército en obras de infraestructuras y es acercamiento estrecho con la población civil para solucionarle necesidades en donde a veces el Estado es ausente. Lo que se refleja en una unión entre los mandos y una cohesión permanente entre todos los miembros de la institución.

Semana.com: ¿Representa la misma satisfacción para el Ejército el fin del conflicto por la vía del diálogo a conseguirlo por las armas?

J. A. L.:
En los últimos años lo que se ha venido privilegiando son las desmovilizaciones y por eso la cantidad de jóvenes que dejan las armas diariamente es una constante. Es la manera de mostrarle al país que muchos de los integrantes que están allá son obligados (…) después estamos dándole importancia a las capturas y por último a las muertes en desarrollo de operaciones militares. Porque le damos un mayor valor a la vida que a la muerte.

Semana.com: ¿Cómo será el posconflicto para la institución?

J. A. L.:
Hay un plan de transformación que tiene el Ejército. El señor del presidente de la República ha dicho que las Fuerzas Militares no se tocan y no se van a modificar. Menos se van a negociar y tienen que ir a cumplir un papel. Digamos que va haber un acuerdo para poner fin al conflicto y de ahí viene la tarea para instrumentar la anhelada paz y eso va tardar un tiempo. El Ejército no puede perder el acompañamiento a las comunidades porque sería cederles el espacio nuevamente a disidencias o a otros grupos subversivos.

Semana.com: En materia de operaciones ¿dónde centra sus esfuerzos el Ejército en este momento?

J. A. L.:
El 95 % del país está controlado y en el 5 % de los municipios falta ese esfuerzo. Hay unas áreas que están focalizadas el mayor esfuerzo, por ejemplo, la Fuerza de Tarea en el Catatumbo, en el sur de Tolima, en el área del Cauca hay dos (Fuerzas de Tarea), en Nariño también hay otras dos. La Fuerza de Tarea Conjunta Omega (Llanos orientales) es la que tiene el esfuerzo principal porque es la que está confrontando el plan estratégico de las FARC.

Semana.com: Usted es un oficial con amplia experiencia ¿Cuál es el recorrido como militar del nuevo comandante del Ejército?

J. A. L.: Ingresé a la escuela Militar en 1977 a la edad de 15 años, cumplí 37 años de servicio. He estado en los cargos de mando que exige la carrera militar. Fui ejecutivo y segundo comandante en la Escuela de Infantería, comandante de la agrupación de Fuerzas Espaciales Antiterroristas Urbanas, jefe de operaciones de la Brigada XVII en Urabá, comandé el batallón Ricaurte, comandé y fundé el Comando de Operaciones Especiales del Ejército, comandante de la IX Brigada. Ascendí a general y pasé a comandar durante dos años la Fuerza Conjunta de Acción Decisiva, luego la Fuerza de Tarea de Nudo del Paramillo, director de la Escuela Militar de Cadetes, comandante de Fuerza de Tarea Conjunta Omega. De allí pasé al Comando Conjunto de Operaciones Espaciales y hoy aquí (comandante del Ejército).  

Semana.com: ¿Es de los militares que les gusta ir al frente de sus tropas?

J. A. L.: Nuestra misión nos obliga a estar cerca a las tropas con la percepción directa de poder resolver y mirar las necesidades de los hombres, de acompañar en su gestión a los comandantes, de atender las contingencias y las dificultades de las comunidades, de la guerra. Se logra una mejor relación cuando uno está cerca de las unidades. Necesariamente todo militar es ‘tropero’ porque de alguna manera está en contacto permanente con las tropas y tiene que comandarlas.

Semana.com: ¿Lo sorprendió su nombramiento como comandante del Ejército?

J. A. L.: Todo joven que entre a la Escuela Militar de Cadetes aspira a ser general y dentro de esas posibilidades está ser comandante del Ejército. Considero que es un honor, más que un privilegio es una gran responsabilidad, con el Ejército y un compromiso muy grande primeramente con Dios, con la familia, con la institución y con los soldados que hacen Patria.