Un segundo aire para la candidatura de Germán Vargas Lleras

Pasar de 9 a 16 senadores no es poca cosa. La noticia tal vez no fue espectacular porque muchos lo anticipaban. El propio Rodrigo Lara, vocero de Cambio Radical, había hecho públicamente proyecciones más optimistas. Pero independientemente de las expectativas, Germán Vargas Lleras obtuvo un gran triunfo.

Este llegó en un momento en que no le está yendo bien en las encuestas. Pero la verdad es que estas estaban un poco sesgadas porque medían candidatos por los cuales se iba a votar el domingo con los que no, y eso es mezclar peras con manzanas. Por lo anterior, es una incógnita la verdadera situación de Germán Vargas al arrancar la carrera para la primera vuelta. El jefe de Cambio Radical tiene muchas cosas a favor y en contra. Entre las primeras está el hecho de que puede ser el candidato con más conocimiento del país y más experiencia. Humberto de la Calle y Sergio Fajardo tienen hojas de vida presidenciales, pero Vargas cubre más frentes. Es estadista, ejecutor y manzanillo. Eso significa que entiende los problemas y es capaz de solucionarlos manejando la su capacidad e gestión en el ejecutivo y su manejo político en el legislativo.

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Esas condiciones, que en el pasado garantizarían la llegada a la Casa de Nariño, en la nueva Colombia tienen otra interpretación. Como la fuerza de Vargas es parlamentaria y la gente asocia el Congreso con politiquería y corrupción, muchos lo perciben como el símbolo de esos flagelos. Esto obedece a que su partido tiene muchas ovejas negras. Pero dejarle el monopolio del fenómeno a Cambio Radical es algo injusto. La U, el Centro Democrático, el Partido Liberal, el Partido Conservador, el Polo y otros también tienen sus propias ovejas negras, aunque se las cobran menos.

Hasta hace poco era visto como el superejecutivo que daba resultados en viviendas, acueductos y carreteras. En el criticado gobierno de Santos, él era el de mostrar. La ejecución de esas obras le permitió recorrer el país de un extremo al otro haciendo inauguraciones, dándose a conocer y forjando alianzas con los dueños de los votos. No solo tenía el respaldo de la clase política, sino también del sector privado. Los empresarios lo han visto siempre como hombre de centroderecha, de mano dura y de resultados concretos. Esto, combinado con la seriedad de sus propuestas de gobierno y con su promesa de rebajar impuestos, lo llevó a perfilarse como el hombre del momento.

Eso cambió cuando renunció al gobierno. No se sabe si por su asociación con un impopular presidente o, por el contrario, por ser visto como desleal a este. La opinión pública le ha cobrado duro beneficiarse durante siete años del gobierno Santos para luego convertirse en crítico del proceso de paz con tono de extrema derecha. Él aclara que siempre le manifestó al presidente sus reservas sobre los acuerdos de La Habana y por lo tanto en sus críticas no hay incoherencia.

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Algunos observadores no descartan la posibilidad de que la segunda vuelta acabe en un mano a mano entre Iván Duque y Vargas. Según esta teoría, Petro llegó a su techo y eso le da esperanza de llegar a la segunda vuelta no solo a Vargas, sino a una coalición de centro, que por el momento no se ha concretado. Las posibles alianzas de Vargas serían con la derecha, pero para la primera vuelta no parecen todavía factibles. Y claro está que aún si Vargas no concreta oficialmente una alianza, por debajo de la mesa algunos congresistas conservadores, liberales y de La U podrían apoyarlo.

La selección de Juan Carlos Pinzón como su vicepresidente no ha sido bien recibida por todo el mundo. Se dice que no le agrega mucho, pues es un perfil de mano dura muy parecido al de él. Por lo general se espera que el número dos aporte diversidad y complemente lo que no tiene el número uno. Pero Pinzón es un hombre serio y competente y esos atributos no son menos importantes que la diversidad.

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No se sabe si Germán Vargas llegará a ser presidente, pero pocas personas han luchado tanto por esa meta como él. Su carrera se ha basado en manejar las realidades del país y no fantasías. La vida le ha dado golpes duros en esa cruzada. Ha sobrevivido a dos bombas, ha perdido tres dedos y hasta ha tenido un derrame. Pero hoy está en plena forma, listo para dar la gran batalla de su vida. Las circunstancias últimamente le han sido adversas, pero él nunca tira la toalla, es ante todo un luchador.