POLÍTICA

Grupo de Lima no habla de guerra, pero tampoco de diálogo con Maduro

Los discursos del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, el presidente interino de Venezuela Juan Guaidó y el presidente Iván Duque coinciden en aumentar la presión al régimen de Maduro y pedir a los militares que apoyen la ruptura. Sin embargo, no está claro cómo lograrán la salida de Maduro.

25 de febrero de 2019
En Bogotá se encontraron el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, el presidente interino de Venezuela Juan Guaidó y el presidente Iván Duque, en el marco de la reunión del Grupo de Lima. | Foto: Presidencia

La imagen del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, junto al autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, es la más clara que deja la reunión del Grupo de Lima en Bogotá. Representa un nuevo ciclo de este grupo de presión diplomática que no solo incluye formalmente al hombre que ha encarnado la oposición venezolana y ha sido reconocido por 60 países, sino que presenta la figura de Estados Unidos como el país que lleva la batuta en la estrategia de aislamiento al régimen de Nicolás Maduro.

Los ojos del mundo están puestos en la crisis que se ha hecho cada vez más crítica con las voces que piden que se dé paso a una intervención militar en Venezuela. Los mensajes han sido contradictorios. Por un lado, el viceministro de Relaciones Exteriores de Perú Hugo de Zela Martínez, aseguró que era “falso” que se estuviera contemplando el uso de la fuerza para buscar una salida en Venezuela. En esta misma línea habló el vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourão, quien aseguró que "nunca" se ha contemplado una intervención militar, y que contrario a esto se debe optar por una opción aún más pacífica.

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Por el otro, están las palabras de Pence, que por supuesto representan las del presidente Donald Trump. “Esperamos una salida pacífica, pero todas las opciones están sobre la mesa”, aseguró durante la reunión. Esta frase ha sido usada insistentemente por Estados Unidos, y negada tajantemente por el gobierno colombiano.

Guaidó también ha dado mensajes que parecen estar en líneas paralelas. Antes de la reunión del Grupo de Lima y con el fervor de la violenta jornada en la frontera pidió que todas las opciones estuvieran abiertas.

"Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria que lucha y seguirá luchando. ¡La esperanza nació para no morir, Venezuela!”, escribió Guiadó en Twitter.

Sin embargo, en su discurso en el Grupo de Lima fue mucho más moderado. Habló sobre la crisis humanitaria y económica que vive su país, y pidió un minuto de silencio por la “masacre que sufrió nuestro pueblo el día 23 de febrero”. Además, y en eso estuvieron alineados Duque, Guaidó y Pence, pusieron sobre la mesa una idea que quieren volver un punto de referencia: “No hay dilema entre la guerra y la paz, es la paz la que debe prevalecer”. Guaidó también habló de otro “falso dilema” y es decir que hay un problema de izquierda o derecha, que es ideológico, contrario a esto asegura que se trata de la defensa de los derechos fundamentales y la democracia. La apuesta de ‘desideologizar’ la discusión pretende quitarle piso al discurso de Nicolás Maduro, quien siempre habla de derrotar al imperialismo que, según él, busca su caída.

Si bien Guaidó no habló directamente del uso de la fuerza, aseguró que “es el momento de actuar, de seguir construyendo esas capacidades con todos los escenarios posibles. Dada la crisis hoy no puedo ser sutil con los términos”. Sin embargo, no precisó exactamente cuál es la ruta a seguir, ni siquiera para él que se jugó la carta de salir de Venezuela sin un boleto seguro de retorno.

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En lo que también coincidieron los tres discursos fue en el papel que juegan los militares venezolanos en este proceso. El presidente Duque fue optimista en ver el cerco diplomático como irreversible y efectivo, y aprovechó para decir que “debemos activar el efecto dominó por parte de las fuerzas armadas”. Tras los acontecimientos del 23 de febrero desertaron 156 militares venezolanos y pidieron refugio en Colombia.

Por su parte, Pence fue un paso más allá. “Tengo un mensaje, deben elegir aceptar la generosa oferta de amnistía del presidente Guaidó, pero si eligen el otro camino, como dijo el presidente (Trump) hace una semana, no habrá una salida fácil”, les dijo el vicepresidente a las fuerzas armadas de Venezuela a modo de advertencia.

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“Ha llegado la hora, no puede haber espectadores simplemente en la lucha contra Venezuela. Ustedes al luchar por la libertad no teman, manténganse firmes, el señor les dará fuerza. Como dijo Simón Bolívar: un pueblo que ama la libertad, finalmente será libre”, precisó Pence, citando a Bolívar, algo que usualmente hace Maduro en su discurso bolivariano.

En cuanto al aumento en la presión diplomática coincidieron en que esta crecerá, sin embargo, hasta el momento solo se han dado pistas de cómo será. La visión más clara la planteó Pence, tal como se anticipaba. EE. UU. ha impuesto sanciones a más de 50 funcionarios, así como a PDVSA. Según el vicepresidente de Estados Unidos le apostarán a bloquear el sistema financiero. También invitó a los demás países a congelar los activos de PDVSA en sus países y entregárselos a Guaidó “de inmediato”. Además, darán 56 millones de dólares adicionales para ayudar en la crisis, esto además de las 400 toneladas de medicinas y alimentos que ya envió.

En cuanto a la relación Colombia-Venezuela entró un nuevo elemento clave: la lucha contra el ELN. Guaidó aseguró que cuando él tenga el control de su país no permitirá que el ELN siga operando desde allí. Duque no se refirió al tema, pero teniendo en cuenta que su estrategia de seguridad tiene como una de sus prioridades cercar y derrotar al ELN la propuesta cobra mayor relevancia.

Así las cosas, hasta el momento la posición más fuerte es la de Estados Unidos, esto no es una sorpresa. Pero los discursos, en parte contradictorios entre sí, dejan ver que dentro del Grupo de Lima hay diversidad de posiciones, tienen claro que quieren una transición en Venezuela, pero no cómo la lograrán. Tampoco se plantea una salida de Maduro dialogada, sino que se pide llegar a elecciones "libres" con una estrategia más abocada a la presión que a la conciliación.

Escuche el análisis de Rodrigo Pardo, director editorial de Revista SEMANA y Mauricio Sáenz, jefe de redacción de Revista SEMANA sobre las posibles acciones que el Grupo de Lima tomará: