En la ardiente Guajira los niños mueren de hambre y sed

Hace casi un año el periodista José Guarnizo, de SEMANA, realizó una travesía por el departamento de La Guajira en donde vio, tristemente, a los niños morir por física hambre y de sed bajo el inclemente calor. Lo peor es que los nativos le confirmaron que la situación había sido así en el último quinquenio.

Así, por ejemplo, Francisco Uriana le relató el drama de haber enterrado a cinco de sus hijos. Parado frente a una fosa en la que hay sepultados cinco bebés más -también familiares suyos- este indígena wayúu de piel tostada por el sol recordó en su idioma el sufrimiento de cada uno de sus niños.

SEMANA publicó en ese entonces datos alarmantes. La cifra de niños muertos en La Guajira en un promedio no muy lejano al de Ruanda, en África, donde la tasa de mortalidad de menores de cinco años por cada 1.000 nacimientos es de 55, de acuerdo con una tabla que publica el Banco Mundial. La Guajira está en 45.

“La experiencia de desnutrición en Colombia es igual que en Etiopía”, dice Alicia Genisca, médica pediatra estadounidense que ha trabajado en países de África y ahora atiende a los niños con desnutrición crónica en el corregimiento de Mayapo en La Guajira.

Y añade: “La diferencia es que por décadas Etiopía ha sido el país que todo el mundo conoce por desnutrición, y el mundo no sabe que también hay una crisis de desnutrición en La Guajira”.

Han pasado los meses y las soluciones no aparecen. Por el contrario, el drama continúa. ¿Qué se necesita para que se ofrezca una solución? Aquí está el conmovedor reportaje.