NACIÓN

Muere en bombardeo delegado de las FARC ‘Jairo Martínez’

El integrante de la equipo negociador de las FARC en La Habana, había regresado a Colombia y murió en el bombardeo de las Fuerzas Militares en Guapi (Cauca).

27 de mayo de 2015
Jairo Martínez

En comunicado emitido este miércoles por las FARC, el grupo guerrillero confirma que entre los 27 miembros de sus filas que murieron, durante los bombardeos del Ejército del pasado jueves contra un campamento del frente 29, en Guapi (Cauca) se encontraba 'Jairo Martínez'. 

Se trata de uno de los guerrilleros más 'duros' de las FARC, integrante de la mesa de negociación de esa guerrilla en La Habana. Poco se conoce de él, según inteligencia militar, se le atribuye el secuestro por más de una década al sargento Pablo Emilio Moncayo, quien estuvo en poder de lesa guerrilla por 12 años.

También se le señala como el ideólogo del frente 14 de las FARC y fue quien tuvo a su cargo la seguridad dispuesta por este grupo armado ilegal en la zona del Caguán durante las negociaciones de paz con el gobierno de Andrés Pastrana.

Su nombre cobró protagonismo el 28 de febrero del 2014 cuando fueron presentados tres nuevos integrantes en la mesa de negociación del Gobierno y la guerrilla de las FARC en Cuba. Entre ellos Pedro Nel Daza Martínez, también conocido como 'Jairo Martínez,' que fue oficializado como nuevo miembro del equipo negociador de esa guerrilla.

De acuerdo con el reporte que entregaron las FARC, 'Jairo Martínez' se encontraba en medio una misión de pedagogía sobre el proceso de paz en la región, donde sucedió el bombardeo.

"En medio del luto que nos embarga, informamos al país y al mundo, que el compañero Jairo Martínez, integrante de la Delegación de Paz de las FARC-EP en La Habana, quien estaba en misión de Pedagogía de Paz en dicho Frente, se encuentra entre los guerrilleros asesinados", dijo el texto.

En él, las FARC advierten que el Gobierno estaría infringiendo el derecho internacional humanitario, pues afirman que los guerrilleros que quedaron heridos en el bombardeo de Guapi "fueron rematados con tiros de gracia por la tropa oficial cuando reclamaban auxilio".

Razón por la que solicitan, que los cuerpos de los insurgentes que han muerto en los recientes enfrentamientos sean inspeccionados por forenses nacionales e internacionales para garantizar la transparencia de las circunstancias que rodearon su muerte.

Pese al silencio que habían guardado los voceros, tras las ofensivas, las FARC también confirmaron que en el ataque realizado el 25 de mayo en Chocó murió el comandante del frente 18, Román Ruíz.

La noticia se conoce en medio de la conmemoración de los 51 años de fundación de ese grupo armado ilegal, una de las guerrillas más viejas del mundo.

"Se equivocan quienes piensan que con los cuerpos destrozados y la sangre de nuestros compañeros, van a imponernos una justicia que no persigue la responsabilidad de los poderosos, que solo fija su mirada punitiva en los de abajo, en los que tuvieron que hacerse rebeldes contra la injusticia, en una lucha que ya se prolonga por 51 años, cuando en una fecha como hoy, mayo 27, fueron atacados en Marquetalia", puntualiza el comunicado.

Este es el comunicado de las FARC:

“Hubo un número de combatientes dispuestos a darlo todo por la causa revolucionaria, y por eso Marquetalia se creció en la resistencia y sentó las bases políticas, militares  y morales de lo que serían un poco más tarde las FARC”. Jacobo Arenas.

El pasado 21 de mayo el presidente Juan Manuel Santos dio la orden de bombardear un campamento del 29 Frente de las FARC-EP en Guapi.

El resultado de esta orden, ejecutada con uso excesivo de la fuerza, fue una masacre. Murieron 27 guerrilleros, la mayoría por efecto de las bombas, y según testimonio de los sobrevivientes, varios heridos fueron rematados con tiros de gracia por la tropa oficial cuando reclamaban auxilio.

El presidente sabe muy bien, y sobre todo después de lo sucedido con nuestro comandante Alfonso Cano, que no se puede matar a nadie en estado de indefensión, ni a combatientes prisioneros, porque se incurre en crimen de guerra, conducta proscrita por el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Penal Internacional.

En medio del luto que nos embarga, informamos al país y al mundo, que el compañero Jairo Martínez, integrante de la Delegación de Paz de las FARC-EP en La Habana, quien estaba en misión de Pedagogía de Paz en dicho Frente, se encuentra entre los guerrilleros asesinados. Una roja flor de homenaje a su memoria depositamos hoy sobre la digna tumba de los compañeros y compañeras caídos.

Ya que los cadáveres fueron entregados a Medicina Legal en Cali, solicitamos a quien corresponda que estos sean inspeccionados por forenses nacionales e internacionales, bajo la mirada neutral del CICR, para que los colombianos podamos acceder a un informe confiable en torno a las circunstancias de sus muertes.

Sea este el momento para enviar a los familiares de los guerrilleros caídos, a nombre de todo el conjunto de las FARC-EP, nuestra más profunda condolencia. Cayeron ellos mientras enarbolaban la bandera de la causa más justa: la paz con justicia social y democracia para todos los colombianos.

Cuando intentamos en La Habana rescatar el valor de la vida y la dignidad humana, nos vemos forzados a hablar de más muertes ordenadas desde el Palacio de Nariño. El 23 de mayo en Segovia, fueron asesinados por el ejército otros 10 insurgentes de las FARC-EP pertenecientes al Cuarto Frente, y el 25 de mayo, en el Chocó, en un ataque del ejército fue asesinado el comandante del 18 Frente e integrante del Estado Mayor Central, Román Ruiz, y tres de sus acompañantes. Desde este estrado, les rendimos honores, disparando una salva atronadora de hasta siempre compañeros.

Queremos afirmar de manera enfática, que se equivocan quienes piensan que con los cuerpos destrozados y la sangre de nuestros compañeros, van a imponernos una justicia que no persigue la responsabilidad de los poderosos, que solo fija su mirada punitiva en los de abajo, en los que tuvieron que hacerse rebeldes contra la injusticia, en una lucha que ya se prolonga por 51 años, cuando en una fecha como hoy, mayo 27, fueron atacados en Marquetalia.

Ese tema, el de justicia, deberá ser abordado por las partes en su debido momento. No lo rehuimos. Tenemos fórmulas para buscar la reconciliación de la familia colombiana. No hemos venido a La Habana a negociar impunidades. Pero primero deberá darse una respuesta al paquete de propuestas mínimas sobre víctimas del conflicto que hemos presentado al gobierno en la Mesa de Conversaciones y que recogen las formuladas desde hace años por las organizaciones de víctimas y de Derechos Humanos.

Es urgente cumplir el mandato de la Agenda que ordena, entre otros, el esclarecimiento del fenómeno del paramilitarismo, y especialmente, su ataque y desarticulación definitiva. Tenemos que estudiar las responsabilidades de este largo conflicto, retratadas en el informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas.

Es imperativo conjurar el fuego de la guerra que amenaza con reactivarse en el territorio nacional, cuando hasta hace poco avanzaba a paso seguro el desescalamiento del conflicto. Las conversaciones de paz no progresarán con baños de sangre, presidente Santos.

Como gente que sinceramente quiere la paz y la reconciliación para Colombia, pensamos que hay que restablecer la confianza y retomar el esfuerzo de las partes tendientes a concretar las medidas de desescalamiento del conflicto que estábamos analizando. Tenemos que salir de esta turbulencia para entregarle al pueblo colombiano un horizonte diáfano que nos permita transitar, libre de enredaderas, el camino hacia el Acuerdo Final. No más pérdidas de valiosas vidas humanas. No más asesinatos de militantes de la Marcha Patriótica y del Congreso de los Pueblos, de reclamantes de tierras, de defensores de derechos humanos, de líderes del movimiento social y sindical. No podemos los colombianos tirar por la borda los importantes avances logrados en la Mesa de Conversaciones.

Colombia necesita el concurso y la solidaridad de Latinoamérica, de los gobiernos y pueblos del mundo para salir de la horrible noche de la que habla nuestro himno nacional. El destino de Colombia, como decía nuestro comandante Jacobo Arenas, no puede ser el de la guerra.