NACIÓN

El sicario que pasó de gatillero a capo

La historia de Javier A. Calle Serna, uno de los ‘Comba’, cuyo testimonio tiene en aprietos a J. J. Rendón y Germán Chica.

5 de mayo de 2014
El testimonio de Javier Serna Calle, 'Comba', involucró a J. J. Rendón y Germán Chica | Foto: Archivo SEMANA

El escándalo surgido por la declaración judicial del narcotraficante Javier Antonio Calle Serna, uno de los hermanos ‘Comba’, quien aseguró que él y otros capos entregaron al asesor J. J. Rendón 12 millones de dólares para que gestionar ante el alto gobierno un sometimiento a la justicia, va en aumento.

El hecho tiene en el ojo del huracán al exalto consejero político del presidente Juan Manuel Santos, Germán Chica, quien habría hecho los primeros acercamientos entre los emisarios de los narcotraficantes y Rendón, así como al exlíder del ELN Francisco Galán, quien participó en la propuesta dirigida al Gobierno, y que ya había reseñado SEMANA en el 2011.

Pero ¿quién es Javier Antonio Calle Serna? Se trata de un integrante de una familia que en la última década construyó un imperio criminal derivado del negocio de las drogas y la actividad sicarial principalmente en el Norte del Valle.

Javier es el mayor de tres hermanos y según los registros policiales, fue el encargado de crear el grupo de los ‘Rastrojos’, organización de sicarios que, en principio, sirvió al capo Wilber Varela, alias 'Jabón', asesinado en Venezuela.

Calle Serna pasó de simple sicario a pez gordo del narcotráfico. Tan sólido fue su ascenso, que de ejecutar crímenes aislados paso a la cúspide en el organigrama de los barones de este negocio en el Norte del Valle. Con el poder que consolidó logró controlar las rutas del narcotráfico por el Pacífico colombiano y estableció nexos con carteles mexicanos como los de Sinaloa y los Zetas.

Por su cabeza las autoridades colombianas y estadounidenses llegaron a ofrecer hasta 5.000 millones de pesos. Mientras tanto, las autoridades en Colombia lo buscaban por varios procesos: concierto para delinquir, tráficos de droga y de armas, desplazamiento, desaparición, secuestro y homicidio. Se le atribuyeron directamente 35 muertes y cinco desapariciones.

El 2011 fue un año crucial para él. Se empezó a mover para realizar una negociación con la justicia colombiana para evitar su extradición y también lograr una eventual rebaja de penas derivada de la entrega de su organización, que incluía armas, personal, testaferros y rutas entre otras cosas. Fue allí donde entraron J. J. Rendón, Chica y Francisco Galán. Pero ese intento de negociación no prosperó.

Pero los datos sobre su eventual entrega a Estados Unidos salieron a flote en abril del 2012. Tanto que el propio presidente Santos dijo en su momento que “la presión que se ha venido ejerciendo (...) ha llevado a los hermanos ‘Comba’ a querer negociar su entrega y en este momento está en proceso esa negociación con las autoridades norteamericanas”, hace dos meses.

El 4 de mayo del 2012 la entrega de Calle Serna se concretó. El capo se entregó en Centroamérica a la agencia antidroga estadounidense (DEA), según algunos medios, entre ellos El Mundo de España. El periódico señaló que dentro de los compromisos de su sometimiento estaría el de facilitar a la justicia de ese país información que permita dar con las redes que utilizaban su cartel para distribuir droga en Europa y España.

Su hermano Juan Carlos había sido capturado tiempo atrás en Ecuador, hecho que el presidente Santos calificó como un logro que se había buscado por mucho tiempo. “Los Comba son esos hermanos que han generado tanta violencia. Estábamos detrás de él y gracias a la colaboración de las autoridades ecuatorianas con nuestra Policía, ayer pudimos capturar a este individuo: Juan Carlos Calle Serna”, dijo entonces el mandatario.

Más adelante, en octubre del 2012, su hermano Luis Enrique se entregó también a las autoridades estadounidenses como parte de un proceso de sometimiento. El 2 de junio el jefe de la estructura militar de ese grupo, Diego Pérez, alias ‘Diego Rastrojo’, fue capturado en una operación en Venezuela.

“Luis Enrique Calle Serna prefirió asegurar sus acercamientos con las agencias federales norteamericanas y someterse a la justicia de ese país”, dijo el comunicado de la Policía, que agregó que “Serna se convirtió en uno de los cabecillas más buscados a nivel internacional, vinculado a la producción y el tráfico de estupefacientes en Valle, Chocó, Cauca, Norte de Santander, La Guajira, Magdalena, Cesar, Antioquia y Nariño”.

“La Policía Nacional supo que el ‘Loco’ Barrera era justamente quien proporcionaba la seguridad y la protección a alias ‘Comba’ en Venezuela, situación que cambió desde el 18 de septiembre, cuando el señalado narcotraficante cayó frente a una cabina telefónica en San Cristóbal. A partir de ese momento, la presión binacional lo fue cercando, por lo cual contactó a sus familiares en España, principalmente a su hijo Camilo, con el fin de notificarle su determinación de entregarse”, agrega el comunicado.

A finales del 2013, en una declaración judicial, Javier aceptó haber sido la persona que lideró el cartel del norte del Valle y la organización los Rastrojos tras la muerte de 'Jabón'. Como lo relató El Espectador, una de las declaraciones que llamó la atención de los investigadores fue cuando aseguró que su hermano Luis Enrique y demás miembros de su familia nada tenían que ver con sus negocios.

“Sólo fue cuestión mía, esa organización se la inventaron los medios de comunicación y los hermanos Comba jamás han existido, solo ha existido Javier Antonio Calle Serna, ni siquiera mi hermano Luis hace parte de esto”, señaló el capo.

No obstante, su declaración sería desvirtuada porque, por años, las autoridades les siguieron la pista a los miembros de esa familia y pudieron constatar una serie de hechos delictivos derivados, entre otras, del negocio de la droga.

Ahora reapareció para contarle a la justicia norteamericana que entregó al asesor de la campaña de Santos J. J. Rendón una multimillonaria suma, a través de algunos abogados, para que llevara al alto gobierno una propuesta de sometimiento que nunca se dio. La tormenta por este tema en Colombia está viva.