La conciencia ambiental

Cuando se habla de la locomotora minera la voz de Manuel Rodríguez arrecia para advertir los riesgos que esta implica para el medioambiente y para la calidad de vida de las futuras generaciones. En particular, si se trata de la Orinoquia, región a la que le ha dedicado gran parte de su vida. 

Rodríguez nació en Bogotá el 29 de octubre de 1946, estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de los Andes y realizó un posgrado en Administración en la Universidad de Oxford. Ha sido profesor, investigador, decano y vicerrector de su alma máter en diversas etapas de su vida, actividad que ha combinado con una vida pública dedicada al tema ambiental. 

Como asesor de la Asamblea Nacional Constituyente logró que se incluyeran diversos artículos en favor de la conservación y la protección de la biodiversidad del país en la nueva carta magna. En 1992 fue parte de la delegación de Colombia que asistió a la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, representando al Inderema, del que era director. Y en 1993 se convirtió en el primer ministro de Medio Ambiente que tuvo el país.

Desde hace dos décadas ha sido un referente obligado en el debate público sobre ecología, desarrollo y ordenamiento territorial, dado su amplio conocimiento sobre los dilemas ambientales que enfrentan las regiones.  Sus críticas ponderadas pero implacables contra la explotación minera indiscriminada han inspirado movimientos en contra del otorgamiento ilimitado de licencias ambientales para proyectos mineros.  

Su columna de El Tiempo anima este tipo de debates, así como su muy activa cuenta de Twitter @manuel_rodb. Rodríguez es director del Foro Nacional Ambiental, un espacio de la sociedad civil para la reflexión y el debate sobre las políticas públicas en materia de medioambiente; y miembro de la Comisión Mundial de Bosques y Desarrollo Sostenible.