El pasado 25 de abril murió, durante una operación cerca de Turbo, Antioquia, el segundo al mando de la temible banda criminal de Los Urabeños: Francisco Morela, conocido como el Negro Sarley. Entre los documentos encontrados, a las autoridades les ha llamado la atención una carta escrita de puño y letra por un antiguo socio de esa banda criminal, Henry de Jesús López, alias Mi Sangre, detenido en Argentina en octubre pasado.
En la carta, que está en poder de la Fiscalía colombiana, el narco detenido en una cárcel en Buenos Aires les cuenta a Los Urabeños su estrategia para evitar ser extraditado: “Voy muy bien en el tema jurídico tratando de evitar extradición o condicionándola lo mejor que pueda a mi favor.
Alego mucho la persecución política… El problema con la ley en Colombia es por haber estado vinculado a la organización, cosa que estoy negando rotundamente, ya ustedes comprenderán el tema con Estados Unidos es por un sapo”. La carta confirma la táctica que, por medio de abogados y de una estrategia mediática, el narco ha aplicado para evitar ser enviado a Estados Unidos, país que lo requiere para responder por narcotráfico.
En la comunicación Mi Sangre menciona que “los amigos presos en Estados Unidos, Macaco y Bernardo (alias don Berna) y los que están en Colombia me mandaron una propuesta, y es que la Farc (sic) piden un delegado de las AUC en la mesa y quieren que sea yo”. También menciona el pago de deudas a Los Urabeños, como la entrega de 380 millones de pesos. “Hay muchachos presos y llevo 15 meses ayudándoles”, dice.
“El tema del oriente (antioqueño) es un grupo familiar para el cuidado de mi familia que está ahí, les pido que me respeten eso no son sino 2 o 3 pueblos”, dice otro fragmento de la comunicación que da a entender que Mi Sangre conservaría una estructura en algunos municipios para proteger a algunos parientes.
“El socio de Pablo Mellizo (Miguel Ángel Múnera) me debía mil millones a mí, entregan un apartamento... es el mismo señor que entrega esa bodega, cuadre para que me firmara por 150 millones...”. “No les pido nada solo que me reconoscan (sic) lo que es mío”, dice al final de la carta.
Los grafólogos de la Fiscalía colombiana cotejaron la letra de la carta con la firma de la cédula del narco y han establecido que se trata de Mi Sangre. Posiblemente las autoridades argentinas aún no saben que desde su celda en Buenos Aires el narco sigue en contacto y haciendo negocios con sus socios en Colombia. Y mucho menos que su argumento de ser un perseguido político para evitar ser enviado a una corte estadounidense tiene poco de veraz y mucho de estrategia.