El pez muere por la boca. Es posible que la palabra “mermelada” sea la que más dolores de cabeza le causó en tiempos de la campaña electoral al entonces candidato-presidente, Juan Manuel Santos.
Fueron múltiples los debates en los que tuvo que salir a defenderse de sus contradictores que asociaban este vocablo a corrupción y al mal destino de los dineros públicos. Tras el triunfo conseguido, la expresión cayó un tanto en el olvido hasta que él mismo la rescató: “A los que no les gusta la mermelada, les va tocar aguantarse o se vacunan contra la diabetes, porque voy a duplicar la mermelada aquí, porque es la inversión social en todas las regiones”.
La expresión del presidente fue dicha el pasado sábado en Algarrobo, en el departamento de Magdalena, y sus efectos aún se sienten. Ricardo Ávila, por ejemplo, publicó este martes en el diario económico Portafolio un durísimo editorial en el que dice que “tal vez la causa fue el cariño con el que lo recibieron” o “la emoción de estar en uno de los municipios en donde triunfó con mayor margen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, al recibir el 80 % de los votos depositados”.
Lo cierto, dice Ávila, es que hacer semejante “promesa es aceptable para un candidato en campaña, cuando se trata de endulzarles el oído a los electores. Al fin de cuentas, es difícil estar en contra del propósito de buscar que el Estado gaste más para atender las carencias de los más necesitados, en un país en el cual hay tanto por hacer”.
Añadió que “el problema es que el presidente en ejercicio debería tener un poco más de cuidado no sólo porque se encuentra a pocos días de comenzar su segundo periodo, sino porque más de un observador esperaba que hubiera aprendido la lección que casi le cuesta el triunfo en las urnas: la de no subir tanto las expectativas para que la ciudadanía no le pase la cuenta de cobro. En respuesta, alguien podría decir que más que euforia, lo que hay es un plan de Gobierno”.
“Creer que la mermelada es inversión social es como creer que el clientelismo es generación de empleo”, escribió en su cuenta de Twitter el senador del Centro Democrático Iván Duque. Comentario que el expresidente Álvaro Uribe Vélez, de inmediato retuiteó a sus millones de seguidores.
“Notifican que van a duplicar mermelada. Contratistas desesperados por duplicar maletas”, ironizó en su cuenta Alfredo Ramos Maya. Otro de los trinos que causaron sensación en las redes fue el del tuitero Doctor Fausto, por la paradójica situación social vivida hoy en el país: “No sé si trinar acerca del petardo en Bogotá, el atentado en Buenaventura o el anuncio de JuHampa de que va a duplicar la mermelada. Duro”.
Al margen de la pasión con que se muevan las redes sociales, el asunto de fondo pasa por la discusión del presupuesto en el Congreso de la República que se presentó este martes.
Es posible que el presidente haya tenido la mejor voluntad para comunicar su mensaje y haya hecho uso de una expresión coloquial sobre lo que piensa hacer en su segundo mandato. Pero el término "mermelada" en el contexto nacional tiene una connotación negativa que seguramente en esta agenda legislativa le traerá más dolores de cabeza.
Ya lo dijo el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, a quien a propósito Santos ratificó por su buena gestión: “La gente se acostumbró a un aumento en el gasto. Hemos tenido la oportunidad en los últimos cuatro años de aumentar el gasto y los ministros, los gobernadores, los alcaldes demandan más recursos. Pero nadie se pregunta ¿qué pasa si no podemos seguir subiendo el gasto? Todo el mundo tiene expectativas y aspiraciones muy grandes".
"Hay muchas necesidades que hemos podido satisfacer, pero esto se vuelve un poco adictivo. Ya dimos un primer paso con la discusión del presupuesto en el Conpes. Les dijimos: 'Señores, aquí nos vamos a moderar. El gasto no puede seguir creciendo permanentemente a ese ritmo'”, sentenció el funcionario en una entrevista en la Revista Dinero, actualmente en circulación.