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La nueva mafia colombiana

Después del desmantelamiento de los grandes carteles de la droga en Colombia, el negocio del narcotráfico en el país entró en una nueva etapa mucho más difícil de combatir y tan lucrativa como en la época del auge de los carteles de Medellín y Cali.

18 de septiembre de 2000

Después del desmantelamiento de los grandes carteles de la droga en Colombia, el negocio del narcotráfico en el país entró en una nueva etapa mucho más difícil de combatir y tan lucrativa como en la época del auge de los carteles de Medellín y Cali.



A pesar de que el Estado colombiano ha sido exitoso en el desmantelamiento de los grandes carteles de la droga, los cultivos ilícitos siguen en aumento y el negocio va creciendo. Sofisticados, con más educación, reunidos en organizaciones pequeñas, con visión global y bajo perfil, los narcotraficantes de hoy son muy distintos a los del pasado. El departamento de ciencia política de la Universidad de la Florida, en Estados Unidos, acaba de publicar una investigación sobre las nuevas organizaciones criminales de narcotraficantes colombianos. SEMANA.COM entrevistó a Michael Kenney, autor de esta investigación.



¿De donde nace su interés por el tema de narcotraficantes colombianos?

Me interesé en el tema desde muy temprano. Yo vengo de una familia que tiene una historia de abuso de la droga y del alcohol. Cuando yo era niño tuve experiencias muy fuertes que hicieron que me interesara por el tema de las drogas. Estudié en la Universidad de Massachusetts, donde tuve la oportunidad de trabajar en un centro de medicina para adictos a la droga. Trabajaba con adolescentes que eran adictos al crack, la cocaína y la heroína. Después de graduarme de la universidad, fui a Florida para trabajar en el Centro para la Prevención y Abuso de Drogas durante un año. Decidí entonces viajar a Ecuador como voluntario del cuerpo de paz, ahí trabajé con agricultores pequeños. Fue una experiencia muy interesante porque aunque eran cultivadores de coca, eran agricultores andinos pequeños, que tenían muchas dificultades. Aprendí mucho de ellos. Luego volví a la Universidad de Florida para hacer la maestría, ahí me especialicé en América Latina. Comencé formalmente el estudio del narcotráfico en Colombia. Al principio me interesé en las relaciones bilaterales de Colombia y Estados Unidos. Decidí cambiar el enfoque porque me di cuenta que había algo más importante y eran las organizaciones criminales.

¿Por qué le parece más importante?

Me interesaba mucho estudiar la capacidad de las organizaciones criminales para continuar sus actividades después de tantas políticas gubernamentales para contrarrestar sus actividades. Me impresionaba ver que el negocio seguía como si no hubiera pasado nada. Me di cuenta que estas organizaciones son muy sofisticadas y fuertes. En 1997 vine a Colombia para realizar una investigación sobre el tema, este fue el comienzo para hacer ver el tema del narcotráfico con un enfoque más hacia los grupos criminales.

¿Qué conclusiones ha sacado en su estudio?

Lo que estoy haciendo es aplicar teorías de aprendizaje organizacional a un estudio de caso sobre la industria del narcotráfico en Colombia. Hago énfasis en entender las organizaciones criminales como empresas, me interesa analizar su organización como empresa. He aprendido muchas cosas, por ejemplo cómo están estructurados y sobre su comportamiento. Me interesa saber si ellos son capaces de aprender de su experiencia y si es así, cuáles son las consecuencias para la política estatal de este proceso.

¿Cuales son las diferencias entre narcotraficantes de la talla de Pablo Escobar o Gonzalo Rodríguez Gacha, y el perfil de los nuevos narcotraficantes?

Hay diferencias muy importantes y fundamentales. Ahora las organizaciones en general son más pequeñas y son más especializadas. Anteriormente había unos grupos que se llamaban carteles que tenían sus propios laboratorios de procedimiento y sus redes se extendieron hasta Estados Unidos y Europa. Ahora la industria es más fragmentada, existen más grupos pequeños, y algunos de estos tienen miembros que trabajaban en los carteles. Esto me llama la atención como continúan con su experiencia del pasado, ahora existen narcotraficantes que están involucrados en el negocio utilizando la misma experiencia que creció durante los años que trabajaron en los carteles.

Otra diferencia muy marcada es que los grupos de ahora, mantienen perfiles más bajos, son más sutiles en el manejo de cosas como el gasto de dinero y las inversiones son más discretas. Otra diferencia es que las organizaciones son más sofisticadas en el sentido de cumplir sus actividades, son más sofisticados en exportar la droga. Hace 20 años no creo que hubieran conteiners o minisubmarinos bajo un barco, pero ahora existen. No había un entrenamiento formal para mulas como existe ahora. Esto no quiere decir que los narcos son científicos nucleares, no tienen que ser tan inteligentes para enviar la droga de Colombia a otro país, pero ahora las organizaciones son más pequeñas y más sofisticadas en su comportamiento.

¿Cómo se puede describir la estructura de una organización promedio de narcotraficantes hoy en día?

Es muy difícil porque es una industria muy escueta. Realmente no sabemos exactamente lo que está pasando, en cierto sentido el gobierno es víctima de su éxito. Anteriormente sabíamos más sobre los carteles, sobre Pablo Escobar, en comparación con muchas organizaciones que existen hoy y de las que no se sabe quiénes son los miembros. Es difícil decir que hay una organización muy típica porque en realidad hay mucha oscuridad sobre la industria. Yo creo que ahora existen grupos pequeños que tienen de 10 a 20 miembros, que tienen un jefe que tal vez trabajaba con los carteles o tal vez no. Además hay redes, los contactos son esenciales en esta industria, más que organizaciones son redes, redes informales, que se unen para hacer un negocio, pero solamente para esto, porque no son muy permanentes, tienen que comunicar cómo van a hacer, uno dice "yo tengo 100 kilos que quiero enviar, yo conozco uno que tiene un barco", la especialización del trabajo. Analizan lo que van a hacer, hablan y planifican informes muy sofisticados.

¿Las nuevas organizaciones criminales han cambiado sus rutas de envío de la droga?

Hay nuevas rutas ahora, especialmente las nuevas organizaciones tienen sus propias rutas. Cuando hay una organización que ha trabajado con alguno de los carteles, es posible que ellos usen las rutas anteriores, porque tienen los contactos que tenían antes. Pero también hay nuevas organizaciones que están creando nuevas rutas porque tienen que crear de cero sus contactos y la modalidad de enviar droga. En términos generales, las rutas cambian y cambian en parte por la influencia estatal. Por ejemplo, en los 70 y comienzos de los 80, la ruta más usada era por la parte del Caribe hasta Florida, después, durante la primera mitad de los 80, el presidente Bush creó un grupo para poner enfoque en la zona de Florida, entonces hubo un cambio, por lo que después de varios decomisos muchos narcotraficantes se daban cuenta que tenían que cambiar la ruta. Cambiaron por México y por países como Brasil, Argentina, también por Europa o por Estados Unidos, pero es muy importante que las organizaciones más sofisticadas sean capaces de cambiar sus rutas cuando tengan incentivos para hacerlo. Son negociantes y deben cumplir su objetivo con éxito, y si tienen que adaptar su ruta para hacerlo deben ser capaces de hacerlo.

Aunque se ha reconocido el éxito de la Policía colombiana en el desmantelamiento de varios carteles de la droga, lo cierto es que los cultivos ilícitos siguen aumentando. ¿Dónde está la plata del narcotráfico hoy en día?

Uno cree que lo que ha pasado es que ahora en Colombia hay más organizaciones independientes y más pequeñas, que están enviando menos droga, entonces sus ganancias son menores. También muchas organizaciones colombianas ya están vendiendo, no directamente, a Estados Unidos, pero son intermediarios, es decir, se venden a otros grupos criminales, mexicanos, rusos, y esa es ya la fase final, para vender a los países exportadores. Yo creo que como la industria es más difusa en general, las ganancias son más distribuidas, no hay cinco o 10 personas que controlan el 60 por ciento de la cocaína a Estados Unidos. Ahora hay centenares de personas que están ganando bien, aunque no tanto como los capos de los carteles.

¿Dónde se está invirtiendo esa plata ?

Creo que las inversiones tienen que ver algo con su estrategia, es decir, mantener un perfil bajo. Aparentemente según entrevistas que he hecho, no hay tantas inversiones en tierra o no están creando empresas muy grandes, son más útiles en el manejo de sus ganancias. Creo que para continuar su negocio tienen que invertir en su propio negocio porque para enviar droga se necesita mucho dinero, esto por una parte, porque también están gastando dinero con sus propias familias, con su estilo de vida y es posible que estén invirtiendo en el exterior para no llamar tanto la atención aquí. También existen países donde los controles estatales no son tan fuertes como los que existen aquí y por eso están invirtiendo allá, como por ejemplo en Ecuador.

¿Cuáles han sido sus fuentes, para conocer tanto sobre este tema?

Esto es un poco sensible, porque he tenido acceso a oficiales, pero sin mencionar nombres específicos puedo decir que tanto el gobierno estadounidense como el gobierno colombiano, han sido muy generosos conmigo y me han brindado muchas entrevistas con oficiales de muchas agencias tanto estadounidenses como colombianas. Es una información muy amplia, pero parte de ésta ha sido de lecturas, estudios académicos, estudios periodísticos, hay escritores colombianos muy buenos que saben mucho, y lo que ahora estoy haciendo es tratando de hablar con participantes del negocio. He tenido acceso a documentación estatal, tanto colombiana como estadounidense. Por ejemplo, tengo el testimonio completo de Pallomari, en el juicio de operación ‘Piedra angular’, que son más de 300 hojas, Pallomari sabía mucho sobre esto y habla durante su testimonio con muchos detalles sobre las torturas, la corrupción, sobre sus contactos, es muy interesante.

El narcotráfico se ha vuelto un tema de prioridad mundial. Estados Unidos, Colombia y otros países han incrementado su lucha contra el narcotráfico, de un tiempo para acá. ¿Usted cree que el negocio sin embargo sigue en aumento?

Ahora hay más coca. Si los narcotraficantes colombianos están ganado más plata que antes, no estoy seguro. Pero la cantidad ha aumentado.

¿Con eso quiere decir que la lucha ha sido ineficaz?

Ineficaz para quién, ¿para el Estado? Ahora existen agencias estatales que están aprovechando la guerra contra el narcotráfico. Realmente creo que ellos quieren acabar con el negocio, pero hay intereses de burocracias, como por ejemplo el presupuesto de la DEA en 1981, en comparación a ahora.

¿Reconoce usted que el narcotráfico es un muy buen negocio no sólo para las organizaciones criminales, sino para algunos países como Estados Unidos?

Ese es un tema muy delicado que prefiero no tratar.

¿Cree usted que la legalización de la droga puede ser una solución eventualmente para terminar con el negocio?

Yo he pensado mucho en eso y tiene que ver con mi propia experiencia. He trabajado con centros de rehabilitación por lo que sé cuál es el daño que causa la droga. Lo que me preocupa personalmente sobre la legalización es que si legalizamos ciertas drogas, más adelante, a nivel de la sociedad, el consumo va a aumentar. Las drogas más dañinas en Estados Unidos, que son el alcohol y el tabaco, causan la muerte cada año de más personas que quienes consumen marihuana o cocaína. En mi opinión esto tiene que ver con el hecho de que las dos primeras son legales y por esto hay mucho más consumo. Pero hay otra cosa también que hay que tener en cuenta, y es la libertad del individuo, si yo soy adulto y quiero consumir marihuana tengo derecho porque no estoy dañando a nadie. Posiblemente la legalización sí acabaría en parte con el negocio pero no le puedo decir que estoy a favor o en contra, porque mi opinión puede cambiar, y me asusta el consumo.

¿Qué opina del Plan Colombia?

Me asusta el Plan Colombia, porque según lo que he leído el enfoque está ubicado en las zonas al sur del país donde la presencia de guerrilleros y paramilitares es mucho mayor, es una zona de guerra y este es el enfoque de la erradicación.

Pero partiendo del supuesto que los cultivos ilícitos están muchas veces relacionados con la guerrilla y los paramilitares, ¿no cree usted que la erradicación podría ser efectiva?

Si los grupos que se unen al tráfico de estupefacientes son simplemente criminales o si están involucradas las guerrillas, si son capaces de adaptarse a la política estatal me parece que van a adaptarse al Plan Colombia. En los 80 cuando el gobierno estadounidense puso mucho enfoque en el Caribe y Florida las rutas cambiaron pero la industria creció, eso está pasando ahora. Se está pensando mucho en el sur del país y las organizaciones van a trasladarse para producir la droga en otras partes de Colombia y en otros países, yo creo que Ecuador tiene buenas razones para estar preocupado sobre el Plan Colombia.

¿Cree en el plan de sustitución de cultivos ilícitos?

Es otro programa porque los cultivos ilícitos son más rentables, entonces si el agricultor es racional y quiere maximizar sus ganancias, entonces qué va a hacer, especialmente cuando vive en un contexto social en el que el mismo agricultor recibe presión por actores sociales, como la guerrilla o los paramilitares, que además les aseguran la compra de las cosechas. Es algo muy complicado, hemos tenido buena experiencia en Perú y en Bolivia con este tipo de programa, y si puede funcionar allá puede funcionar acá, pero esto no es lo que me preocupa tanto. Si un programa de sustitución de cultivos tiene éxito en el Putumayo, esto puede ser en esta zona, pero ¿qué va a pasar en otras zonas de Colombia?

¿Cree usted que la solución está más en atacar a las organizaciones directamente?

Yo no quiero decir que yo tengo la solución. Es un problema tan complicado y tan profundo que no hay soluciones simples. Podemos hablar sobre el motor del negocio, tal vez la solución sea bajar el motor pero esto puede ser muy complicado. Tenemos ciudades en el país y tenemos contextos sociales, los ciudadanos no tienen buenas opciones de empleo, de mantener sus sueños, y en este caso frecuentemente la droga es una alternativa. Es un ejemplo del nivel de complejidad del problema, lo que no quiere decir que si vamos a atacar a las organizaciones, vamos a acabar el problema. No es sino mirar lo que pasó cuando acabaron con los carteles, el Estado tuvo éxito, es muy importante reconocer que especialmente el general Serrano y su equipo es increíble lo que hicieron, pero ¿qué pasó con la industria? El negocio dio un giro, tenemos organizaciones pequeñas, la influencia de la guerrilla probablemente está más involucrada, y esto viene como consecuencia del éxito del Estado.

¿Quiere usted decir que el Estado fracasó en su lucha?

El Estado colombiano hizo un excelente trabajo. Lo que pasa es que cuando derrumba los carteles, se hace un vacío en la industria y este vacío crea una ventana de oportunidades para que otros actores armados puedan entrar y participar, para aumentar sus ganancias.