La minería ilegal se fue regando por gran parte del país como una plaga silenciosa. En Colombia se calcula que en 303 municipios se desarrollan trabajos explotación minera.
Desde el 2010 la Dirección de Carabineros y Seguridad Rural vienen intervenido estas zonas para tratar de frenar a los ilegales, quienes han encontrado un negocio rentable, incluso más que el tráfico de estupefacientes.
El de mayor explotación y el más atractivo sigue siendo el oro. También toma fuerza el coltán, el niquel y el tungsteno. De igual forma se extrae de manera ilegal carbón y la graba o material de arrastre. Todos son vistos por algunos grupos al margen de la ley o particulares como un gran negocio, en especial el oro.
Los departamentos más afectados por la minería ilegal, según la Dirección de Carabineros es Antioquia y Chocó. Pero la problemática está presente en Boyacá, Cundinamarca, Córdoba, Bolívar, Cauca, Nariño, Vichada y Guanía.
Antioquia y Chocó son lo que más problemas tienen en cuento al tema de extracción ilegal de oro. Allí se encuentran minas subterránea y a cielo abierto que no cumplen con los requisitos que el Ministerio de Minas y el de Medio Ambiente les exige.
Según el brigadier general José Gerardo Acevedo los responsables de la minería ilegal en el país son las FARC, el ELN, las bandas criminales; como los ‘Rastrojos’, la ‘Empresa’, el clan se los ‘Úsuga’ y particulares que tienen mucho dinero. “Por lo general en donde está la explotación está la presencia de ellos. Es el caso del bajo Cauca, el Sur de Bolívar; Tarazá y Cáceres en Antioquia, Cauca y Nariño”.
El oficial indicó que desde el 2010 se puso en marcha la Unidad Nacional Contra la Minería Ilegal de los Carabineros que cuenta con 450 hombres, los cuales trabajan con 22 fiscales, 220 funcionarios de Policía Judicial y peritos de la Fiscalía. La finalidad es cerrarle la vía a los ilegales que ven el negocio en su forma de ganar dinero fácil.
Una dura lucha
Pero la tarea no es fácil, en Colombia se calcula que se extraen más de 50 toneladas de oro al año. La informalidad es la gran protagonista de la bonanza de los últimos tiempos. La Contraloría señaló que el programa de legalización no ha dado el resultado esperado. En un informe de 2013, el órgano de control fiscal señaló que entre el 2002 y el 2010 solo se legalizaron 158 minas.
La anterior situación que ha sido aprovechada por los grupos armados ilegales, especial las guerrillas y las bandas criminales. La mayoría de la minas quedan en lugares selváticos y de difícil acceso por su geografía o por orden público, lo que dificulta que exista un control por parte de las autoridades. A todo se le suma que los químicos utilizados en la extracción no tiene ningún tipo de restricción. Este es el caso del mercurio o el cianuro, que solo puede ser decomisado cuando no se transporta de manera inadecuada.
“Alrededor del oro hay una cadena criminal de muchas cosas. De la maquinaria, del mismo oro, del comprador, de los químicos que se utilizan. Hay prostitución, maltrato infantil, porque hay niños en las minas que trabajan; desplazamientos e invasión a la cultura de una región. Por ejemplo llegan 5.000 personas que van e invaden una zona lo que genera una problemática social”, explica el general.
Sin embargo, quienes conocen del tema saben que es muy difícil calcular la explotación de oro en el país, porque no se sabe cuánto a ciencia cierta produce cada yacimiento ilegal. Es imposible que exista una vigilancia.
“Si usted va a Boyacá y un campesino siembra una hectárea de papa y sabe cuántas cargas le va sacar. Si usted va al eje cafetero, allá no se manejan hectáreas, sino cuadras y el cafetero sabe cuánto eso le va a producir en dinero y en grano. Mientras que en la minería sea subterránea o cielo abierto no tiene cómo saberlo. Técnicamente todavía es difícil demostrarlo. La cantidad siempre va variar dependiendo de dónde se encuentre”, explicó el general Acevedo.
Las autoridades tienen claro que la ‘pelea’ en muchas ocasiones es desigual. El ilegal puede utilizar a los legales para comercializar el oro. Existen compraventas en todos los territorios mineros y ellos adquieren el producto, y lo único que pide son unos documentos de legalidad y titulación. Poco o nada se controla según dijeron fuentes consultadas por Semana.com.
Según el director de Carabineros, el oro no se queda en Colombia. No lo sacan de manera ilegal y para eso hay una exportadoras que cumplen con todos los requisitos. El destino final es llevarlo a Estados Unidos, Suecia, Inglaterra y Canadá. Esos son los países que más adquieren el mineral.
Sin embargo, los grupos ilegales no viven solo de los minerales. También ven un negocio en las ‘vacunas’ por gramaje o en las extorsiones que cobran a los mineros para permitirles la explotación en las zonas que ellos tienen influencia armada.
“No necesariamente se va a ver a las FARC, a las Bacrim o al ELN con una mina, puede que la tengan, pero está a nombre de terceros. Lo que hacen es cobrar. Si hay una máquina le cobran un porcentaje por la máquina, por entrar el combustible también le cobran, por el gramaje de lo que saquen. Para esto ponen una persona que es la encargada de llevar la contabilidad de lo que explotan”, señaló el general Acevedo.
Todo el dinero que consiguen los grupos armados al margen de la ley en las diferentes modalidades delictivas, que se dan en torno a la minería ilegal es invertido de la misma forma que lo hacen con el que consiguen producto de la droga: armas, para pagar a sus hombres o para enriquecerse de manera personal.
La Policía también busca contrarrestar la situación evitando el tránsito de maquinaria ilegal, que al fin y al cabo, junto a los químicos, son los que más daño le causa al medio ambiente. Se hacen aprensiones en puertos a maquinaria que no cumple con los requisitos para ingresar al país, esa es función de Policía Fiscal y Aduanera. En las vías se realizan inmovilizaciones o incautaciones por parte de la Policía de Carreteras que exige los permisos para movilizar la máquina y el lugar para el cuál va, y en operaciones desarrolladas por los Carabineros y la Fiscalía en el área, se incauta o se destruye.
El daño ambiental realizado por la minería ilegal es incalculable. Recuperar un terreno afectado tarda años. Las fuentes hídricas subterráneas y superficiales sufren daño casi irreparables.
Otro atractivo para los ilegales
No es solo el oro el que llama la atención de los ilegales. En el corazón de la selva del Guanía y en Vichada se explota otro mineral apunta de pala y pica: el coltán. Los responsables del negocio son las FARC.
La guerrilla recolecta el mineral, que es explotado según lo han establecido las autoridades por indígenas. Esa guerrilla tiene centros de acopio y se encargan de sacarlo del país. Que según han arrojado investigaciones, se hace a través de Venezuela y por la ruta Guaviare- Bogotá. Finalmente va a parar a Estados Unidos o China.
Del 2010 a la fecha la Dirección de Carabineros y Seguridad Rural ha intervenido 1.868 minas y ha suspendido 1.240 más. En el mismo periodo de tiempo 5.911 personas han sido capturadas. De acuerdo con lo establecido con el censo minero hecho por el Ministerio de Minas en el 2011, el 63 % de la explotación del país es ilegal, esto en relación a las 14.000 actividades mineras que había para ese entonces en Colombia.
Según un informe de la Dirección de Fiscalías Nacionales, actualmente se adelantan 992 investigaciones por minería ilegal. Los delitos objeto de los procesos, son los de explotación ilícita de yacimiento minero y otros materiales, y daño en recursos materiales. En el 2013 y lo que va del 2014, se han capturado 164 personas y se han logrado 55 sentencias condenatoria luego de la acción penal adelantada por el ente acusador.
La Fiscalía, a través de la Seccional de Analisis Criminal, al igual que la Dirección de Carabineros responsabiliza de la situación a las Bacrim, las FARC y el ELN. Lo siguen los particulares y las empresas constituidas de manera legal e ilegal.
Según las investigaciones que adelanta el Eje Temático de Medio Ambiente de la Fiscalía la minería más explotada es la de oro, y el carbón. Seguido del material de arrastre como: arena, gravilla y grava. También minerales como el hierro, yeso, roca, caliza y roca fosfórica, coltán y tungsteno.
Alrededor de la minería ilegal confluyen muchas situaciones. Primero están las víctimas, que en la mayoría de los casos son los mineros tradicionales, acostumbrados a trabajar con sus bateas y que según el general Acevedo no acusan ningún daño con su labor.
En segundo la corrupción, muchos de los funcionarios que deben controlar el tema no lo hacen porque están comprados.
En tercera medida están quienes se lucran de la problemática, los grupos ilegales o particulares que han migrado en muchas ocasiones del narcotráfico a la explotación ilícita de minerales, y por último las poblaciones donde están las minas que se ven invadidos por extraños que llegan a laborar en esos lugares, incluso poniendo en riesgo su vida.