televisión
La sombra del Ángel
¿Se quedará un empresario privado con el control de la Comisión Nacional de Televisión justo cuando se van a tomar las decisiones más importantes del negocio?
El país ya parece estar acostumbrado al bochornoso espectáculo de cada dos años, por la elección de un nuevo miembro de la Comisión de Televisión. Pero nada de lo que ha pasado hasta ahora parece que podrá igualar lo que ocurrirá en febrero y en mayo de este año, cuando se deben escoger dos de los cinco comisionados.
La batalla de los últimos meses entre la ministra de Comunicaciones, María del Rosario Guerra, y Eduardo Noriega, quien es considerado el comisionado más independiente del gobierno, en la cual ella ha recurrido a todos los instrumentos jurídicos a su alcance para sacarlo de la Comisión y él ha respondido con la misma intensidad para mantenerse en el cargo, es apenas un preludio de lo que puede ser la guerra que se avecina.
Y no es para menos: este año se tienen que tomar decisiones estratégicas para la televisión en Colombia, como la adjudicación del tercer canal privado y la definición sobre qué estándar de televisión digital se utilizará en el país (ver recuadro). Por esa razón, algunos conocedores de los intríngulis del negocio están asustados pues, según ellos, no sería extraño que tras las dos elecciones de este año, la última palabra ya no la tenga el gobierno, que representa el interés público y hoy ostenta la mayoría en la Comisión, sino que el control quede en manos de un particular, cuyo propósito sea servirles a intereses privados.
Las miradas recaen sobre Juan Gonzalo Ángel, cuya sombra siempre se ha sentido en muchos rincones de la Comisión. Ángel ha demostrado ser un hábil empresario del sector, al punto de que logró ir tejiendo una red de canales por cable que recientemente vendió en un solo y jugoso paquete al multimillonario Carlos Slim. Pero, por otro lado, tiene una historia familiar controvertida: su hermano Luis Guillermo Ángel fue parte de los '12 del patíbulo' que trabajaban con el narcotraficante Pablo Escobar y a quienes por colaborar con la justicia para dar con el capo les borraron todos sus antecedentes.
En anteriores elecciones de comisionados de televisión, el nombre de Ángel ha estado en el ojo del huracán por su supuesta injerencia. Cuando fue elegido el comisionado Fernando Álvarez, se suscitó una fuerte polémica en los medios en la cual los nombres de ambos se vieron salpicados con la creación de asociaciones de televidentes de fachada que le dieron la base de votos que necesitaba Álvarez para ser elegido. Al final, se probó que hubo asociaciones falsas inscritas en la votación, pero nunca quién estaba detrás de ellas.
Juan Gonzalo Ángel podría lograr el control de tres de los cinco puestos de la Comisión y monopolizar así las decisiones que allí se tomarán. Y las cuentas que se hacen parecen sencillas: estaría detrás de varios de los candidatos ya inscritos para reemplazar al comisionado Noriega y especialmente detrás de Alberto Guzmán, un empresario paisa que nada ha tenido que ver con la televisión y parece el más opcionado para ganar la elección del 19 de febrero. Como si fuera poco, tendría como carta reservada para reemplazar al comisionado Juan Andrés Carreño a Lucy Osorno, quien fue candidata a la Cámara de Representantes por el partido de la U y es muy cercana al asesor presidencial José Obdulio Gaviria.
Ángel desmiente de plano que tenga algún interés (ver entrevista). Y tanto Álvarez como los candidatos Guzmán y Osorno, aunque admiten conocer al empresario, niegan ser sus fichas (ver entrevistas en semana.com).
¿Qué tanto se puede probar de lo anterior? El comisionado Fernando Álvarez admitió su nexo con Ángel al declararse impedido en varias votaciones de la Comisión de Televisión por ser "amigo íntimo" del empresario que, como propietario de Cablepacífico, era concesionario de esta entidad. Alberto Guzmán ha visitado potenciales votantes en compañía de un experto cercano a Ángel. Sin embargo, éste no sería la única apuesta de Ángel, entre otros más está María Mercedes Turbay, quien trabajó en la Comisión, llevada por el propio Álvarez.
Y por último, el caso de Lucy Osorno. Hace unas semanas, Álvarez presentó su hoja de vida a los demás comisionados para ocupar el cargo de asesora de la junta de la Comisión. La recomendación de Álvarez, más la que aparecía en su hoja de vida de José Obdulio Gaviria, fueron suficientes para contratarla. Curiosamente, Osorno sin posesionarse agradeció esta semana el cargo y declinó la oferta porque aparentemente piensa presentarse como candidata en las elecciones de mayo. Consultada por SEMANA no descartó esa posibilidad.
El panorama es preocupante. Más allá de un asunto burocrático hay muchas decisiones estratégicas y muchos millones de dólares en juego. La Registraduría, encargada de los comicios, y los órganos de control deben garantizar que la elección de los dos nuevos comisionados se dé en condiciones transparentes y democráticas. En este caso no está sólo en juego la ya desprestigiada imagen de la Comisión, sino temas fundamentales para el país como la información y el entretenimiento.