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| Foto: Fotomontaje Semana

ELECCIONES

Las dos caras de los abucheos y agresiones contra Timochenko

Los incidentes alrededor de la campaña presidencial de Rodrigo Londoño, jefe máximo del partido Farc, son una fotografía de la cruda polarización y de cómo puede usarse como arma política.

8 de febrero de 2018

Un día después de que se conocieran las imágenes de las agresiones y abucheos de los que fue víctima Rodrigo Londoño, durante su recorrido de campaña presidencial en el Valle del Cauca, los colombianos aún no paran de discutir sobre esos episodios y encendieron las redes sociales.

Lo que sucedió en Armenia, Quindío, el pasado fin de semana donde el candidato presidencial y jefe máximo del partido político Farc fue insultado por una turba, y el vehículo en el que se movilizaba sufrió varios daños, parece un chiste frente a las agresiones que padeció Timochenko y su caravana en Cali y Yumbo, este miércoles 7 de febrero.

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Desde insultos y retos para irse a los golpes, hasta toda clase de verduras y objetos le fueron arrojados no solo a Londoño, sino a su comitiva y esquema de seguridad que en varias ocasionaes se sintió acorralada por la multitud enfurecida.

Incluso, hay un video en el que se observa cuando arrojan tejas o ladrillos sobre la camioneta que transporta a Timochenko en Yumbo y otros donde aparecen simpatizantes del partido Farc con lesiones causadas, al parecer, por los manifestantes.

Pero el mayor debate en torno a esos episodios radica en el interrogante sobre si se trata de hechos espontáneos o acciones debidamente organizadas por contradictores políticos.

El ministro del Interior, Guillermo Rivera, dio una respuesta solomónica durante una entrevista radial en La W, en torno a esa discusiòn, “nos parece que hay de ambas. Hay espontaneidad de algunos ciudadanos y también hay dirigentes que están promoviendo ese tipo de manifestaciones”, argumentó el funcionario.

Si bien desde la misma Farc vienen dando puntadas en ese sentido tras el abucheo en Armenia, la discusión se puso nuevamente sobre la mesa luego de que este portal revelara imágenes en las que aparece un candidato al Congreso y del Centro Democrático, instigando las protestas contra Rodrigo Londoño, en Cali.

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Se trata del uribista Juan Malvehy García, aspirante a la cámara por el Valle del Cauca y sobrino de Daniel García Arizabaleta, otro uribista pura sangre. Malvehy le explicó a este portal que su presencia en el sitio de las arengas contra Timochenko fue “circunstancial”; y cuando le preguntamos por qué llegó con megáfono en mano, aseguró que “fue una compra de último momento”.

Espontánea o programada, lo cierto es que la presencia del candidato, luciendo la camiseta del Centro Democrático y con la publicidad de su número en el tarjetòn electoral, terminó dándole la razòn a quienes insisten en que esas protestas son acciones planeadas por opositores políticos.

Sumado a ello, en otra fotografía de los abucheos y agresiones en Cali, aparece también con megáfono e instigando la protesta, otro uribista pura sangre. Se trata de Gustavo Muñoz Roa, el polémico abogado creador de la fundacion para secuestrados Nueva Esperanza.

Resulta que Muñoz Roa estuvo envuelto en varios escándalos que desencadenaron en líos judicales, “es un delincuente condenado por la justicia como uno de los artifices de la fábrica de falsos testigos que sirvieron para montar procesos tan sonados como el de Sigifredo López y el senador Luis Fernando Velasco”, dijo el abogado caleño Élmer Montaña.

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Si a esos detalles le agregamos el audio que se hizo público esta semana y donde se escucha a Hérbin Hoyos, líder de Voces del Secuestro, otra fundación para las víctimas de ese flagelo, coordinando plantones para protestar contra los candidatos del partido Farc, se entienden las suspicacias alrededor del tema.

Al calor de las redes

Como era de esperarse, las redes sociales estallaron en expresiones de apoyo y rechazo por cada bando. En una orilla están quienes justifican las protestas contra Timochenko, pero sin pasar a las agresiones; o quienes consideran que la actitud de los manifestantes está sustentada, incluso las vías de hecho.

En el otro lado aparecen quienes catalogan esas protestas como “un burdo montaje patrocinado por la extrema derecha” y cuestionan la permisividad de las autoridades con los revoltosos. Además, critican que no haya acciones judiciales en contra de los manifestantes por considerar que cometieron varios delitos, “entre ellos el incitar a la violencia por razones políticas”.

“No quiero y jamás querré a Timochenko, pero que el Centro Democrático y otros grupos políticos se aprovechen de ese repudio de la gente para hacer campaña, usando a los ciudadanos más pendejos que les siguen el juego, es absurdo. Van como "ciudadanos", pero portan camisetas con el nombre y el número por el que deben votar. ¡Payasos!”, escribió en su muro de Facebook, Vivian Jaramillo.

En efecto, el Partido Comunista Colombiano, PCC, en un comunicado de esta semana argumentó que “los reiterados actos de agresión contra activistas y directivos del partido FARC indican una acción sistemática, programada, organizada y estimulada por conocidos voceros de ultraderecha”.

En medio de esas posturas aparecen los moderados, que sin tomar partido reconocen el derecho a discernir, pero sin agredir al contrario y recuerdan que esos mismos abucheos e insultos los sufre con frecuencia el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

“Hoy comprobé que somos un país de esquizofrénicos, cubriendo la visita de los candidatos de la Farc a Cali. Huevos, piedra, gases, insultos por un lado y aplausos y abrazos por otro. Hace unos años eran las Farc las que prohibían a ciertos candidatos entrar a las regiones que dominaban con el fusil, ahora les devuelven la pelota impidiendo que hagan ellos, las Farc, su campaña con tranquilidad y garantías (…)”, escribió en Facebook el reportero gráfico Bernardo Peña.

Para los colombianos se volvieron habituales los videos que circulan en redes sociales donde Uribe es insultado y abucheado. Sin embargo y a diferencia de lo que sucedió contra Timochenko, hasta el momento nadie ha intentado recurrir a las vías de hecho contra el ex presidente.

Otra diferencia de fondo entre los abucheos contra Uribe y Timochenko, es que en el caso del expresidente la mayoría ocurrieron en espacios académicos de las universidades. Mientras que con Timochenko sus detractores lo han buscado en los sitios privados donde él se reúne con sus simpatizantes.

De ahí que una de las insistencias del ministro Rivera sea justamente el de rechazar y condenar esas conductas, pero a su vez hace un llamado lógico para un país tan polarizado como Colombia, “(…) Y en esta ocasión les estamos pidiendo a todas las fuerzas políticas que públicamente rechacen y condenen todo acto de agresión, contra cualquier candidato”.

Lo triste es que ese llamado, salvo algunas excepciones individuales, aún no se cumple; y mientras tanto el país sigue polarizado a la espera de un gesto de grandeza de sus líderes, para que al margen de intereses políticos y cálculos electorales, permitan la reconciliación.