POLÍTICA

'Llaneros solitarios' a la Presidencia

Con Peñalosa ya son cuatro los candidatos presidenciales sin el respaldo de sus partidos, todos de la Unidad Nacional.

8 de junio de 2013
Enrique Peñalosa, Partido Verde. | Foto: Guillermo Torres

En la actualidad en el país se está dando un fenómeno bastante original. En la mayoría de los partidos que conforman la Unidad Nacional de Juan Manuel Santos existe simultáneamente una vertiente que apoya la reelección del primer mandatario y otra que promueve candidaturas propias. Es el caso del Partido Verde, con Enrique Peñalosa, los conservadores, con Marta Lucía Ramírez y José Félix Lafaurie, y el Partido Liberal con el exgobernador Eduardo Verano de la Rosa. 

Estos candidatos enfrentan una encrucijada curiosa pues se da por hecho que la Unidad Nacional acompañará al presidente Santos en su búsqueda de una eventual reelección. Aunque lo más probable es que el Partido de la U le otorgue el aval al presidente, como ocurrió en 2010, también se podría dar una candidatura por la coalición de Unidad Nacional. Así esos partidos estarían presentes en el tarjetón, con lo cual podrían cobrar el triunfo como propio y exigir representación política en el gabinete de 2014. 

Sin embargo, en casi todos los partidos oficialistas existe una división interna sobre el futuro electoral y la campaña presidencial. Por ejemplo cuando la semana pasada el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa anunció que le interesaba ser candidato presidencial, los más sorprendidos fueron los miembros del Partido Verde. Aunque la corriente de Peñalosa, que incluye a Alfonso Prada y Gilma Jiménez sigue fuerte dentro del partido, también tiene muchos enemigos. Según varios miembros de la colectividad, desde que Peñalosa renunció a su puesto en la dirección nacional ha estado totalmente alejado del partido. 

Les parece incluso arrogante que, después de una prolongada ausencia, pretenda ser candidato anunciándolo a través de los medios de comunicación desde Alemania, sin notificar ni siquiera al partido. Aunque le reconocen que es líder serio, un buen gerente y que es dueño de un caudal electoral importante en Bogotá, varios miembros del partido consultados por SEMANA afirman que la presencia de Peñalosa en este, dada su alianza con Álvaro Uribe, divide y no genera consenso. 

Esta acusación en cierta forma es una excusa para rechazar su candidatura pues después de su derrota en Bogotá, cuando fue apoyado por Uribe, el prestigio electoral de esa fórmula quedó en tela de juicio. Lo que le interesa a Peñalosa no es ser el candidato del expresidente, sino obtener la segunda votación en la primera vuelta como candidato de los verdes y recoger todo el antisantismo en la segunda. Obviamente en ese grupo el bloque más fuerte es el uribismo. Independientemente de este hecho, la realidad es que no cuenta con el apoyo mayoritario de su partido y es muy difícil que le otorguen el aval. 

Dada la ausencia o disidencia de las grandes figuras de los verdes como Peñalosa, Mockus y Fajardo, otros integrantes del partido han explorado otras vías para mantener con vida esa colectividad, pues lograr el umbral necesario para seguir existiendo será un reto mayor. Una de ellas es acercar el partido a Sergio Fajardo, quien aunque está alejado, sale en las encuestas como el mejor gobernador del país. 

Por esto promueven que la vocería la asuma el exalcalde de Medellín Alonso Salazar, que ha sido su llave política. Otros hablan de abandonar la Unidad Nacional y conformar una especie de Frente Amplio con otros partidos de centro izquierda, como Progresistas de Gustavo Petro y Antonio Navarro. No obstante, el partido reconoce que hoy día hace parte de la Unidad Nacional y que Lucho Garzón está en el gobierno. Por esto no sería raro que, a pesar de las pujas internas y las insistentes declaraciones sobre tener un candidato propio, terminen apoyando a Juan Manuel Santos. 

Y si por el verde llueve, por las toldas liberales tampoco escampa. Para nadie es un secreto que en la actualidad es el partido más santista de todos, por lo cual se da por descontado que apoyará al primer mandatario en su aspiración reeleccionista. Sin embargo, en el interior de la colectividad hay voces que buscan un espacio. Es el caso del exgobernador del Atlántico Eduardo Verano de la Rosa, quien promueve la autonomía regional. “El partido ha dado todas las señales públicas de que tiene una decisión tomada en el sentido de apoyar a Santos. No nos abren espacio en el interior del partido para discutir lo que queremos impulsar: una insurgencia regional. 

Vemos con preocupación que la recentralización del país continuará”, afirmó Verano a SEMANA y también ratificó su deseo de ser candidato presidencial. El exgobernador es un hombre serio y su situación es enormemente frustrante pues ni su partido, ni los medios de comunicación se toman en serio su candidatura. Por eso ha decidido que si el liberalismo no apoya su aspiración, congregará un grupo significativo de ciudadanos –Colombia, país de regiones– y recogerá firmas para avalarse como candidato independiente, mientras el oficialismo liberal se une a la campaña reeleccionista de Santos. 

La otra pata suelta de la Unidad Nacional son los conservadores, tal vez los socios más rebeldes de la coalición. Y en esta colectividad también ha habido ruido sobre las candidaturas presidenciales. No es un secreto que este partido es cercano a Álvaro Uribe Vélez, pues fue su aliado más importante en su administración. Durante el gobierno Santos sus integrantes sienten que han pasado de primera a tercera clase, por lo cual varias vertientes del partido han manifestado la necesidad de tener un candidato propio y la urgencia de reevaluar su permanencia  en la coalición de gobierno.

 Aunque la línea oficial del partido comandada por Efraín Cepeda está con Santos, movimientos recientes podrían poner este pacto en entredicho. Hace poco Marta Lucía Ramírez, Carlos Holguín y Ángela Ospina –uribistas– entraron a la dirección nacional y Cepeda abandonará la presidencia del partido en pocos días. Esto podría acercarlo a Uribe y alejarlo de Santos. En este escenario las candidaturas incipientes de la exministra de Defensa Marta Lucía Ramírez o del presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, podrían tener alguna posibilidad. 

Para Ramírez la decisión está tomada y según ella, los conservadores tendrán candidato propio, pues es la única manera de recuperar la vocación de poder del partido. No todo el mundo está de acuerdo, pues aunque el descontento y el grito de independencia es una novedad en las filas azules –quienes desde 1998 han hecho parte del oficialismo– para analistas y conocedores de la realpolitik no pasará a mayores, pues esa frustración es fácilmente remediada con lo que se denomina ‘oxígeno’ y ‘mermelada’, ambas manejadas por el computador de la Casa de Nariño. 

Paradójicamente, el socio más estable de la Unidad Nacional es Cambio Radical. Aunque al igual que los verdes está en peligro de extinción si no logra 450.000 votos en las elecciones de marzo de 2014, es improbable que busque un candidato propio. Su jefe natural, Germán Vargas Lleras, está amarrado a Santos como presidente de la junta de la Fundación Buen Gobierno, por lo cual no hay peligro de que busque otros destinos. Y es que en Colombia todo el mundo sabe que para unas elecciones es preferible estar montado en el tren de la victoria, es decir en la reelección segura del gobierno. 

En marzo de 2014 nadie querrá estar por fuera de la Unidad Nacional. Si bien los candidatos incipientes de las colectividades gozan de prestigio individual, los partidos sacarán cuentas y tomarán una decisión. Y si de algo sirven las lecciones de la historia, es que en Colombia cuando hay que escoger entre los puestos y los principios, ganan los puestos.