ENTREVISTA
“Lo peor quedó atrás”: embajadora de Suecia
Marie Andersson de Frutos, una voz autorizada para poner en perspectiva el proceso de paz que vive Colombia, se despide del país.
Marie Andersson de Frutos, embajadora de Suecia en Colombia, termina por estos días su labor en el país. Ella ha sido testigo de excepción del proceso de paz. SEMANA habló con ella.
SEMANA: ¿Cómo llegó a Colombia?
MARIE ANDERSSON: Llegué en 2002 como consejera de la embajada, una semana después de la posesión de Álvaro Uribe. La situación estaba muy mala, habían fracasado las negociaciones del Caguán. Si caminabas por la séptima, veías un montón de carteles de ‘Se vende’. Si soltabas al niño en la calle, la gente te advertía que lo podían secuestrar. Pasó lo del Nogal. Nosotros no podíamos ni ir a La Calera.
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SEMANA: Quince años después las Farc se están desarmando. ¿Qué siente al ser testigo de este hecho?
M.A.: En 2002 este desarme era impensable. Estuve dos años en Angola, justo los únicos en los que hubo paz. En parte eso me hizo sentir que tenía que volver a Colombia. Cuando me nombraron embajadora me puse muy feliz. Cuando llegué Santos llevaba un año pero la guerra seguía. A las tres semanas mataron a Alfonso Cano. No había información pública sobre los acercamientos, pero nosotros sí sabíamos porque, como reveló hace días el alto comisionado, Sergio Jaramillo, financiábamos las gestiones de Henry Acosta, primer facilitador de los acercamientos. No sabíamos detalles, pero era claro que acordarían una agenda.
SEMANA: Además del apoyo a Acosta, ¿qué más ha hecho Suecia en el proceso de paz?
M.A.: Desde 2000 Suecia hizo una estrategia de cooperación con Colombia y en 2003 nuestro gobierno decidió que su eje era buscar la solución negociada del conflicto. Por eso nuestro apoyo se ha enfocado en quienes trabajan por ese propósito.
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SEMANA: ¿Han apoyado a las Fuerzas Militares?
M.A.: Desde 1991, luego de que se promulgó la nueva Constitución, vimos que había apertura en el país y apoyamos la creación de la Defensoría del Pueblo, nuestra socia estratégica, construida sobre el modelo de Suecia. Pero luego vimos necesario trabajar el tema de derechos humanos con las Fuerzas Armadas. En estos años más de 300 oficiales estuvieron en nuestro país profundizando en esta materia.
SEMANA: ¿Cuál es su balance de los diálogos de La Habana?
M.A.: Es interesante ver el proceso de cambio que han vivido las Farc desde su discurso en Oslo, en 2012. Que ellos y el gobierno lograran un acuerdo es muy admirable. Todo el mundo valora este diálogo entre adversarios, tan complicado, que dio como resultado un acuerdo.
SEMANA: ¿Han intentado un diálogo con quienes se oponen al acuerdo?
M.A.: Después de que ganó el No, Suecia, como presidente del grupo de cooperantes, invitó a varios sectores a intercambiar sobre lo que estaba pasando. Yo sé que ha habido dificultades, pero lo peor está detrás de ustedes. ¿Qué puede ser peor que matar a sus propios ciudadanos? Yo siento que en la mayoría del país hay alegría porque ya no hay combates. Claro, hay que reconocer que en lugares como el Chocó aún hay guerra con el ELN, pero en muchas regiones la gente se siente por fin libre para moverse, para vender y producir.
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SEMANA: ¿Es atípico que un acuerdo tenga tanta oposición?
M.A.: Desde afuera a la gente le queda difícil interpretar lo que está pasando. Los europeos valoramos mucho la paz. La consideramos lo más importante, lo primero. Yo no soy uribista, ni santista, ni vargasllerista, soy una extranjera que quiere a Colombia, y estoy convencida de que la paz es un prerrequisito para hacer otras cosas.
SEMANA: También hay cierto pesimismo con la implementación…
M.A.: Tal vez no será una implementación perfecta, pero en Colombia hay una sociedad civil fuerte y las instituciones por lo menos en las zonas urbanas funcionan bien. Por lo demás, las Farc están en las zonas veredales y están dejando las armas. Han dicho que no las volverán a tomar.
SEMANA: Uno de los temas más preocupantes es el asesinato de líderes.
M.A.: Es muy preocupante y nosotros nos sentimos un poco impotentes frente a eso. Estamos trabajando con la Defensoría del Pueblo, la Oficina de Derechos Humanos y la Unidad de Protección en un esfuerzo para que esto pare. Pero es muy difícil. Creo que la Comisión de Garantías que se creó como parte del acuerdo de paz tiene que trabajar en saber lo que está pasando.
SEMANA: ¿Qué tan lejos ve la reconciliación en Colombia, dado el clima tan pugnaz que hay?
M.A.: Ustedes van a salir de esto y no en mucho tiempo. Algo que me alegra es que muchos jóvenes no se sienten parte de este conflicto. Los que tienen menos de 30 años viven en otra realidad. No quieren ir a la guerra a matar a sus compatriotas.
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SEMANA: ¿Ve irreversible el proceso?
M.A.: En las zonas donde hubo conflicto, y he viajado por todo el país, no he escuchado a nadie contra la paz. En las zonas urbanas, sí. Pero la gente que realmente ha vivido la guerra no quiere que vuelva.
SEMANA: ¿Cuál es la apuesta de Suecia para el posconflicto en Colombia?
M.A.: Nuestro gobierno ha decidido mantener otros cinco años la cooperación con Colombia, apostando por una paz duradera, por la sostenibilidad y por el proceso del país en la Ocde. Damos apoyo técnico para que se realicen las reformas institucionales profundas que pide la Ocde.