LOS CABALLEROS DE LA MESA REDONDA
EL PRESIDENTE CESAR GAVIRIA A FORMADO UN SANEDRIN QUE PESA MUCHO MAS QUE EL PROPIO CONSEJO DE MINISTROS
EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA Y SUS 14 ministros, reunidos en sesiones serias y majestuosas alrededor de una gi antesca mesa ovalada en uno de los salones de la Casa de Nariño se ha convertido a través de los años en la imagen viva del foro en el cual se toman las grandes decisiones del Estado. Y, por lo general, así es. Sin embargo, en el caso del presidente César Gaviria los asuntos más delicados y candentes, aquellos temas que se pueden calificar de explosivos, se discuten en primera instancia en un pequeño foro integrado por las cinco personas más allegadas al primer mandatario, en reuniones que se llevan a cabo por fuera de los encuentros formales del gabinete.
Por la juventud de las personas que integran ese grupo, cualquier desentendido que mirara una reunión de ese equipo de asesores con el Presidente podría decir que se trata más de una tertulia de universitarios que de otra cosa. Aparte del propio Gaviria, sólo uno de ellos sobrepasa los 40 años y la gran mayoría está apenas por encima de los 30. Pero a pesar de eso se trata del grupo de asesores a quienes César Gaviria más escucha y cuyas opiniones están entre las que el primer mandatario mas valora.
Estos Caballeros de la Mesa Redonda del presidente Gaviria son: Fabio Villegas, secretario general de la Presidencia; Rafael Pardo Rueda, ministro de Defensa; Humberto de la Calle Lombana, ministro de Gobierno; Mauricio Vargas Linares, ministro de Comunicaciones, y Miguel Silva, secretario privado del Presidente. En la mayoría de los casos la vinculación de ellos con Gaviria es reciente, y su proceso de afianzamiento como hombres de confianza sucedió hace relativamente poco tiempo.
El más antiguo de todos es Fabio Villegas, el secretario general de la Presidencia, coterráneo y amigo personal de Gaviria desde las épocas en las que el hoy Presidente era alcalde de Pereira.
Es, de todos ellos, quien más cerca está del primer mandatario y a quien Gaviria acude para tratar la más variada cantidad de temas. Villegas es tenido en cuenta para los asuntos económicos (su profesión), pero también en todo lo relacionado con el tratamiento que le da el Gobierno a las distintas fuerzas y fracciones políticas a todos los niveles de la administración.
Humberto de la Calle, quien surgió como la gran figura política del año pasado defendiendo la postura y los intereses del Gobierno ante la Constituyente, trabajó en varias oportunidades como asesor del Gobierno de Virgilio Barco en asuntos jurídicos, y en esa calidad tuvo la oportunidad de estar al lado de Gaviria cuando éste era ministro de Gobierno. Este ex registrador y abogado caldense es hoy uno de las personas a quienes César Gaviria escucha con mayor atención.
La cercanía de Rafael Pardo Rueda con el Presidente también tuvo su origen en el Gobierno anterior. El hoy ministro de Defensa de Gaviria primer civil en ocupar el cargo en 40 años compartió responsabilidades con él durante sus años al frente del Plan Nacional de Rehabilitación y la Consejería para la Paz. La amistad de Gaviria con Miguel Silva, su secretario privado, se originó hace algunos años cuando éste le hizo una entrevista para un periódico. Silva se ha convertido en la mano derecha de César Gaviria desde la campaña electoral, proceso en el cual también se vinculó Mauricio Vargas. El ministro de Comunicaciones, quien fue el jefe de prensa de la campaña y fue nombrado consejero para las comunicaciones el 7 de agosto de 1990, se ha ido convirtiendo poco a poco en una de las personas a quienes el Presidente consulta con mayor frecuencia.
Pero si estas personas han logrado individualmente posiciones muy importantes en el engranaje del Gobierno, su verdadero poder se manifiesta cuando están reunidos.
Este pequeño gabinete de primera línea se reúne con frecuencia aunque no tiene un día fijo para hacerlo. Son convocados por el presidente Gaviria en cualquier momento y siempre para tratar un asunto importante, cuyo contenido sólo conocen en el momento de empezar la reunión. "Si hubiera una manera de definir los asuntos para los cuales el Presidente nos reúne dijo uno de ellos a SEMANA habría que decir que es para tratar los asuntos explosivos". En este foro sólo se discuten aquellos temas cuya solución o aplicación pueden tener repercusiones fuertes a cualquier nivel.
Este grupo, sin embargo, no toma decisión alguna. Su papel se limita exclusivamente a opinar sobre el asunto que requiera el primer mandatario. Es posible que en el curso de la discusión, Gaviria acoja algún planteamiento e influenciado por él tome una decisión.
Pero el poder de este grupo está en la capacidad que puedan tener para esgrimir, de acuerdo con el criterio presidencial, argumentos convincentes sobre cualquier asunto. "La actitud del Presidente con nosotros se parece a la de un jugador de frontón: él lanza sus planteamientos tranquilamente y recoge nuestros comentarios con interés.
Pero lo que para todos está absolutamente claro es que el único que decide es él", comentó uno de los integrantes de este comité.
En efecto, el presidente Gaviria sorprende a sus colaboradores por la autonomía de vuelo que presenta frente a ellos. El privilegio que tienen de asistir al cenáculo que preside Gaviria radica en que el primer mandatario confía en ellos, y por lo tanto presume que sus comentarios están libres de toda consideración diferente a la de colaborar con su jefe en la solución de un problema. Esa confianza tiene también sus costos en la discusiones, puesto que asi como el Presidente acoge buenos planteamientos, rechaza igual de abiertamente los que no tienen solidez y no oculta su disgusto cuando lo saca de casillas alguna afirmación.
Cuando Gaviria utiliza la expresión "con tu perdón...", ya se sabe que lo que viene después es un regaño. El Presidente siempre llega a las reuniones con una idea bastante elaborada del tema que se trata, posición que no necesariamente transmite a sus colaboradores.
En desarrollo de las conversaciones, Gaviria afirma su posición o la modifica, aunque no siempre hace participes a los demás de este proceso. De una reunión de esta naturaleza surgió el mecanismo que se utilizó para lograr la entrega y confesión de Pablo Escobar y los hermanos Ochoa. Una idea del presidente César Gaviria se mezcló con un planteamiento de Rafael Pardo, y de esa dialéctica nació el famoso decreto 2047.
Pero aunque este Sanedrin moderno es un instrumento útil y frecuentemente utilizado para discutir los asuntos críticos, hay otros temas que el Presidente ni siquiera menciona en este ámbito. Decisiones como los nombramientos de Antonio Navarro como ministro de Salud, de Rafael Pardo en el Ministerio de Defensa o de Fernando Brito en la jefatura del DAS fueron creados, madurados y ejecutados por Gaviria sin la participación de nadie distinto a él mismo.
La existencia de este grupo no implica que Gaviria se brinque instancias como la de los ministros aisladamente considerados o la del gabinete en su conjunto. La mayoría de estos temas "explosivos" que analizan los Caballeros de la Mesa Redonda son elevados posteriormente por el Presidente a los consejos de ministros, donde también son debatidos ampliamente. Para el primer mandatario esta instancia cumple una función política fundamental, en la medida en que sus integrantes representan distintas fuerzas partidistas.
Además, aquí los ministros defienden sus iniciativas y, mediante el debate, se unifican los criterios generales del gabinete. "El procedimiento para abordar estos asuntos consiste en que el Presidente tiene una idea, la mastica con sus colaboradores más cercanos y la aprueba después a través del consejo de ministros", dijo a SEMANA un alto funcionario del Gobierno.
Ese grupo de primera mano, sin embargo, no es el único que funciona por fuera del gabinete. Hay otro equipo, denominado Grupo de Agenda, cuya labor consiste en impulsar la ejecución de asuntos que no son urgentes pero en cuya implementación el Presidente está muy interesado. Del de Agenda forman parte el ministro de Hacienda. Rudolf Hommes; el director de Planeación, Armando Montenegro; los consejeros de Seguridad Nacional, Ricardo Santamaría; de Comunicaciones, Darío Restrepo, y de asuntos Internacionales, Gabriel Silva (quien ocasionalmente forma parte de los Caballeros de la Mesa Redonda), así como el asesor Martín Carrizosa. Ellos se reúnen más o menos una vez por trimestre y son los encargados de monitorear el avance de los temas que el presidente Gaviria prometió en su discurso de posesión. La idea de Gaviria con este grupo es que al terminar su mandato pueda decir no sólo que cumplió en lo fundamental sino también en lo secundario.
Muchos sostienen que de esos dos grupos (Mesa Redonda y Agenda) va a salir la flor y nata del gavirismo futuro.
Pero eso es algo que cae en el campo de las hipótesis. Lo que sí es un hecho es que pocas personas, aparte de esas, pueden afirmar, con algún grado de credibilidad, que ejercen influencia sobre el Presidente de la República.