INFORME ESPECIAL

¿Cuántos se buscan?

En este mes se presenta públicamente el Plan Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Con la identificación de decenas de fosas comunes, 240 cuerpos de colombianos han sido encontrados y, según la Fiscalía, se espera encontrar 2.500 más. Hoy, es un delito que no se detiene*.

15 de noviembre de 2006

La desmovilización de más de 30 mil paramilitares ha conducido a la ubicación de decenas de fosas comunes: 240 cuerpos de colombianos han sido encontrados y, según la Fiscalía General, se espera encontrar 2.500 más. Sin embargo, el delito de la desaparición forzada continúa en el país: 839 personas desaparecieron por la fuerza en 2005, y 175 en el primer semestre del 2006, según el Instituto de Medicina Legal.

Hoy, en diferentes lugares del país, hay familias que están sufriendo la tragedia de la desaparición forzada, que suplican el fin del vía crucis y que piden que les devuelvan a sus seres queridos, así sea sus cuerpos para darles sepultura. “Prefiero recibir una mala noticia a continuar en la incertidumbre”, dice una mujer que desea conocer el paradero de su marido, desaparecido hace dos meses en Cúcuta.

Las familias de las 240 personas cuyos cuerpos fueron encontrados en las fosas ya han podido elaborar su duelo; sin embargo, ellas representan un mínimo de familias afectadas. Por eso, con el Plan de Búsqueda que será presentado este mes de noviembre por la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas se espera que muchas más familias sepan por fin de la suerte de sus seres queridos.

Precisamente el plan establece procedimientos para que la exhumación de cadáveres y su identificación respondan a parámetros comunes a todas las instituciones del Estado, de manera que los logros sean aún mayores y, además, para que se pueda responder a la pregunta: ¿Cuántos desaparecidos forzados se buscan en Colombia?
Entre 3.000 y 14.000

En Colombia se habla de “cientos” y “miles” de ciudadanos desaparecidos por la fuerza. Nadie tiene una cifra definitiva. El primer caso, reportado ante la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, Asfaddes, y atribuido a organismos de seguridad del Estado, se remonta a 1977. Ese año, Omaira Montoya Henao, bacterióloga de 34 años, militante de izquierda, desapareció en la ciudad de Barranquilla junto con su novio. Él fue torturado y ella nunca regresó.

En febrero de 1983, por primera vez en el país alrededor de 100 personas se reunieron con claveles blancos en la Plaza de Bolívar. Cargaban 29 retablos con fotos de sus hijos, padres y hermanos que habían sido llevados por la fuerza por desconocidos y no habían regresado. Entre ellos estaban los familiares de los 13 jóvenes que desaparecieron, uno a uno, en Bogotá durante 1982. En su mayoría eran estudiantes de la Universidad Nacional que apoyaban las ideas del M-19 o el EPL.

“Ahí nace lo que hoy en día es la asociación Asfaddes, inspirada en la experiencia de la asociación de las Madres de la Plaza de Mayo, de Argentina”, relata Gloria Gómez, su directora. En 1984 ya se reportaban más de 300 casos. En Bogotá, Medellín, Cali y Neiva se multiplicaron los retablos, así como las familias que, llenas de dolor, pasaban a convertirse en incansables buscadoras de sus seres queridos.

“Actualmente la información sobre desaparición forzada está completamente dispersa y no está sistematizada. El Registro Único de Personas Desaparecidas recogerá toda la información a partir de este mes de noviembre. Es posible que a mediados de 2007 ya tengamos un conocimiento preliminar de las primeras estadísticas oficiales sobre víctimas de desaparición forzada en Colombia”, afirma Eduardo Realpe, delegado del Defensor del Pueblo en la coordinación de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas.

La comisión, integrada por representantes de la Fiscalía, la Procuraduría, el Ministerio de Defensa, la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos, Fondelibertad, el Instituto de Medicina Legal, Asfaddes y la Comisión Colombiana de Juristas y bajo la coordinación de la Defensoría del Pueblo, cuenta con un primer consolidado según diferentes períodos y variables. Así, la Vicepresidencia de la República reporta 4.177 casos; la Fiscalía, 7.702 y la Procuraduría General, 829 casos.

NÚMERO DE CASOS DE DESAPARICIÓN FORZADA REPORTADOS POR
TOTAL PERÍODO REPORTADO

ENTIDADES GUBERNAMENTALES

FISCALÍA 7.702 * (1982 - 2005)
PROCURADURÍA 829 * (1993 - 2005)
VICEPRESIDENCIA 4.177 * 1997 - 2005
MEDICINA LEGAL 1.014  (2005 - 2006)

ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES
ASFADDES 7.800  (1977 - 2004)
CICR 3.600 (1994 - 2005)
COMISIÓN COLOMBIANA DE JURISTAS 3.588 (1996 - 2004)
*Fuente: Comisión Nacional de Búsqueda

En los últimos 20 años varias son las organizaciones de la sociedad civil que han trabajado por obtener registros sistemáticos sobre la desaparición forzada en el país.

Asfaddes, por ejemplo, tiene registrados 7.800 casos en 27 años, aunque su directora, Gloria Gómez, asegura que en el país hay por lo menos 7.000 casos más que nadie ha reportado.

La Comisión Colombiana de Juristas, entre tanto, reporta 3.588 desaparecidos en ocho años, es decir, 448 personas cada año. De todas, 507 fueron encontradas asesinadas, en algunos casos con señales de tortura, y del resto -3.081- aún no hay rastro. Sus directivas advierten un importante subregistro en estas cifras.

Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja afirmó en su informe de 2005 la existencia de 3.600 desaparecidos por la fuerza según datos obtenidos de sus familiares. Tan sólo en 2004 se reportaron 279 nuevos casos y en 2005, 317, dice el documento.

Existe “un patrón de ejecuciones extrajudiciales y de desapariciones forzadas asociadas a violaciones vinculadas a la administración de justicia y a la impunidad… Esas violaciones no forman parte de una política deliberada del Estado desde las más altas esferas, pero su escaso reconocimiento por las autoridades y la insuficiencia de acciones correctivas impidieron superarlas”, advirtió en su visita a Colombia, en julio de 2005, el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias de las Naciones Unidas, para quien la desaparición forzada es un crimen “cometido por agentes estatales o personas que perpetran el delito con su tolerancia, aquiescencia o apoyo”.

Los autores y las víctimas

A pesar de las diferencias entre las estadísticas, en ellas se identifica que las regiones más afectadas han sido Arauca, Magdalena Medio, Antioquia y Cundinamarca; que los grupos paramilitares son históricamente los principales autores de este delito, según registros de la Comisión Colombiana de Juristas, y del Cinep en su revista Noche y Niebla, y que el mayor número de casos ocurrió entre 2000 y 2003.


Cuadro 2
DESAPARICIONES FORZADAS SEGÚN PRESUNTOS PERPETRADORES

Agentes del Estado Paramilitares Guerrillas
Julio de 1996 a junio de 1997       23                    214            0
Julio de 1997 a junio de 1998       16                    208            0
Julio de 1998 a junio de 1999       26                    300          12
Julio de 1999 a junio de 2000       12                    330            0
Julio de 2000 a junio de 2001        5                     301          11
Julio de 2001 a junio de 2002        6                     294            6
Julio de 2002 a junio de 2003       62                     334          13
Julio de 2003 a junio de 2004       38                     234          18
Fuente: Comisión Colombiana de Juristas

Según la Comisión Colombiana de Juristas, por omisión, tolerancia, aquiescencia o apoyo se le atribuye al Estado la mayor responsabilidad en los casos de desaparición forzada y, en un menor porcentaje, por perpetración directa de agentes estatales. Después de los grupos paramilitares, en la lista de presuntos perpetradores aparecen el Ejército, la Policía y la Armada, en ese orden.

Más aún, las estadísticas indican que mientras aparecen los cuerpos de algunos ciudadanos, otros desaparecen, como lo revelan las cifras del Instituto de Medicina Legal.

Las víctimas de este delito son, en su mayoría, colombianos que hacían parte o adelantaban labores con comunidades y sectores populares, con cooperativas, juntas de acción comunal, movimientos estudiantiles, organizaciones sociales y de derechos humanos; simpatizantes o militantes de grupos de izquierda y que viven en regiones de alto conflicto o ricas en recursos.

“La desaparición en Colombia se convirtió en una herramienta de lucha política contra sectores populares y contestatarios, a diferencia de Argentina, donde los desaparecidos eran profesionales y estudiantes de clase media y alta, lo que les permitió tener más capacidad de maniobra”, asegura Carlos Rodríguez Mejía, subdirector de la Comisión Colombiana de Juristas.

Las dificultades

Varias son las dificultades para conocer la realidad sobre la desaparición forzada. En primer lugar, el Estado colombiano reconoció muy tarde la existencia de este flagelo: la ley de desaparición forzada fue aprobada en el año 2000, cuando habían pasado ya 17 años desde que comenzaron las marchas de los claveles blancos.

“Antes del 2000, la desaparición forzada no era considerada delito y las denuncias eran recibidas en la Fiscalía como un secuestro simple. Nosotros siempre nos negamos a reportarlas así”, concluye la directora de Asfaddes.

Segundo, hay un alto subregistro. Por ser un crimen cometido, entre otros, por agentes estatales o con su tolerancia, las familias temen denunciar ante el perpetrador. El subregistro también se debe al modus operandi de este delito. En los años setenta y ochenta predominaron las desapariciones individuales, en el ámbito urbano y con altos niveles de ocultamiento. En los noventa, con el auge del paramilitarismo, aumentaron las desapariciones colectivas. San Onofre, Sucre, ha sido un ejemplo dramático de la situación. En los últimos meses se han descubierto 30 fosas con 80 personas. Las últimas fueron halladas el pasado mes de octubre.

Una tercera dificultad es la metodología en la recolección de información. Varias entidades oficiales no diferencian según el posible motivo de la desaparición. Por eso, incluyen al desaparecido por la fuerza y a quien se perdió por padecer una enfermedad mental, entre otras razones.

El Instituto de Medicina Legal, por ejemplo, incluía todo tipo de desapariciones en sus estadísticas, pero a partir del 2005 empezó a hacer la distinción. Hoy, es el coordinador del Registro Único de Personas Desaparecidas y a partir de este mes de noviembre comenzará a recoger formalmente las estadísticas de otras entidades.
De esta forma se podrá saber cuántos desaparecidos hay en Colombia, si se espera encontrar 2.500 desaparecidos, según la Fiscalía, o los 7.800 que Asfaddes ha contado, y, además, cuántas familias podrán volver a respirar tranquilas o, por lo menos, a sepultar a quienes han esperado durante décadas.

*Este reportaje fue publicado por Hechos del Callejón, revista del Área de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).