INFRAESTRUCTURA
Los ‘zares’ de las vías
Una nueva clase empresarial ha nacido por cuenta de las concesiones viales. De ella hacen parte personas consideradas de las más ricas del país. La clave de su éxito: dedicación, sagacidad y apuestas arriesgadas.
Aunque no los conozca, es muy probable que usted haya contribuido a que este grupo de empresarios haya llegado a donde está. Cada vez que paga un peaje en una carretera nacional parte de ese dinero llega al patrimonio de ellos, gracias a que sus empresas son las que mayor participación tienen en las 20 concesiones viales. Por eso hoy son los más importantes socios del Estado en materia de infraestructura, lo que cada vez más los consolida como una nueva fuerza económica, no ajena a los avatares políticos.
Para identificar quiénes son los 'zares' en este sector, SEMANA cruzó el número de vehículos que circularon durante el primer semestre por las vías concesionadas, con el porcentaje de participación de cada una de las 110 empresas en los consorcios contratistas. En el top de la lista están el Grupo Odinsa, C. S. S., Valorcom, Pavimentos Colombia, Mincivil, y M. H. C. Estas firmas de ingeniería controlan el 30 por ciento de las concesiones viales nacionales. Con esta participación en el mercado, serán las mayores beneficiarias de la cuantiosa adición a las concesiones de 1,8 billones de pesos en la que trabaja el gobierno y que se concretará en los próximos días.
Todas las firmas tienen varios denominadores comunes. Son empresas familiares de trayectoria, entre 30 y 40 años en el mercado. Su negocio ha dependido de la contratación pública; su crecimiento, de las concesiones viales, y sus dueños, siempre ingenieros, han sabido mantener un bajo perfil pese a su nivel de influencia. Comenzaron con contratos municipales, luego departamentales y nacionales, y ya varios trabajan en el exterior.
Parte de su éxito está en que tienen minas de donde extraen buena parte de las materias primas que requieren, en que han ubicado plantas de asfaltos en lugares estratégicos y que han comprado volúmenes importantes de maquinaria. Esto les permite ser apostadores duros a la hora de los negocios. Además, saben moverse en el sector público y han conformado hábiles equipos de abogados que saben cómo sacar adelante los frecuentes pleitos que se dan con el Estado, tanto, que uno de ellos dice que en su oficina hoy la mitad es de técnicos, y la otra mitad, de abogados. Estos son los zares de las vías, en orden de magnitud:
La empresa de empresas
Odinsa es la principal firma en el sector. Nació en 1992 con el propósito de consolidar una megaconstructora que pudiera competir con las empresas internacionales que llegaban con fuerza al país. Aunque está inscrita en Bolsa y tiene más de 400 accionistas (incluida la mayor parte de las firmas de este ranking), el principal porcentaje de la empresa está en manos de antioqueños. Por un lado, el Grupo Cóndor (16 por ciento), cuyo dueño es el ingeniero civil Jairo Correa Gómez, y por el otro varias de las empresas del ingeniero eléctrico William Vélez Sierra (13 por ciento). Estos últimos participan de múltiples concesiones no sólo como Odinsa, sino también como firmas independientes. Además de vías, tienen la remodelación del aeropuerto El Dorado y varios de los nuevos tramos de TransMilenio en Bogotá.
Cóndor tiene 30 años en el mercado y su gestor Correa les dio paso a sus hijos en el manejo del negocio. Su hija Luz Marina hoy es la cabeza del Grupo. En sus inicios tuvieron importantes explotaciones carboníferas en Cesar. En los años 90 se metieron en lugares a donde nadie se atrevía a ir por la situación de seguridad. Aseguran que la fórmula para sobreponerse en esos contextos es ser buenos empleadores.
De otro lado, William Vélez lleva apenas cinco años en las concesiones viales, según le dijo a SEMANA. Pero su participación en Odinsa y en dos concesiones adjudicadas recientemente lo ubica entre los más grandes. No es un desconocido en el sector público. Las concesiones viales sólo son el 10 por ciento de su actividad empresarial, el 60 por ciento está en el sector eléctrico y montajes industriales, y el 30 por ciento restante son concesiones de servicios públicos. Con tal dimensión de negocios, es frecuente que se refieran a su patrimonio como una de las mayores fortunas del país, algo que niega con la sencillez que lo caracteriza. Además, es un importante ganadero en Córdoba.
Pese a que el presidente de Odinsa, Luis Fernando Jaramillo, es uno de los miembros de la junta que promueve el referendo por la segunda reelección, Vélez dice que esto es algo que Jaramillo hace por su cuenta, y que allí nada tiene que ver su amistad con el presidente Álvaro Uribe, que se remonta a la estrecha relación que tenía con su padre, Alberto Uribe.
Los 'pastusos'
El Consorcio Solarte Solarte (C. S. S.) está compuesto por los hermanos Carlos y Luis Héctor, ambos ingenieros de la Universidad del Cauca. Se les conoce como los pastusos por ser de Nariño y porque el grueso de su personal también es de allá, así trabaje en obras al otro extremo del país. El mito en torno a ellos dice que al comienzo llegaron a dormir debajo de los buldózeres, algo que Carlos niega, y relaciona con su dedicación al trabajo. Fueron los grandes beneficiados cuando por razones políticas el gobierno autorizó la doble calzada de Briceño a Sogamoso, que casi les duplicó el contrato original. Los hermanos Solarte, quienes permanecen de jeans, botas y casco en todo momento, son las personas naturales que han comprado el mayor número de acciones de Ecopetrol, por una cifra superior a 60.000 millones de pesos. ?
De tradición costeña
Aunque Valorcom estea integrado por tres socios, el ingeniero javeriano Julio Gerlein es la cabeza. Es considerado uno de los hombres más ricos del país, a lo que él responde diciendo: "de los más ricos en honestidad". Además, niega de entrada que su éxito en los negocios se deba a la influencia política de su familia en la costa Caribe -dos de sus hermanos son congresistas de gran tradición-. Gerlein era el líder de la empresa Gercon, que fue sancionada por el lío de Commsa, algo que según él tiene que cargar por ser minoritario en un negocio donde compañías extranjeras tenían la mayoría. Fue el más importante contratista del Plan 2.500. Actualmente concentra parte de sus esfuerzos en que se materialice la más grande concesión vial del país, que es una autopista de 2.450 kilómetros por toda la costa, que uniría Venezuela y Panamá y que está en estudio por parte del Ministerio de Transporte de Colombia. ?
Visión de negocio
Gabriel Méndez, el ingeniero javeriano fundador de Pavimentos Colombia, falleció hace cuatro años; desde entonces, las riendas de la compañía fueron tomadas por su esposa, Luz. Pese a no tener formación en la materia (es trabajadora social), gracias a una gran visión de negocio ha mantenido en alto la firma. Es una empresa familiar que hoy gerencia Luis Enrique López, sobrino del fundador. La firma comenzó haciendo rellenos de lotes y andenes en Bogotá. A pesar de no tener licencias mineras ni un parque grande de maquinaria, su fortaleza está en su claridad como socios y su capacidad administrativa, algo que incluso reconocen sus competidores. Son socios de la concesión de la malla vial de Cauca, que es la que más tránsito tiene en el país. ?
Los 'topos'
Egresado de la Escuela de Minas de Medellín, Franklin Greindinger, el fundador de Mincivil, es considerado una eminencia en el mundo de la ingeniería. En su primera empresa, los Topos, fue socio de su compañero de clase Jairo Correa, actual dueño del Grupo Cóndor. Luego tuvo la empresa Topco, que ya superó una sanción que le fue impuesta tras la caducidad de un millonario contrato en la represa de Porce, algo que él atribuye al manejo que le dieron los socios extranjeros al tema. En el grupo económico que ha construido participan su hermano Carlos y sus hijos, que están al frente de uno de los mayores activos que tiene la empresa, la explotación de agregados en varios puntos de Antioquia y en la sabana de Bogotá, donde tienen su principal concesión, Devinorte, entre Bogotá y Briceño.
Tercera generación
M. H. C. es la única de las grandes firmas concesionarias que ya va por la tercera generación. Su actual propietario, Mario Alberto Huertas Cote, la heredó de su padre, quien a su vez continuó el trabajo de su tío. Durante muchos años la fortaleza de esta empresa estuvo en contratos con el Distrito Capital, en especial como pavimentadores. "Es todo un 'gentleman'", coincidieron en decir varios funcionarios refiriéndose a su trato y a su aspecto de tradicional cachaco. El momento más difícil de su carrera ha sido por cuenta de la investigación por las deficiencias en la construcción de las vías del TransMilenio, que lo privó de la libertad por cuatro meses. Este hecho causó gran conmoción en el sector. Su primera concesión fue la salida de Bogotá por la calle 80, entre Siberia y El Vino.