PODER JUDICIAL
La universidad que reina en las Altas Cortes
Poco a poco, la Universidad Libre ha tomado el control de la rama judicial. ¿Por qué?
Cuando Benjamín Herrera fundó la Universidad Libre para difundir las ideas del Partido Liberal, pocos se habrían imaginado que un siglo después sus egresados iban a conquistar el poder, pero por una vía distinta a la política. Hoy los unilibristas son la primera fuerza en las altas cortes. Sus egresados duplican a universidades tradicionales como el Rosario, la Javeriana y el Externado. Y borran completamente a los Andes y la Nacional.
Una prueba del poder que ha alcanzado la Universidad Libre en la cúpula de la Justicia fue la última elección de magistrados de la Corte Suprema. Después de casi dos años de deliberaciones, la Libre se quedó con tres de las cinco vacantes. El exprocurador delegado ante la Corte, Eyder Patiño Cabrera, ocupó el puesto en la sala penal de Augusto Ibáñez.
Algo similar pasa en el Consejo Superior de la Judicatura. La Libre tiene hoy cuatro de los seis magistrados de la sala disciplinaria (el séptimo era el magistrado Henry Villarraga, quien renunció por cuenta de un escándalo). Son graduados de esa universidad el actual presidente, Ovidio Claros, y los magistrados Angelino Lizcano, Pedro Sanabria y Wilson Ruiz. En esa sala, hasta la secretaria judicial, Yira Lucía Olarte, es unilibrista.
Y en el Consejo de Estado tampoco se han quedado atrás. Hoy tienen dos de los 32 magistrados de esa corporación, Danilo Rojas y María Elizabeth García. El primero tiene una importante trayectoria académica en la organización Dejusticia y la segunda fue magistrada auxiliar de esa corporación durante 20 años. La exministra de Justicia, Ruth Stella Correa, nombrada por el presidente Santos para darle espacio a la rama judicial en el Ejecutivo, también era magistrada de esta corte.
Pero en los pasillos se reconoce como el padre del unilibrismo en el Consejo de Estado a Víctor Hernando Alvarado, quien se caracterizó por ser el abanderado de las tutelas de pensiones en favor de magistrados y hoy es el actual presidente de la universidad.
El hecho de que la Libre haya logrado tener el poder de la rama judicial tiene varias explicaciones. En otras épocas, los más prestigiosos abogados capitalinos llegaban a la rama judicial directamente a ser magistrados. Hoy, según un estudio de la Corporación Excelencia en la Justicia, en la Corte Suprema de Justicia el 86 por ciento de los togados provienen de la rama judicial.
El magistrado de la Corte Constitucional, Luis Ernesto Vargas, se considera un ejemplo de esta transformación. “Llegué a este cargo a pesar de provenir de una familia campesina desplazada y analfabeta que llegó a Cajamarca (Tolima) sin nada más que la ropa que tenían puesta”, cuenta el togado. Vargas explica que decidió ser abogado pues a su papá lo detuvieron injustamente cuando él era muy joven.
Otro factor que ha contribuido es el cambio en el sistema de elección que antes era de cooptación (es decir los magistrados elegían sus reemplazos) y hoy se hace por listas del Consejo Superior de la Judicatura, donde la Libre tiene una amplia presencia. “La circulación de magistrados de altas cortes que se hace desde la Constitución de 1991 ha permitido deselitizar las altas cortes. Antes, los egresados de las universidades populares no teníamos opción”, dice el consejero de Estado Danilo Rojas.
Y un tercer factor es la historia. La Universidad Libre lleva la política en la sangre y la política es hoy un factor fundamental en la elección de las cortes, pues por ejemplo el Congreso elige a la Corte Constitucional. El claustro nació en 1922 en una convención del Partido Liberal por iniciativa de Benjamín Herrera, Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán.
Hay otras explicaciones al fenómeno de la Libre. Unos dicen que su éxito se debe a que son procesalistas y litigantes puros. Otros incluso recurren hasta a la masonería para explicar su poder y explican que uno de los símbolos de la universidad es el compás que identifica a esa logia.
Y otro grupo agrega que también se explica por la teoría física de que el espacio que no ocupa un cuerpo lo ocupa otro. “No es bueno ni malo”, dice Gloria Barrero, directora de Excelencia en la Justicia. Pero agrega que es muy diciente que los egresados de las universidades tradicionales no quieran ocupar cargos en la rama cuando el sistema judicial necesita diversidad y representación de todas las corrientes de pensamiento jurídico.