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Megateo: el capo del Catatumbo

Habló el narcoguerrillero señalado de estar instigando las protestas del Catatumbo. Exclusivo de SEMANA

20 de julio de 2013
Megateo y sus hombres no creen que el EPL sea una guerrilla irrelevante y narcotizada. | Foto: Foto exclusiva de Semana prohibida su reproducción

El país comenzó a hablar de Megateo desde hace siete años cuando un grupo elite de 17 detectives del DAS y del Ejército lo fue a buscar para capturarlo. Megateo se enteró de la operación, les tendió una trampa con dinamita y produjo la peor masacre de agentes del Estado que se recuerde en las últimas décadas. Tres años después se volvieron a tener noticias de él. Una investigación de la revista SEMANA descubrió que Megateo era uno de los grandes beneficiados de la filtración de informes secretos de organismos de seguridad del Estado. 

Y en los últimos años, se ha dicho que actúa como todo un Robin Hood: reparte útiles escolares, lleva mercados a ancianas en veredas apartadas, da regalos de Navidad y hace fiestas, lo cual le ha granjeado el respaldo de la gente de la región. 
Ahora ha vuelto a ser protagonista. Los informes de inteligencia en poder del gobierno señalan a Megateo de ser una de las piezas del rompecabezas para explicar las protestas del Catatumbo. Según esos informes, estaría tras bambalinas, instigando el malestar de los campesinos que ha dado pie al paro. 

Hoy es uno de los hombres más buscados del país. El gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa de 5 millones de dólares por su cabeza. En enero de 2012, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, ofreció 2.000 millones de pesos por él luego de una serie de atentados con bombas que pusieron en jaque a la zona. 

Durante la última década se ha convertido en la pesadilla de cuatro ministros de Defensa, incluido el actual presidente, Juan Manuel Santos, cuando ocupó esa cartera. Ni los bombardeos ni el envío de centenares de soldados han podido dar con él. Sin embargo, SEMANA pudo llegar a su guarida y lo entrevistó.

Su nombre de pila es Víctor Ramón Navarro, tiene 37 años, y se presenta como el comandante del frente Libardo Toro de la guerrilla del EPL. Lo primero que llama la atención es la casi nula presencia militar en la zona donde está el hombre más buscado del momento. Por las polvorosas y serpenteantes carreteras del Catatumbo no se ve un solo miembro de la fuerza pública. 

Poco después de Ocaña, en Norte de Santander, y a medida que se empieza a subir las montañas no se percibe ninguna presencia del Estado. Por las estrechas vías se ven decenas de motos, en las que transitan gente de Megateo y milicianos de las Farc. Hombres vestidos de civil no hacen el menor esfuerzo por esconder las pistolas que llevan al cinto y decenas de ojos están atentos a registrar y notificar la presencia de cualquier extraño.

Colgado de una ladera de una montaña está Hacarí. Con pocas casas y dos calles de concreto que lo atraviesan, este municipio se convirtió en un punto de referencia de la guerra en el Catatumbo. De ahí para adelante son horas y decenas de kilómetros de polvo,  curvas y una vía cada vez más estrecha y solitaria. Extensos cultivos de coca se ven a lo largo de kilómetros y kilómetros. En las ramas se nota con claridad que hace pocas semanas los campesinos recogieron la más reciente cosecha.


Ya en la manigua, bajo frondosos árboles de más de diez metros de altura está Megateo con cerca de 40 de sus hombres. Todos tienen uniformes nuevos, iguales a los que usa el Ejército, fusiles Galil en perfecto estado y botas nuevas. Hasta hoy se conocían pocas fotos de él; en una de ellas, encontrada por  el Ejército en una de las múltiples operaciones en su contra, aparece con una gruesa cadena de oro con un dije en forma de pistola. Al verlo ahora, llama poderosamente la atención un grueso anillo de oro con incrustaciones de diamantes que lleva en su mano derecha y otro con dos esmeraldas en su mano izquierda. 

En la entrevista con SEMANA, la primera que da en su vida, niega que esté involucrado con las marchas campesinas en el Catatumbo. Curiosamente, esta revista encontró en una carretera cerca al municipio de La Playa, zona de influencia de Megateo, cinco buses repletos de campesinos que se dirigían hacia Tibú para sumarse a las marchas.

Durante la charla, Megateo acepta con desparpajo que cobra 400.000 pesos por cada kilo de coca en su zona. El dato es significativo porque hasta ahora ningún otro subversivo había aceptado de manera tan clara su participación en el negocio de la droga. Y porque eso equivale a una suma nada despreciable, si se tiene en cuenta que mínimo, según los cálculos de las autoridades, se producen dos toneladas de cocaína en la zona.


¿Por qué habla ahora? En la entrevista menciona el interés que tiene el EPL de buscar diálogo con el gobierno. No se descarta que ese sea su propósito. Una guerrilla perfectamente armada y uniformada, que maneja un discurso ‘revolucionario’, sería su carta de presentación para buscar un espacio en los diálogos de La Habana, a imagen y semejanza de lo que ocurrió con algunos narcos que lograron colarse camuflados como paras en Santa Fe de Ralito. 

SEMANA: Lo que usted llama el EPL son cinco gatos dedicados a ser bandidos y narcos ¿Ustedes son cinco, 20 o 50? 

MEGATEO: No importa el número, pero operamos en muchos lados. Por algo soy un mando regional. Es un proyecto a largo plazo.

SEMANA: Pero la única cabeza visible es usted...

M.: Pero eso es porque el Estado se ensañó conmigo. Ellos callan que la organización existe. Que acepten que les hemos dado duro en la guerra.

SEMANA: Hablemos de la situación del Catatumbo. ¿Cuál es el grado de participación suyo y del EPL en estas movilizaciones campesinas? ¿Es usted el responsable de todo esto como lo dicen los informes de inteligencia que maneja el gobierno?

M.: Nosotros respaldamos cualquier clase de lucha. No estamos liderando esto con esos campesinos. Ellos están allá por sus propias necesidades y no necesitamos infiltrarlos. El Estado dice que yo he amenazado y obligado a los campesinos a que vayan a las marchas y que los he financiado. Es una vil mentira.

SEMANA: El bloqueo se mantiene desde hace más de un mes y para eso se necesita mucha plata. En la zona de las protestas tiene presencia del EPL. ¿Cómo se explica que no tenga nada que ver?

M.: Allá están los campesinos y ellos se colaboran entre sí. La gente allá está llevando del bulto. Eso no quiere decir que nosotros estamos contribuyendo con eso. El gobierno se paró de la mesa y se paró con posiciones radicales y dejó al campesino solo.

SEMANA: Pero en una amplia zona del Catatumbo no se mueve una hoja sin su consentimiento…

M.: Eso es una vil mentira.

SEMANA: ¿Ustedes apoyan la creación de reservas campesinas?

M.: Eso no resuelve las necesidades de los campesinos ni las del pueblo. Es muy limitado. Eso se ha hablado en la mesa de negociación en La Habana. Lo respetamos pero no lo compartimos.

SEMANA: Usted insiste en que no están metidos en las marchas pero las autoridades afirman y tiene indicios de que hay influencia de guerrilla. ¿Si no es el EPL entonces son las Farc y el ELN?

M.: Ahí si no le sabría decir. Lo que hay ahí son campesinos y la necesidad del pueblo. 

SEMANA: Al comienzo de este paro, los campesinos marcharon contra la erradicación de coca. ¿No será que lo que ustedes quieren es pescar en río revuelto y lograr que se siga sembrando coca para que ustedes se lucren del negocio?

M.: El campesino siembra la mata de coca pero no porque quiere sino por necesidad y por el abandono del Estado en esta zona. Si el campesino tuviera otra manera de subsistir no se metía en ese problema. 

SEMANA: ¿Ese no es un pretexto suyo para dedicarse a traquetear?

M.: Nosotros tenemos un prestigio ganado aquí. En esta región somos tres organizaciones y nosotros no escondemos lo que hacemos. Aquí cobramos un impuesto por la droga. Es la manera de financiar la guerra. Cobramos 400.000 pesos por kilo de coca, pero no somos los que recogemos y  los dueños de las cocinas de procesamiento. Como organización cobramos el impuesto de guerra. 


SEMANA: ¿Cuántas  toneladas de coca mueve usted?

M.: Es una zona grande pero no es mucho lo que se recibe. 

SEMANA: Eso es difícil de creer. Esta es una zona fronteriza estratégica como corredor de droga y por acá se mueven, según las autoridades, al mes dos toneladas de coca y usted es el narco al frente de eso.

M.: No es tanta coca. Dicen que yo soy el narcoterrorista que mueve rutas. ¿Usted cree que desde estas montañas puedo mover eso? 

SEMANA: Si un narco va a sacar por esta zona coca hacia Venezuela obligatoriamente se tiene que entender con ustedes y pagarles...

M.: Nosotros lo hemos limitado. Nosotros vendemos el producto aquí. Le hacemos el favor al campesino. Lo recogemos aquí. Lo entregamos aquí y cobramos el impuesto. De ahí en adelante que cada quien haga su ‘güevonada” y nosotros no tenemos nada que ver.

SEMANA: ¿Pero a quién le cobra ese ‘impuesto’?

M.: El impuesto es por  kilo que saca el campesino: por cada kilo que saca nos paga 400.000 pesos.

SEMANA: Eso es básicamente un reconocimiento de que usted es narco...

M.: Pedir un impuesto acá en la zona es una manera de financiar la guerra. Aunque nosotros nos hemos apoyado de otras formas.

SEMANA: Como los secuestros y las extorsiones…

M.: Claro. Y hasta el momento nosotros lo vamos a seguir haciendo. Necesitamos sostener este proceso revolucionario. Con secuestros y con extorsiones vamos bandeándonos.

SEMANA: ¿Cuántos son los ingresos por narcotráfico, extorsión y secuestros que reciben?

M.: Eso son cosas muy pequeñas pero con eso vamos tratando de sobrevivir.

SEMANA: En el Catatumbo hay tres grupos guerrilleros Farc, ELN y EPL. Ustedes son el más pequeño. ¿Cómo explica que esas dos guerrillas no los hayan aniquilado o absorbido? ¿Son aliados o tienen un trato de ‘hagámonos pasito’?

M.: En la zona siempre hemos operado las tres organizaciones. Hemos tenido asperezas pero no son vainas delicadas. Cada grupo está en su propósito y se respeta. Se parte del principio de que cada quien tiene su propia ideología.

SEMANA: ¿Cómo se dividieron el Catatumbo los tres grupos?

M.: No está dividido. Todos estamos en la misma zona. Cada quien crea su propio trabajo.

SEMANA: Pero eso suena aún peor. Si cada grupo cobra ‘impuestos’ y secuestra y extorsiona quiere decir que la gente es víctima por triplicado, por el EPL, las Farc y el ELN…

M.: Ahí cada quien con lo de cada quien. Ellos con lo de ellos y nosotros con lo de nosotros.

SEMANA: ¿Y sus negocios con las bandas criminales en la zona?

M.: Las bandas criminales no han entrado. Esos tipos tienen su propio trabajo y sería muy bajo de nuestra parte tener relación o compartir con ellos cualquier clase de negocios.

SEMANA: ¿No se ve Ejército por aquí?

M.: Acá ha habido operativos. Lo que pasa es que como esta zona no les importa, pues la descuidan.

SEMANA: En 2009 SEMANA reveló unas grabaciones de un coronel de una brigada en donde conversaba con gente el EPL y le ayudaba diciéndole dónde se harían operativos militares. ¿Esas ayudas y relaciones continúan?

M.: Todo el que nos ayuda es bienvenido. Usted sabe que en las fuerzas militares y en el país hay corrupción, y si hay corrupción pues hay cosas que nos llegan en su momento. 

SEMANA: A usted no lo han podido capturar por esa habilidad para corromper ¿Esa ha sido la clave para que usted esté libre y vivo hoy?

M.: Yo lo defino de otra forma. Por un lado está la fuerza militar con mucha gente y mucha tecnología, y a nosotros quien nos ayuda a mantener es el pueblo. Pero la corrupción a veces ayuda.

SEMANA: Hace un mes varios militares activos y retirados fueron capturados en una carretera a la Costa con varios kilos de coca. Esa coca, según la Fiscalía, era suya. ¿Ellos le ayudan también en el transporte de coca?

M.: No era mía. Lo que pasa es que desde hace tiempo las mismas Fuerzas Militares me hacen ver como el ‘súperputas’ y todo lo que pasa en el Catatumbo es Megateo. Toda la coca es mía, todo lo que se pierde soy yo y eso no es así. Yo no escondo la cara por lo de nosotros pero ya es mamón que todo lo que pasa acá tiene que recaer sobre uno.

SEMANA: ¿Por qué no lo han podido capturar o dar de baja?

M.: A mí me han hecho desembarcos en varias ocasiones con diferencias de un mes o mes y medio, con una fuerza militar muy grande, como meterme nueve helicópteros. En el último operativo se me llevaron a mi mujer y se han llevado muchachos, incluso un combatiente nuestro fue extraditado.

SEMANA: Pero ella traficaba y estaba pedida en extradición...

M.: Ella nada tenía que ver. Solo fue porque era mujer mía y por eso la pidieron en extradición. Todo eso hace parte de ese afán de mostrarme como un ‘súperputas’ y darles a los americanos un trofeo. Ofrecen una recompensa por mí de 9.000 millones de pesos.

SEMANA: En abril de 2006 personas corruptas en el DAS le filtraron a usted información sobre una operación en su contra. Y usted, luego, dinamitó y asesinó a los 17 detectives y militares que venían a buscarlo… 

M.: Esa tarea la han calificado como una acción terrorista y un asesinato vil. Los que venían ahí no eran hermanitas de la caridad. Venían personas preparadas con su dotación a dar la pelea. La respuesta fue una acción militar.

SEMANA: Pero eso fue una masacre, eran agentes que iban a capturarlo, y los recibió con una emboscada, con un bombazo y adicionalmente  remataron  a los que sobrevivieron…

M.: Eso lo dicen porque no fue a tiros. Pero esto es una guerra de guerrillas y lo que prevalece es la sorpresa. Nos dimos cuenta desde que llegaron a Ocaña. Fuera de eso descubrimos que el DAS tenía un infiltrado en nuestras filas.

SEMANA: ¿Qué pasó con ese infiltrado?

M.: Se le hizo un consejo de guerra. 

SEMANA: En 2008 lo capturó el DAS. ¿Cómo se fugó?

M.: Eso fue simple. Un hijueputa excamarada de las Farc hizo acuerdos con el DAS para entregarme o darme de baja. Él iba con cinco muchachos en una camioneta Rodeo. Los acompañé a beber y me zamparon algo en el trago. Pero mire las cosas de la vida… Yo ya estaba capturado, en manos de ellos, y en un descuido me les tiré del carro. Fue pura negligencia. 

SEMANA: Usted ha tratado de construir una imagen de Robin Hood en la zona del Catatumbo regalando plata y cosas a la gente...

M.: Eso es mentira. El trato con los campesinos es normal.

SEMANA: ¿Cree que el paro se solucione pronto?

M.: No le veo salida. El presidente ha dicho que no se va a dejar imponer las reservas campesinas. El Estado tiene el Esmad para contrarrestar esto. Pero el campesino se va para sus casas sin solución a seguir arrancando la mata de coca. 

SEMANA: ¿Qué piensa de los diálogos en La Habana?

M.: Vemos que es necesario el diálogo. Pero allá están tratando es la agenda de las Farc. Respetamos eso. Ahora vemos que el ELN ha estado pidiendo pista y el presidente les ha puesto la piedra en el zapato pidiéndoles que antes entreguen a los militares secuestrados y a un canadiense. El ELN ha tratado de ceder, pero no le han parado bolas. Nosotros como EPL también tenemos voluntad de una mesa de diálogo.

SEMANA: ¿Quieren dialogar?

M.: Claro. Hemos mandado dos peticiones al gobierno y este no le ha parado bolas. Hemos propuesto cese de hostilidades y no han querido. Las Farc también lo propusieron y el gobierno no aceptó. Este gobierno no tiene esa voluntad. Santos es un hombre de guerra. Lo demostró siendo ministro y ahora siendo presidente. Al ELN no le ha prestado atención y a nosotros menos. Para que haya paz deben tenerse en cuenta a todas las organizaciones de izquierda.

SEMANA: ¿Qué opina de las propuestas de las Farc en la mesa?

M.: Uno quisiera que esos diálogos sean de cara al pueblo, pero no sabemos qué acuerdos se han hecho allá. Ojalá en esos acuerdos estuvieran el ELN y el EPL para hacer propuestas conjuntas. Nosotros no queremos nada escondido y nos gustaría un diálogo abierto.

SEMANA: ¿No será que a ustedes nos les paran bolas porque son una fuerza irrelevante y narcotizada?

M.: Si fuéramos irrelevantes y si la organización no estuviera pujante ¿por qué esa recompensa de 9.000 millones por mi cabeza? 

SEMANA: Usted es en la actualidad el narco y el delincuente más buscado del país. ¿Qué piensa de eso?

M.: Normal. Digo que se enamoraron de mí y que reconocen que tienen un enemigo.

SEMANA: ¿Niega ser el narcoguerrillero que controla a su antojo el Catatumbo?

M.: Difamación del Estado. 

SEMANA: ¿Por qué le dicen Megateo?

M.: Fue un remoquete que me pusieron en San Calixto, Norte de Santander, de donde soy oriundo. No sé por qué me lo pusieron y no sé qué significa.

SEMANA: ¿Qué piensa de su pedido de extradición? ¿Va aplicar el lema de Pablo Escobar de “prefiero una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos”?

M.: Eso de la extradición es delicado porque es una política del Estado para callar gente y poder legalizar cosas. Es lamentable que lo que aquí se hace se tenga que pagar en Estados Unidos.

SEMANA: La consigna del EPL es “Combatiendo venceremos”. ¿Vencer qué?

M.: Esa es una consigna. Nosotros también queremos el poder.