CRISIS EN VENEZUELA
"Bogotá está inundada de espías, refugiados y complots desde Venezuela"
Dos periodistas extranjeros describieron para Bloomberg Businessweek una ciudad que sería la “Casablanca de los Andes” y un “centro inesperado de refugio y espionaje” surgido de una crisis geopolítica.
La relevancia que ha venido adquiriendo Bogotá no solo como punto de paso y de llegada de buena parte de la diáspora venezolana, sino también como centro de la oposición venezolana que busca por diferentes medios sacar del poder a Nicolás Maduro es el inquietante retrato que dos periodistas de Bloomberg Businessweek plasmaron en un articulo publicado este jueves, bajo el título “Mercenarios, espías y agentes dobles se reúnen en masa en Bogotá”.
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Para los autores es factible la comparación entre Bogotá y la marroquí Casablanca —tanto en la aclamada cinta como en la vida real— que sirvió de punto de paso en la Segunda Guerra Mundial a refugiados que buscaban irse a Lisboa y de allí a Nueva York, de la misma forma que muchos de los venezolanos llegados al país han proseguido su viaje al sur del continente.
El periodista Ezra Fieser, que trabaja desde Bogotá, y el editor sénior de Bloomberg News en Nueva York, Ethan Bronner, muestran en un relato descarnado cómo la capital del país “está inundada de espías, refugiados y complots desde Venezuela”, según las palabras usadas por Bronner en su perfil de Twitter al compartir la historia.
Narran en principio la dura situación de “refugiados venezolanos, cientos de miles de ellos” que “en los últimos dos años se han volcado en esta ciudad” en la que, la mayoría, debe rebuscarse ya sea entregando folletos, vendiendo dulces en un carrito o llevando sobre sus hombros las mochilas naranja de una reconocida firma de domicilios.
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“Las crisis geopolíticas tienden a crear centros inesperados de refugio y espionaje. Durante la Guerra Fría, fue Berlín Occidental; en el escalamiento de la guerra de Irak, la capital jordana Amman. Ahora, la atención del mundo se ha desplazado a Venezuela, una nación cuya población está cerca de la hambruna, incluso cuando se encuentran sobre las mayores reservas de petróleo conocidas del mundo”, se lee.
Tablero
El escrito menciona las fichas de este ajedrez: de un lado, la administración Trump que ha invocado la doctrina Monroe que reclama la supremacía estadounidense en el hemisferio occidental y que ha declarado innegociable la salida del Maduro del poder, además de liderar a más 50 países que apoyan al líder de la oposición Juan Guaidó como presidente interino y han impuesto duras sanciones económicas. Del otro lado, Rusia respondió enviando asesores militares a Caracas. Junto con China, Turquía y Cuba sostienen el régimen así como el comando del ejercito del vecino país.
El artículo describe cómo el antiguo doble agente del MI6 británico Sergei Skripal vino al país para determinar qué hacer ante la creciente presencia rusa, antes de que intentaran envenenarlo en 2018 en Inglaterra, en un sonado episodio que enfrió las relaciones entre Londres y Moscú.
“Con los diplomáticos de EE.UU. retirados de Caracas y con Venezuela apenas funcionando en medio de cortes de energía e hiperinflación, Bogotá se ha convertido en un campo de batalla representativo del conflicto que se vive del otro lado de la frontera”, señala el artículo, que habla de cómo miembros de la unidad venezolana de contrainteligencia, llamada la Sombra, pueden mezclarse entre vendedores de dulces.
“¿Y esos jóvenes con corte militar que se quejan y beben cerveza en un acomodado hotel del norte? Son mercenarios y exoficiales venezolanos que traman su próximo movimiento”, dice la publicación, que reseña cómo el antiguo doble agente del MI6 británico Sergei Skripal vino al país para determinar qué hacer ante la creciente presencia rusa, antes de que intentaran envenenarlo en 2018 en Inglaterra, en un sonado episodio que enfrió las relaciones entre Londres y Moscú.
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Por supuesto, también menciona la visita al país de altos cargos de Washington como el vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado Mike Pompeo, mientras congresistas demócratas como Eliot Angel y Tim Kaine también han hecho presencia.
“Los cubanos han dicho a funcionarios colombianos que están reduciendo su nómina en el país, pero estos han dicho que la realidad es lo contrario. Estados Unidos no está cediendo el campo de juego: su misión en Bogotá, es una de las más grandes del mundo, con 3.000 empleados. Entretanto cada minuto están llegando más venezolanos”, destaca el escrito.
Casablanca
Para los autores es factible la comparación entre Bogotá y la marroquí Casablanca —tanto en la aclamada cinta como en la vida real— que sirvió de punto de paso en la Segunda Guerra Mundial a refugiados que buscaban irse a Lisboa y de allí a Nueva York, de la misma forma que muchos de los venezolanos llegados al país han proseguido su viaje al sur del continente.
Pero esa no es la realidad de todos. Para algunos, Bogotá representa la oportunidad de una nueva vida. Es el caso de Humberto Calderón, exministro de Energía, que asumió la Embajada de Venezuela en Colombia en nombre de la administración Guaidó “que tiene apoyo internacional pero no autoridad real”. “Bajo el control de Maduro, la embajada era poco más que el ‘centro de una operación de recolección de inteligencia’ con cientos de agentes”, dijo Calderón a los periodistas.
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En medio de la “paradoja colombiana, sofisticada y cruda al mismo tiempo” —en recuerdo del desarrollo y de la violencia que aún no cesa—Bogotá ha acogido a los habitantes del país vecino “con gracia y generosidad”, como sucedió con Zair Mundara, exdirector de la oficina de la Fiscalía en Caracas, que huyó a la par de su jefe, la ex fiscal general Luisa Ortega.
El hombre, junto con un pequeño equipo de investigadores abogados, montó una “versión reducida de su oficina en el exilio”. Mundara denunció que mientras caminaba por la ciudad fue seguido por dos vehículos que le cortaron el paso y de los que se bajaron cuatro sujetos que lo llamaron por su nombre. Logró refugiarse en una construcción cercana y desde entonces cuenta com escolta oficial.
Esos movimientos preocupan a las autoridades colombianas “acerca de que la creciente reputación de Bogotá como centro de los complots organizados por opositores venezolanos”.
Entre las historias parecidas de otros refugiados está la del congresista José Manuel Olivares, congresista opositor que tuvo un papel clave en el episodio de la infructuosa entrega de donativos en Cúcuta. Él empezó a recibir fotografías en su WhatsApp enviadas a propósito para que supiera que lo estaban siguiendo y semanas después hombres en bicicleta con acento venezolano lo siguieron y llamaron por su nombre mientras trotaba.
Refugiados
El artículo recuerda que durante su historia Colombia ha recibido poca inmigración y mas bien sus habitantes emigraron a destinos económicamente más prometedores como lo fue Venezuela, hoy la historia es al contrario y, según cifras oficiales, ha recibido una avalancha de 1,2 millones de refugiados del vecino país mas otros 700.000 en tránsito y 500.000 retornados.
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“Si esto sigo por otro año, Venezuela sobrepasará a Siria en la escala de las crisis de refugiados”, sentencia el texto. Felipe Muñoz, gerente de la Presidencia para la frontera con Venezuela, señaló que mientras para un refugiado sirio la ayuda internacional fue de 5.000 dólares por cabeza, para los venezolanos solo hay 300.
También los hay quienes planean golpes de estado, entre ellos varios exmilitares, que suelen tener un bajo perfil y reunirse de vez en cuando para discutir la situación de su país. Uno de ellos, no obstante, se identificó y señaló que ordenó a comercios en Estados Unidos material para espionaje y vigilancia que busca enviar a sus colegas en Caracas.
Esos movimientos preocupan a las autoridades colombianas “acerca de que la creciente reputación de Bogotá como centro de los complots organizados por opositores venezolanos”. Ante ello, quizá, el mayor dolor de cabeza para las autoridades colombianas es la llegada de más de 1.000 miembros de la Guardia Bolivariana tras los hechos del puente fronterizo Francisco de Paula Santander el pasado 23 de febrero, con el temor de que algunos de ellos puedan ser espías o revoltosos.
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Lo complejo de la situación es que si ellos u otros refugiados “dan más problemas”, habría una categorización más entre los “sospechosos habituales: venezolanos”, puntualiza el artículo.