CONMEMORACIÓN

Las dos mujeres que han moldeado el proceso de paz

Mónica Cifuentes y Elena Ambrosi, abogadas y madres, están detrás de todos los acuerdos que se han logrado con las FARC en La Habana.

8 de marzo de 2016
Monica Cifuentes y Elena Ambrosi

Por las manos de ellas han pasado todos los trámites, requerimientos, consultas, asesorías, conceptos, recomendaciones, levantamientos de órdenes de captura, búsqueda de desaparecidos, indultos de guerrilleros y casi todo lo acordado entre el Gobierno y la guerrilla en los puntos de Desarrollo Agrario, Participación Política, Lucha contra drogas ilícitas, Víctimas y Terminación del Conflicto.

Las dos hacen parte de la Oficina del alto comisionado de Paz, su trabajo es tan discreto que nunca aparecen en las cámaras, ni siquiera sus nombres figuran en los documentos o acuerdos elaborados. Sólo los que trabajan con ellas saben que son el pilar del proceso de paz.

Mónica Cifuentes es la directora de la Oficina Jurídica del alto comisionado de Paz desde cuando comenzaron las negociaciones hace más de tres años, es abogada penalista de la Universidad Santo Tomás, con amplia experiencia en políticas públicas de materia criminal, estrategias anticorrupción, políticas de seguridad, defensa y justicia transicional.

Fue directora regional del CTI en Pereira, entre 1993 y 1998, en el auge de la justicia especializada y le tocó enfrentar a los carteles mafiosos y organizaciones delictivas de la época. Trabajó en el Programa Presidencial Anticorrupción, de 1999 al 2004, y en el Ministerio de Defensa, hasta el 2011, donde elaboró la las bases de política de desarme, desmovilización y reintegración a la vida civil de guerrilleros y paramilitares.

Su delicado trabajo lo ha tenido que combinar con el de mamá a la distancia de dos hijos de 12 y de 20 años. Durante todo el proceso de paz ha tenido a su cargo el soporte de las propuestas, las ideas y los asuntos jurídicos. Por su oficina han tenido que pasar todos los comandantes guerrilleros a solucionar su situación legal para poder ser los representantes de la guerrilla en la mesa de conversaciones, allí se hicieron las gestiones para levantar las órdenes de suspensión de capturas y facilitar la negociación, se han hecho las tareas específicas y conceptos para lograr el acuerdo de la Jurisdicción Especial para la Paz.  

Mónica Cifuentes también hace parte de la Subcomisión del Fin del Conflicto, donde maneja los procesos de justicia transicional, la dejación de armas, el tránsito a la legalidad de las FARC y todas las diligencias de reincorporación a la vida civil de los desmovilizados.

“Tengo la responsabilidad de construir la confianza entre las partes, he estado al frente del acuerdo de desaparecidos, de los indultos y del estudio de la situación jurídica de los miembros de las FARC privados de la libertad. El tema de los desaparecidos es fundamental porque al final del conflicto debemos tener la capacidad de entregarles a estas familias los restos de quienes murieron en una operación legítima en combate, de los secuestrados, de los civiles, todas esas familias necesitan encontrar la paz, pasar la página, mirar al futuro para sanar las heridas“, señala Cifuentes. Añade que lo más difícil de las negociaciones ha sido el punto 5, sobre Victimas, la discusión sobre la Comisión de la Verdad y el acuerdo de la Jurisdicción Especial para la Paz.

Helena Ambrosi tiene 36 años, es abogada de la Universidad de los Andes, especializada en Derecho Internacional Humanitario y en Relaciones Internacionales; fue asesora y directora de derechos humanos del Viceministerio de Defensa y actualmente es la directora temática de la Oficina del alto comisionado de Paz. “Al día siguiente de terminar mi labor en el ministerio vine a mi primer viaje a la Habana, en la etapa exploratoria, cumplí cuatro años de estar viniendo a Cuba apoyando a la delegación del Gobierno”, dice con orgullo. 

Sobre esta mujer, ha estado durante cuatro años el peso de todo el soporte para el desarrollo y el éxito de los cinco puntos de la agenda de paz que han sido discutidos hasta el momento. ”Preparamos todos los documentos  para los plenipotenciarios del Gobierno y la base inicial de las propuestas que se discuten en la mesa”, señala sin aspavientos.

También ha tenido que relegar su papel de mamá, y eso ha sido lo más difícil que ha tenido que enfrentar, dejar a sus hijos cuando tenían 2 y 7 años por cumplir una tarea para la paz. Considera que la conformación de la subcomisión de género en la mesa de La Habana fue una gran decisión histórica que respondió a un reclamo de las mujeres colombianas que “sentían que había una baja representación femenina y por eso la preocupación de cuál debería ser el enfoque de género de los acuerdos.”

Acota que lo más importante que ha logrado en su papel en el proceso de paz son las más de 120 páginas que llevan escritas conjuntamente con los delegados de la guerrilla, “sin mediación de nadie, ajustando términos y buscando puntos medios, también discutiendo posiciones, el legado está en esas páginas porque en la mayoría de los procesos de paz siempre ha habido un mediador que redacta los acuerdos, y en este se refleja el lenguaje del Gobierno y de las FARC”.

Helena dice que han sido muchos los momentos difíciles de las negociaciones, pero recuerda uno especialmente. “Cuando estábamos negociando la agenda en la etapa exploratoria hubo mucha tensión, casi hasta el rompimiento, pero se solucionó”, de todos modos más allá de las obstáculos de su trabajo, lo más complicado para ella ha sido tener que dejar a sus hijos en Colombia al cuidado de otras personas.

Es hora de volver a casa

Mónica y Helena ansían que pronto se pueda lograr la firma de un acuerdo final, pero saben que todavía hay mucho por hacer y en sus manos está gran parte de esa responsabilidad, como del resto de mujeres que componen la delegación del Gobierno. ”La negociación la hacen cantidad de personas anónimas que trabajamos como hormiguitas para que esto sea una realidad, más del 70 % somos mujeres”, acota Mónica.

Cree que ya es hora de terminar y lograr paz, han sido años de sacrificios junto a sus hijos para sacar adelante el proceso de paz, “pero ese es el legado que le vamos a dejar al país para crear una mejor Colombia, nos falta el punto 3, del Fin del Conflicto, afinar los temas de las zonas de ubicación y la dejación de armas y  concluir el punto seis para la implementación, verificación y refrendación de los acuerdos”.

Elena espera que la paz llegué a Colombia y que cuando sus hijos y nietos le pregunten por lo que ella hizo, “se va a pintar como una heroína para justificar la ausencia y haberlos dejado tanto tiempo solos.”

La historia dirá que detrás del proceso de paz estuvieron muchas personas anónimas, pero Mónica Cifuentes y Elena Ambrosi tendrán que ser reconocidas como las dos mujeres arquitectas del proceso de paz en Colombia.