NACIÓN

Martínez promete una Fiscalía sin "miramientos políticos"

La posesión de la nueva cabeza del ente investigador tuvo lugar este lunes en la Presidencia. Juan Manuel Santos aseguró que Colombia tendrá un fiscal "de lujo".

1 de agosto de 2016
| Foto: Guillermo Torres

En el tradicional Salón Gobelinos de la Presidencia de la República más de un centenar de autoridades se agolpaban para presenciar lo que muchos en la justicia consideran el cambio de una era. A las 11:00 a. m. Néstor Humberto Martínez tomó su juramento y se posesionó como el nuevo fiscal general de la Nación en reemplazo de Eduardo Montealegre

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El presidente comenzó su discurso resaltando el papel de la Fiscalía, una entidad que creó la Constitución de 1991, que este año conmemora su 25o. aniversario. Aseguró que estaba "contento" de posesionar a Martínez, quien cuenta con las mejores condiciones para desempeñar el cargo con probidad.

Santos comenzó reiterando que el proceso en el que Martínez había sido elegido fue transparente. Como se recordará, el presidente fue ampliamente criticado por haber lanzado un proceso público en el que se inscribieron cerca de 150 aspirantes y en el que finalmente ganó Martínez, quien siempre fue el favorito. 

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El presidente no ahorró elogios para el nuevo jefe del ente acusador. Aseguró que será un fiscal "de lujo" pues es un "abogado brillante" con una gran "capacidad de trabajo" y quién siempre puede dar un "consejo oportuno".

El primer mandatario aprovechó para hacer algunas reflexiones sobre la justicia. Dijo que la Fiscalía debería buscar ser racional en el uso de la pena y la detención preventiva. También manifestó que su trabajo era perseguir a los eslabones más fuertes del crimen. 

Obviamente, aprovechó para hablar de la justicia transicional y, retomando las palabras de Martínez cuando fue elegido, aseguró que esta sería la Fiscalía del "posconflicto".

Por último, concluyó que se sentía feliz de la llegada de Martínez a la Fiscalía porque estaba seguro de que "es un hombre al que no se le subirá el poder a la cabeza" y no utilizaría esa entidad como una plataforma para llegar a la Presidencia. 

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Inmediatamente después, Martínez tomó la palabra y señaló que llegar a la Fiscalía era "un sueño". Comenzó sus palabras con un análisis de la situación del sistema penal acusatorio. 

Aseguró que se necesita una política criminal eficaz. Por ejemplo, subrayó que el sistema penal produce 51.000 sentencias, apenas el 6 % de las noticias criminales que se registraron en la Fiscalía.

Uno de los problemas que resaltó es que la falta de confianza en la justicia hace que muchos colombianos no denuncien. Contó que en el país se roban al año 1,2 millones celulares, pero la Fiscalía recibió solo 4.000 denuncias. 

Las cifras que entregó en su intervención no son nada alentadoras. Según dijo, la impunidad en Colombia ronda por el 99 %. El país ocupa el tercer lugar mundial en ese tema, después de Filipinas y México. 

Martínez no se refirió a Eduardo Montealegre explícitamente, pero si envió unos mensajes importantes de que en el búnker todo va a cambiar. Por ejemplo, recordó que en los últimos años la reestructuración de la Fiscalía hizo que se aumentara el presupuesto en 60 % y hoy la entidad tiene 26.000 funcionarios. 

Aclaró que se venía una reingeniería y mencionó las dos ‘banderas‘ de la anterior administración: la priorización y la Unidad de Contexto. Así aseguró que tal como había dicho en su discurso en la Corte Suprema, la Fiscalía sería el proyecto de gerencia pública más ambicioso del Estado. 

El nuevo fiscal hizo una reflexión en relación con la incoherencia del sistema penal. Aseguró que había muchas escuelas de derecho imperantes que a veces resultaban contradictorias. Por ejemplo, la que busca penalizar todas las conductas y las que piden que la cárcel no sea la única solución a los problemas sociales. 

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Martínez recalcó la importancia de luchar contra la corrupción porque "está socavando los cimientos de nuestra institucionalidad". Y agregó que estudios demuestran que esta puede llegar a costarle al país cuatro puntos de su PIB.

El nuevo fiscal dio un dato en ese aspecto: por esos delitos apenas existen 1.600 condenas en los últimos años, que corresponden al 2 % de las denuncias. Calificó esto como un "cáncer" y aseguró que si tiene éxito en su trabajo eso significaría un ahorro de casi una reforma tributaria. 

Al final cerró su discurso prometiendo que su Fiscalía "no tendría miramientos políticos ni pasiones en el alma".