LA MACARENA
No hay fosa común con 2.000 cuerpos, pero sí preocupantes omisiones: ONU
Una investigación que hizo el organismo internacional descartó la existencia de esa fosa, pero encontró preocupantes faltas en la información sobre 446 casos de muertes reportadas como bajas en combate.
Después de escuchar denuncias sobre una supuesta fosa común con 2.000 cuerpos en el cementerio de La Macarena (Meta), funcionarios de Naciones Unidas hicieron las averiguaciones del caso.
Supuestamente, las personas enterradas en aquella fosa eran víctimas de ejecuciones por parte de militares que los presentaron como guerrilleros muertos en combate.
Finalmente, la ONU concluyó que “la observación no ha encontrado evidencias de la existencia de cuerpos enterrados clandestinamente en el lugar, ni de enterramientos colectivos en fosas comunes. Tampoco ha sido posible hallar elementos de convicción que respalden la posible existencia de aproximadamente 2.000 personas no identificadas enterradas en el cementerio”.
Con esto, el organismo internacional descarta la magnitud de la denuncia, hecha incluso por medios internacionales.
Sin embargo, en la investigación la ONU encontró una situación que no deja de ser preocupante: en cambio de una fosa gigante con tal cantidad de cuerpos, lo que hay en el cementerio de La Macarena son 446 personas enterradas como no identificadas y por separado.
Llegaron allí entre marzo de 2002 y junio de 2010, después de haber sido presentadas por militares como muertes en combate. Esta cifra, según explica la ONU, fue la más confiable y se basó en el registro de necropsias del Centro de Atención Médica de La Macarena.
“Estos cadáveres provienen de los municipios donde opera la Fuerza de Tarea Conjunta Omega en los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare”, aclara el informe. Esa unidad militar reportó ante el Ministerio de Defensa 1.417 muertes en combate entre 2004 y 2008. De éstas, puede haber 613 enterradas en La Macarena (446 están como NN) y falta conocer dónde están las otras 804 personas reportadas como muertas en combate.
Los registros y los controles sobre esas muertes “han sido deficientes”, según dice en el documento la ONU. Esta falta de rigurosidad en la información sobre las muertes reportadas por el Ejército preocupa al organismo internacional, pues les quita transparencia a las actuaciones de los militares.
“Además, la Oficina identificó omisiones en el cuidado y el manejo de los cuerpos que no corresponden con la normativa del derecho internacional humanitario”, dice la ONU.
Las normas internacionales dicen que cuando hay muertos en combate, el Estado tiene que averiguar las circunstancias de su muerte y entregarles esa información a sus parientes. También exige identificar a los muertos, registrar toda la información disponible, señalar la ubicación de las tumbas y devolver sus objetos personales a sus familiares. “El conjunto de la información recabada permite deducir que estas exigencias no se han seguido a cabalidad” en los muertos enterrados en La Macarena, se lee en el informe de Naciones Unidas.
La ONU encontró que entre 2002 y 2007, la diligencia de inspección de cadáveres de las personas reportadas como muertas en combate por la fuerza pública no se realizó en el lugar donde ocurrieron los hechos. Tampoco se hicieron visitas a esos sitios por parte de expertos forenses.
“Estas circunstancias pudieron facilitar la comisión de violaciones de los derechos humanos e infracciones del derecho internacional humanitario, entre ellas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas”, advierte el organismo internacional.
La labor le corresponde a la Fiscalía, que tendrá que determinar si aquellas personas fueron reportadas como desaparecidas y cómo ocurrieron sus muertes.
Lea el informe completo.