BOGOTÁ

Otra víctima fatal del paseo de la muerte en la Capital

Sedy Vera, de 62 años, murió en el Hospital San Ignacio después de esperar cinco horas que lo atendieran por urgencias. Ya había ido a las Clínicas Colsubsidio y Marly, donde no quisieron atenderlo.

25 de septiembre de 2015
| Foto: Archivo particular

Las horas pasaban y Sedy Vera no conseguía que lo atendieran. Deambulaba de un lado a otro en busca de alguna clínica que le prestara atención a su fuerte dolor abdominal.

Eran las 2:00 p. m. de este jueves 24 de septiembre y Vera acudió con su esposa, Herlinda Santana, a un médico particular. Sin embargo, no logró saber qué le pasaba. El médico le pidió que fuera por urgencias a un centro de salud porque, según él, estaba muy grave.

Ante el desespero, salió a la Clínica Colsubsidio, uno de los centros de salud más cercanos a su residencia. Pero tampoco logró nada. “Allá no quisieron atender porque era un paciente mayor de 22 años”, contó su hija Eliana Vera a Semana.com.

El dolor era cada vez más insoportable. Vera salió, decepcionado, en busca de otro centro de salud. Llegó a la Clínica Marly. Sin embargo, su cara de angustia y sus quejas no sirvieron de nada. La respuesta por parte de los trabajadores fue aun más  desalentadora: Marly no tiene convenio con Famisanar. Se trata de la EPS que Vera  pagaba.

Después de recorrer tres lugares en los que él y su esposa no consiguieron nada, a las 5:00 p. m. llegaron al Hospital San Ignacio de la Universidad Javeriana. Su última opción.

Una enfermera le tomó, en menos de cinco minutos, los signos vitales. Él le manifestó que tenía un fuerte dolor abdominal, pero, al parecer, la servidora de salud no le vio mucha importancia. “Le dijo que esperara, como los demás pacientes”, contó su hija.

Y aunque Vera y su esposa entendían que debían aguardar hasta que llegara su turno, el dolor no daba espera. Pasaban las horas y el hombre, poco a poco, se sentía sin aire. El sufrimiento era cada vez mayor. Y aunque Herlinda, desesperada, suplicaba atención inmediata, no lograba nada.

Eran las 10:00 p. m. y Sedy no aguantaba más. Se paró en la puerta de las urgencias del Hospital San Ignacio y, con una mirada desvariada, cayó al suelo. Vera murió.

Su esposa gritó decepcionada, humillada, adolorida. Unos enfermeros llegaron e instalaron a Vera en una silla de ruedas. “Mi papá estaba morado. Lo tocaron y nos dijeron que estaba sin signos vitales. Así fue como ellos se enfrentan en el día a día a estas situaciones, no les importó y lo dijeron como si nada”, narra Eliana.

Cuando la esposa de Vera pensaba que nada podía estar peor, a las 12:20 a. m. de este viernes 25 de septiembre, unos enfermeros en la sala de urgencia hicieron un llamado por altavoz: “Por favor, el señor Sedy Vera pasar al consultorio”.

“Ni siquiera sabían que mi papá ya estaba muerto. ¿Puede haber algo más humillante que esto? El paseo de la muerte existe, uno se da cuenta que esto ocurre, cuando le pasa a uno. No es posible que mi papá se muriera en la sala de urgencias”, expresa Eliana, adolorida.

Frente a esto, Julio César Castellanos, director del Hospital San Ignacio, aseguró a Blu Radio que no hubo negligencia en la atención. Para él, las razones son dos. Primero, porque en el momento en que entró el paciente había más de 150 personas en urgencias que también esperaban atención médica. Segundo, porque de acuerdo con la primera valoración que le hicieron a Sedy, el caso “no implicaba gravedad”. Y aunque lamentó la muerte del paciente, expresó que lo iban a investigar el asunto.

Sin embargo, para las tres hijas de Vera y para Herlinda, su esposa, nada justifica lo que ocurrió. Por eso, después de que salga el dictamen de medicina legal que especifique qué tenía su padre, ellas demandarán al Hospital.

“Mi papá ya está muerto. Y murió esperando que lo atendieran. Espero que el caso de mi papá sirva para algo, para que este país reaccione. Es imposible que se siga muriendo la gente en las salas de urgencias. No pueden ocurrir más los paseos de la muerte”, remató Eliana.

Un aberrante caso más de la crisis de salud que vive el país en detrimento de los colombianos. Lo más  terrible es que pasan los años, y las tragedias, y nada cambia.