Orden Público

Pasos de animal grande

Un puñado de nuevos capos de la mafia, unidos a viejos paramilitares, están armando poderosos ejércitos que pueden poner en jaque la seguridad democrática.

9 de febrero de 2008, 12:00 a. m.
Estos cuatro hombres son las figuras visibles de los nuevos grupos narcotraficantes que hoy actúan en la Costa, Antioquia, Valle y los Llanos. No les basta con el negocio de la coca. Quieren controlar parte del territorio nacional y por eso están armando poderosos ejércitos. Están reclutando desmovilizados de las AUC en todas partes

Si algo le reconocen tirios y troyanos al presidente Álvaro Uribe son los logros en seguridad, y lo que ha significado la desmovilización de los paramilitares. La mano dura con la que ha manejado la seguridad le ha permitido exhibir éxitos militares contra las Farc tan importantes como el ataque al campamento del 'Negro Acacio', en lo más profundo de las selvas del Vaupés; o la captura del gran capo del narcotráfico Diego Montoya 'Don Diego', en una zona del Valle que estaba bajo el control de su ejército privado. La desmovilización de los paramilitares, a pesar de las críticas que ha recibido, alivió la violencia en muchas zonas y sirvió para que los jefes de las autodefensas, a su vez importantes capos de la mafia, terminaran en la cárcel, sometidos a la ley. Pero aún no se han terminado de saborear estos triunfos cuando una amenaza muy poderosa se cocina en casi todo el país, que es la consecuencia directa de los cabos sueltos que dejó el proceso de Ralito.

Las alarmas ya estaban encendidas desde el año pasado por el incremento de los homicidios selectivos, los descuartizamientos que revelan venganzas de la mafia, el reclutamiento de niños sicarios y desmovilizados, y la nueva presencia de grupos fuertemente armados en zonas como Urabá, Córdoba, Medellín, Santa Marta, Pereira y Cúcuta. Sin embargo, el asesinato en Venezuela del capo de capos, Wilber Varela, más conocido como 'Jabón', hace dos semanas, fue el toque de campana que demuestra que el gobierno no enfrenta sólo una disputa de mandos medios del narcotráfico, sino que silenciosamente se está configurando una poderosa y muy peligrosa amenaza para la seguridad democrática.

Al capo Varela lo asesinaron sus propios hombres, en una sofisticada alianza entre diversos sectores de las mafias colombiana y venezolana. Este crimen no es un acto de simples sicarios, sino de hombres que conocen a fondo el bajo mundo de las drogas, y que también se han fogueado en la guerra, con los ejércitos paramilitares.

El nuevo enemigo es un monstruo de dos cabezas: tiene la ambición desmedida de los mafiosos, y la crueldad sin límites de los paras. Su rastro de sangre se siente en varias zonas del país donde están dispuestos a matar a quien sea con tal de mantener el control del territorio y las rutas. Tienen desde ejércitos hasta oficinas de cobro. Corrompen lo que esté a su paso, desde policías y soldados, hasta políticos y fiscales. Quieren convertirse en un proyecto nacional y poner en jaque a las autoridades.

Los nombres de los nuevos capos ya se empiezan a ver impresos en las primeras páginas de los periódicos. Los 'Mellizos', 'Don Mario', 'Capachivo', y el 'Loco' Barrera son apenas los más destacados.



Los 'Mellizos'

Los hermanos Miguel Ángel y Víctor Mejía Múnera, los 'Mellizos', son dos reconocidos jefes mafiosos que habían logrado camuflarse durante tres años como paramilitares llegando a ser incluso parte del grupo de negociadores en Ralito. Se convirtieron en disidentes del proceso cuando el gobierno los obligó a ir a la cárcel y, junto a Vicente Castaño, optaron por el camino del rearme y por copar los territorios que habían dejado libres los otros paras. Algunos los compraron, como Cesar y la Sierra Nevada de Santa Marta. Otros, los lograron a sangre y fuego, como en los Llanos Orientales. A punta de dinero y plomo se convirtieron en los capos más importantes del país. Las autoridades calculan que hoy pueden tener entre 600 y 1.000 hombres en armas, constituidos como una especie de ejército paramilitar en la Costa.

Los 'Mellizos' lograron convertirse en una de las organizaciones más fuertes porque aplicaron una vieja estrategia de la mafia: ofrecerles a las bandas criminales más conocidas como Águilas Negras, que trabajaran con ellos a las buenas, o los acababan a las malas. Eso desató una violencia en el bajo mundo que tuvo impacto sobre todo en Santa Marta, donde en julio del año pasado, masacraron a cinco miembros de las Águilas Negras que se rehusaron a trabajar con ellos, y en Cúcuta, donde al parecer mataron al jefe de estas bandas, y se apropiaron de casi todo Norte de Santander.

Los hermanos Mejía Múnera manejan las rutas más codiciadas del narcotráfico, que son las salidas al mar de la Sierra Nevada, y dos rutas por Venezuela: Norte de Santander y Arauca. Como si fuera poco, se están disputando el Golfo de Urabá, que es la joya de la corona del narcotráfico, con el otro gran capo emergente conocido como 'Don Mario'.

'Don Mario'

Daniel Rendón, 'Don Mario, es el hermano de el 'Alemán', quien era el jefe paramilitar de Urabá. Oriundo de Amalfi, Antioquia, 'Don Mario' era un viejo amigo de los hermanos Castaño Gil, y durante mucho tiempo fue un hombre de confianza de Vicente Castaño. 'Don Mario' tuvo alguna importancia dentro de la estructura paramilitar de los Llanos Orientales, al lado de Miguel Arroyave. Pero nunca se desmovilizó. En 2004, emigró de nuevo a Urabá, donde se dedicó completamente al narcotráfico. En cuestión de sólo tres años se convirtió en la cabeza de uno de los carteles más importantes del país. Hizo una alianza con 'Macaco', quien hoy está en cárcel de Cómbita, y con el recién asesinado narcotraficante Wílber Varela. Lo que en principio era una unión alrededor del negocio de la coca, terminó convertido en una alianza militar para frenar la expansión de los 'Mellizos' en Urabá, y el resto del país. A esta disputa se le atribuye la crisis de violencia que vive el departamento de Córdoba. En lo que va corrido del año, en esta región ha habido 78 homicidios cometidos por sicarios y que se le atribuyen al ajuste de cuentas entre narcos. Al parecer, los 'Mellizos' tienen el apoyo de otro grupo conocido como Los Paisas, al que se le atribuye relación con otro jefe paramilitar detenido. Uno de los municipios más afectados por esta guerra es Tierralta, donde se hicieron los diálogos entre el gobierno y las AUC. Y gran parte de los muertos son desmovilizados.

En las últimas semanas la persecución contra 'Don Mario' se ha hecho más intensa. El general Óscar Naranjo anunció el viernes la creación de dos grupos elite para lograr su captura, y se ofrece una millonaria recompensa para quienes revelen su paradero. La Policía ha encontrado caletas con fusiles, lanzagranadas, explosivos y material militar que prueban que 'Don Mario' se prepara para la guerra. Una guerra que también involucra a Antioquia. Urabá está prácticamente tomada por los hombres de 'Don Mario', que también se enfrentan a los 'Paisas'. En la región han ocurrido 46 en lo que va corrido del año, es decir, uno cada día, muchos de los cuales son fruto de esta disputa. Las autoridades calculan que este capo tiene bajo su mando un ejército de 600 hombres, y domina las rutas del narcotráfico del Caribe.

A 'Don Mario' se le ha convertido en una obsesión el dominio de Medellín, después de que el poder de 'Don Berna' ha menguado, con su detención. Junto a 'Macaco' está reclutando desmovilizados e inyectándole nueva vida a la temida oficina de Envigado. Esta organización criminal, ya legendaria, controla una inmensa red de lavado de activos en juegos de azar, casinos, máquinas tragamonedas, el contrabando y la piratería. Su entrada a la ciudad ha dejado una estela de sangre. Sólo en enero, se han incrementado en 19 por ciento los homicidios en la ciudad.


El 'Loco Barrera'

Pero si 'Don Mario' y 'Macaco' han ganado varias guerras en el norte del país, no les fue tan bien en años pasados cuando intentaron controlar los Llanos Orientales y fueron derrotados por otro poderoso narco: Daniel, el 'Loco Barrera'. Un ex raspachín del Guaviare, que rápidamente ascendió en la cadena del narcotráfico gracias a su alianza con los frentes X y XVI de las Farc. Para finales de los años 90, era el principal intermediario de la guerrilla en el oriente del país. Su dominio de las rutas hacia Venezuela, por el río Meta, y aéreas, lo convirtieron también en una pieza clave para los paramilitares y los narcos. Fue el verdadero poder detrás de reconocidos paras en los Llanos como Miguel Arroyave. Desde entonces, junto con alias 'Cuchillo', conformó una poderosa alianza que hoy tiene cerca de 1.200 hombres. Entre 2006 y 2007 'Macaco' y 'Don Mario' intentaron disputarle las rutas aéreas del Vichada, las fluviales de Meta, y las terrestres de todo el oriente. El 'Loco Barrera' prácticamente aniquiló gran parte del grupo de más de 200 hombres que 'Don Mario' y 'Macaco' enviaron a disputarle el poder en el llano. Los que no fueron asesinados en la guerra cayeron en manos de las autoridades.

El área de influencia de Barrera se extiende desde Bogotá hasta la frontera con Venezuela. Incluso la disputa por las rutas del vecino país habría sido el motivo para que Barrera estuviese involucrado en el reciente asesinato de Wílber Varela, su otrora socio.

'Capachivo' y 'Combatiente'

Estos dos son los herederos de los capos del norte del Valle, 'Don Diego' y Varela, respectivamente. El nombre de 'Capachivo' salió a la luz pública a raíz de la masacre de Jamundí, como segundo al mando de la organización de 'Don Diego', y como el verdadero artífice de la infiltración de la mafia en el Ejército del Valle. Una vez capturado su jefe, y a punto de consumarse su extradición, este hombre es considerado el nuevo capo del norte del Valle. A pesar de que el ejército privado bajo su mando, conocido como los 'Machos', está prácticamente desarticulado, 'Capachivo' ha logrado eludir a la Policía, a la DEA y a la Fiscalía que lo buscan como aguja en un pajar. Para protegerse ha recurrido al reclutamiento masivo de ex combatientes de las AUC, especialmente en Buenaventura. Ahora se hacen llamar Fuerzas Especiales de las Águilas Negras. Su dominio de las rutas de la coca que salen por el océano Pacífico lo hace uno de los hombres más importantes de la mafia. Su disputa con Varela se había recrudecido a finales del año pasado, en el Cañón de Garrapatas. Ahora, muerto Varela, tendrá que enfrentarse a su sucesor, un hombre conocido como 'Combatiente', quien está al mando del otro gran ejército privado del norte del Valle, que son los 'Rastrojos'.


¿Para dónde va este fenómeno?

Justo cuando el gobierno pensaba que la era de los grandes carteles de la droga había llegado a su fin, y que lo que existía eran pequeñas organizaciones conocidas como baby carteles, la realidad está demostrando lo contrario. La fusión perversa entre estos pequeños grupos, más la emergencia de bandas criminales a granel, que ofrecen sus servicios de pistoleros, sumado además a la experiencia propiamente de sectores de las autodefensas rearmados, han hecho que hoy el gobierno se enfrente a organizaciones fuertes, muy armadas, y con tanto que dinero que nadie calcula cuánto puede ser. Esto se veía venir desde cuando la negociación de Ralito, concentrada sólo en la entrega de armas y en encarcelar a un puñado de jefes paramilitares, no fue capaz de desarticular las verdaderas estructuras que les servían de sostén a las AUC, y que estaban en manos de mandos medios dedicados al narcotráfico. Ahora el escenario es peor que antes, pues los nuevos capos, con todo su bagaje criminal, intentan convertirse en organizaciones nacionales capaces de poner en jaque a las instituciones.

Hasta ahora la Policía y la Fiscalía han hecho lo que ha estado a su alcance, con los recursos que poseen. Pero el gobierno nacional no parece haber tomado aún suficiente conciencia de que no se enfrenta sólo a un fenómeno residual de las autodefensas, ni a inexpertos capos emergentes. Estas no son organizaciones movidas por ningún interés contrainsurgente. Su único motor es el dinero, y en ese contexto, no tienen problemas en hacer alianzas con otros grupos que se dedican al narcotráfico, incluida la guerrilla.

Durante la desmovilización de los paramilitares muchas voces en los medios de comunicación y en el Congreso le pidieron al gobierno una política criminal que evitara el surgimiento de fenómenos como el que se está viendo. No se hizo en su momento. Sin embargo, la bola de nieve sigue creciendo. ¿Hay todavía tiempo de frenar esta ola de violencia que se extiende por todo el país? El gobierno parece haber empezado a entender, en el caso de Córdoba, que el problema es muy grave y requiere soluciones extraordinarias. De lo contrario, la seguridad democrática, que tanto réditos le ha dado al gobierno, tendrá en estos nuevos grupos su mayor talón de Aquiles.