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Timochenko se comprometió al cese al fuego definitivo este domingo. | Foto: Fotomontaje SEMANA

PAZ

Colombia despierta sin guerra con las FARC

Desde las 00:00 horas de este lunes, el Gobierno y las FARC dieron inicio al esperado cese al fuego bilateral y definitivo.

28 de agosto de 2016

Las armas de las FARC, que sembraron miedo durante 52 años, quedaron en silencio a partir de la medianoche. A las 00:00 de este lunes 29 de agosto, el conflicto armado con esta guerrilla, la más antigua del continente, llegó a su fin.

Comenzó así el esperado cese al fuego bilateral y definitivo, decretado desde el pasado jueves por el presidente Juan Manuel Santos, y reconfirmado este domingo cuando el máximo jefe de las FARC dio la misma orden a sus casi 8.000 hombres armados.

"En mi condición de comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP ordeno a todos nuestros mandos, a todas nuestras unidades, a todos y cada uno de nuestros y nuestras combatientes a cesar el fuego y las hostilidades de manera definitiva contra el Estado colombiano a partir de las 24.00 horas de la noche de hoy".

Al pronunciar esas palabras, desde La Habana, Rodrigo Londoño Echeverry, alias ‘Timoleón Jiménez’, pasó a la historia como el comandante de las FARC que dio la orden de silenciar los fusiles, el paso más crucial hacia la paz en Colombia tras cinco décadas de conflicto.

No es la primera vez que un comandante de las FARC pronuncia esta orden. El 28 de marzo de 1984 el gobierno de Belisario Betancur acordó un cese al fuego y una tregua con este movimiento subversivo. Manuel Marulanda Vélez, ‘Tirofijo’, dio la orden que empezó a cumplirse dos meses después, el 28 de mayo, fecha que coincidía con el aniversario de su fundación. Solo se hizo efectivo hasta el primero de diciembre del mismo año.

Fueron los acuerdos de cese al fuego de La Uribe, donde se creó la Unión Patriótica (UP), un movimiento que en teoría permitiría la reinserción a la vida civil de las FARC. El cese se terminó en 1986, por la persecución a miembros de la UP, y tras una emboscada liderada por el Mono Jojoy en el Caquetá.

Durante el actual proceso de paz, las FARC decretaron a sus tropas la suspensión de acciones violentas hasta en cinco oportunidades.

El 15 de diciembre de 2013, las FARC anunciaron una tregua navideña que se extendió por 30 días, y el 17 de mayo de 2014 anunciaron un cese al fuego para no incidir en las elecciones presidenciales, con lo que dejaron atrás su vieja estrategia de boicotear con acciones armadas los procesos electorales.

Volvieron a anunciar una tregua el 17 de diciembre del 2014, que se extendió por cinco meses, hasta que fue suspendida tras la masacre de la guerrilla a los once militares en el Cauca, y la orden del Gobierno de reactivar los bombardeos a los campamentos de las FARC.

Pero el 20 de julio del año pasado, en épocas críticas de las negociaciones, decretaron otra tregua unilateral que no solo sirvió para reencausar el proceso de La Habana, sino que prácticamente desde entonces las acciones bélicas se redujeron a su mínimo en toda la historia.

El pasado 23 de junio, el “último día de la guerra”, como lo definió Timoleón Jiménez, las FARC pusieron sobre la mesa su voluntad de dejar los fusiles y poner fin a su historia guerrillera, para dar paso a una organización política legal y dentro de la democracia colombiana.

Con la entrada en vigor del alto el fuego quedan pendientes otros pasos del proceso, como la décima conferencia de las FARC, en la que renunciarán a la lucha armada y decidirán su transformación en partido político, que se realizará del 13 al 19 de septiembre en el sur del país.

Igualmente falta la firma protocolaria del acuerdo de paz, en un lugar y fecha por definir, pero que será entre el 20 y el 26 de septiembre, y el plebiscito del 2 de octubre en el que los colombianos dirán en las urnas si aprueban o no lo acordado.

Completados esos pasos, en un plazo de seis meses, es decir en marzo del año próximo, deberá estar concluida la desmovilización de las FARC y los colombianos podrán entrar definitivamente en una era de paz y de posconflicto.